Buenas,
Pues
nada, otro rolato de Symbaroum Salvaje. La segunda y parte final de “La Fiebre
de la Caza”. Como es una aventura oficial (viene en el suplemento Aventuras
Volumen 2), si vas a jugarla como jugador, no sigas leyendo si no quieres
destriparte todo...
Este
“rolato” vuelve a hacerlo Antonio desde el punto de vista de Vadakh, así cierra
el arco y es el ambrio, nuevo en el grupo, es el que “rolata” ambas partes de
esta aventura.
...
... ...
PRÓLOGO
“Evita las laderas de la Cresta Cripta: allí
descansa Grabaldo en su letargo.
No debe ser molestado.
No menciones a la Caminante de Aguablanca por su
nombre,
pues responderá a tu llamada con fuerza.
Nunca consumas las frutas primaverales de la Campana
Roja:
su néctar está manchado y su semilla corrompe.
Nunca bebas el agua donde se refleje el arcoíris:
agrava la sed y te hace enfermar.
No escuches el canto que salga de gargantas
invisibles:
es una advertencia, no una llamada”.
...
... ...
Las
cuatro palabras que crucé con Handelo me dejó unas buenas sensaciones, una
lástima, intentaremos ayudar a Cara de Plata con este incidente, dudo que sea
por alguna rencilla personal, lo más probable es que viese algo que no debía,
que aquí no se me ocurre que pudo ser, o fuese algún otro competidor por llegar
al corazón de la colina y sus tesoros.
Medito
en ello, mientras en la mesa del 5:2 nos ponemos al día.
Tanto
Bartelom como Dakeyras cuentan lo que han averiguado, muerto por un cuchillo
aún caliente, quizá mágicamente quizá mediante algún polvo alquímico, pero en
Esperanza de Salindra solo hay una persona a la que los trabajadores se
refirieron como “el maestro del fuego”, y por lo poco que hemos visto Sikander
no da buenas sensaciones. Tendremos que estar atentos. Por otra parte, al
parecer Handelo no era Handelo, si no un nigromante, un sirviente de los
Señores Oscuros de Lyastra, la gran enemiga de Alberetor... Según insinúa una
carta, hay varios de ellos esparcidos ocultos por Ambria...
Magdala
nos confirma las leyendas que se cuentan, “La Danza de la Muerte”. A parte de
un templo sybárico, este fue el escenario de una dura batalla entre Gylta, la
Puerca Venerable, y El Cazador Eterno, desde entonces este yace herido en un
templo enterrado en la colina, donde solo la sed de sangre le impide
recuperarse. Las brujas fueron claras, debe permanecer el statu quo, no debemos
de alterar el equilibrio de dos seres tan poderosos o toda la comarca sufrirá
si uno de los dos prevalece. Y bueno, aún tenemos a los padres preocupados de
Gidjabolgo esperando su regreso...
Con
la tarde por delante nos dividimos para intentar acelerar en todos los frentes
abiertos, Magdala y Angar irán a hablar con Sikander a ver si pueden sacarle
algo, mientras que Fenyek y Dakeyras intentaran averiguar que esconde
Cuelloduro. Yo me quedaré en la posada a ver si consigo sacar algo a la
anfitriona. Unas rondas de cartas junto a unos tragos y entiendo que no tuvo
nada que ver, lo lamenta, pero no parece dar mucha importancia al fallecimiento
de Handelo, de hecho, me ofrece su concesión a un precio especialmente alto
debido a lo avanzado de su excavación, que interesado no estoy, pero aprovecho
para pedir que me permita echarle un ojo por si me resulta atractiva, que más
bien es por ver si hay algo que pueda averiguar.
Por
cierto, el tal Eryos y Bartelom, después de la reunión salieron corriendo en
busca de un buen lugar para excavar, no sin antes haber hablado con Cara de
Plata por una concesión.
De
camino a la concesión de Handelo coincido con Magdala y Angar que se prestan a
acompañarme, vuelven de hablar con Sikander, no consiguieron sonsacarle nada,
palabras vacías y más sospechas, pero extrañamente acepta el ofrecimiento de
Angar de trabajar para el cómo talerero... mucho debe de desear llegar a los
tesoros enterrados, eso sí, el trato lo firman sobre un antiguo espejo que
garantiza el cumplimiento del mismo por ambas partes. En que líos se mete mi
compañero... pero estará bien tener a alguien dentro por lo que se pueda
escuchar.
En
la concesión de Handelo, aún están los Rompepiernas de Cara de Plata limpiando
cualquier cosa que pueda ser de valor, no dejaron ni una triste lámpara para
iluminar, menos mal que nuestra compañera tenía unas velas pues está claro que
aquí arriba no queda nada, pero quizá merezca la pena echar un ojo abajo,
dentro del agujero que escarbó. Aprovechamos la escala y fácilmente bajamos,
las velas algo iluminan, el túnel se va adentrando en la colina hasta que se
termina en un gran charco de lodo. Angar se despoja de la armadura y se
introduce a ver si palpando encuentra algo, y bingo, del suelo extrae un ladrillo
suelto, mucho más antiguo que todo lo que conocemos, seguramente de la pared
del templo enterrado. Handelo había llegado, seguramente eso fue lo que provoco
su asesinato.
De
vuelta al 5:2 a poner en orden las ideas mientras Angar pasa por el rio a darse
un agua. Dakeyras nos muestra unas bolsitas con un extraño polvo de colores que
robaron a la ogresa, un ser pacifico que se encarga de las puertas de la
empalizada. Pero unas voces interrumpen nuestra charla, Cara de Plata aparece
muy enojada e insultando, apunta con su ballesta y dispara a Gidjabolgo
impactándole en la pierna. “¿Me quieres engañar? ¡La moneda de oro se ha
convertido en un trozo de metal oxidado!” Gidjabolgo solo puede decir que no ha
hecho más que pagar con lo que creyó ser una moneda de oro que encontró en su
concesión. Jura que era una moneda de oro. Vuelve a alzar la ballesta, pero
esta vez Angar y yo nos interponemos para evitar que vuelva a disparar al
joven, “Si lo matas no recuperaras tu dinero, el también parece engañado” Baja
la ballesta pidiendo a los Rompepiernas que lo saquen de su vista. Herido lo
ayudamos, no parece serio, pero está claro que estará unos días sin poder ir a
picar.
Con
la caída de la noche, intentamos colarnos en la excavación de Sikander, salimos
antes de que cierren la puerta e intentamos movernos silenciosos entre las
sombras, cosa que quedo claro, no se nos da bien, pues al intentar acercarnos
fuimos fácilmente descubiertos, lo que creíamos que estaría vacío no lo está.
Fenyek se adelanta (el sí en silencio) y llega al pabellón de Sikander justo al
borde de la concesión, un fuego ilumina la tienda, pero dentro no hay nadie, mas
el trasgo nos cuenta que la llama no es tal, si no un espíritu de fuego despertado
por nuestro ruidos, así que decidimos no jugárnosla y nos vamos, Dakeyras nos espera
en la esquina noreste exterior de la empalizada...
Con
las puertas cerradas, Magdala quiere ir a hablar con Girind, la bruja que tiene
vigilado el asentamiento. Hablan sobre un extraño sueño, quizá profecía, que ha
tenido, nada bueno. Nos confirma que tiene una persona infiltrada en el
asentamiento, y le advierte cuando algo sucede, Cuelloduro. Antes de venir ya
nos lo había advertido Dakeyras, que estuvo hablando con ella y le devolvió los
extractos de tintura con los que se comunica con la bruja.
Finalmente
vuelve a solicitar lo mismo, que evitemos la pelea final, que saquemos a la
gente de ahí, pues a pesar de estar en zona tabú, nos permitirían salir. Esa
noche pasamos la noche en las copas de los árboles, en sus flets. Bromas por
supuesto con Angar, que mañana tiene que ir a trabajar de buena hora excavando...
¡Jajaja!.
A
la mañana siguiente vuelve la agitación, varios talereros hablan de la
desaparición de Arkali, trabajaba solo en su concesión y ayer no volvió, y hoy
tampoco hay señales de vida. Nos dirigimos a su excavación, algo más separada
de la colina con un túnel inclinado se adentra en la tierra. Un montón de
ladrillos de origen symbárico apilados y lo que parece el resultado de que su
mina se viniese abajo sepultándole...
Intentar picar nos llevaría varios días y no tenemos ese tiempo, otro
pobre hombre que sucumbe bajo el influjo de la colina. ¡Espera!, ladrillos symbáricos...
Magdala,
Fenyek y yo marchamos a intentar hablar con Gylta, la Puerca Venerable, los
rastros son fáciles de encontrar y su imponente presencia es abrumadora, una abojalí
de casi cinco metros y una docena de abojalís y tantos otros jabalís como
manada. Desarmados nos acercamos no sin cierto temor, pues guardián del bosque
es, pero también feroz con los extraños. En su presencia escuchamos su voz en
nuestras cabezas, nosotros no venimos llamados por las riquezas o avaricia,
solo para tratar de llevar a su hogar a un joven, y si en algo podemos ayudar
nos ofrecemos. Gylta solo piensa en concluir esa batalla que empezó hace siglos,
no hay forma de convencerla, es más, llegado el momento, lucharíamos de su
lado. Durante la conversación apreciamos una herida no sanada, pues una lanza
aún está alojada en ella, con su permiso nos acercamos y la retiramos, aliviada
nos confirma que si desalojamos Esperanza de Salindra, evitando que el Cazador
despierte, partiría al norte y dejaría estas tierras... Kverula duda cuando
volvemos, quedarse con sus congéneres o seguir con Fenyek... que escena, el
trasgo brabucón con el ojo lleno de pena esperando la decisión de la cerda, que
finalmente va hacia el para revolcarse por el fango... ¡Qué tierno!
Esa
tarde, tomando algo con Angar durante su descanso, Sikander entra eufórico en
la posada, algo ha encontrado, alegre contrata a todos los talereros que hay
disponibles, unos treinta para ir a su concesión. Seguramente ha llegado a la
pared del templo, esto no tiene marcha atrás.
Teníamos
pensado quemar los almacenes para obligar a la gente a salir de aquí,
aprovechar el paso franco del clan a salir del tabú (quizá sacarlos, así, de la
fiebre de la caza), íbamos a empezar esta misma noche, pero esto cambia las cosas...
Así que nos ponemos en marcha, apertrechados a parar la excavación del mago. Sikander
nos recibe, al frente, y tras él crece una gran llama, un espíritu de fuego de
aterradora presencia que se avanza al frente.
Esto
hace tiempo que dejo de ser una buena idea, quizá nos hayamos precipitado,
Fenyek avanza unos pasos, poco pero suficiente para agitar la voluntad del
antiguo mago de la Ordo, ordena algo a su sirviente flamígero y este invoca un
gran chorro de fuego que impacta en el pequeño Fenyek y en mí, que estaba
detrás, mierda como arde esto, ¡qué dolor! Nadie actúa, retrocedemos unos
pasos, y malheridos abandonamos el lugar. Magdala nos trata las heridas, pero
son serias y tardaran en curar.
Rumiando
por nuestra precipitación y equívoco nos vamos a dormir. La mañana se presenta
desagradable, la lluvia inunda de fango todas estas tierras, el gris
crepuscular es roto por un gran trueno, y seguido a este un rugido terrible. La
tarde es aún peor. Según cuenta Magdala una visión la golpea... ¡Lo han
despertado!
Cuelloduro
arroja un polvo negro sobre las llamas de la hoguera y un gran humo negro sube
al cielo. Muchos jornaleros corren colina abajo, otros golpean con improvisadas
armas a los que huyen, y atravesando con su enorme cuerpo la muralla del
asentamiento Gylta cruza al encuentro de su enemigo élfico, el Cazador Eterno,
que desde lo alto de la colina lanza al combate sus nuevos fieles, los pobres
talereros.
En
el caos de la batalla los abojalís no distinguen amigos de enemigos (¡joder les
prometimos que esto no pasaría!), y algunos golpes nos llevamos en la
contienda. Intento no herir mortalmente a nadie, los animales solo protegen a
su líder, y los humanos parecen luchar controlados por el elfo. Magdala y Angar
corren hacia lo alto, donde ya luchan ferozmente Gylta y su enemigo, Dakeyras
con su arco va derribando humanos, y yo a pesar de mis heridas mantengo a raya
a los enemigos mientras protejo a nuestro arquero. La lucha de los dos dioses
sigue en lo alto de la colina, el elfo danzante consigue evitar los embistes de
la Cerda Venerable, pero tampoco consigue herirla. Magdala y Angar se unen a en
la lucha, por suerte Gylta los recuerda y no les golpea, además está centrada
en su enemigo, quien en inferioridad recibe un par de golpes de mis compañeros,
no lo suficiente para derribarle, pero si para que descuide un costado, que
Gylta aprovecha para atravesar con sus colmillos.
La
batalla finaliza, cuerpos de jornaleros yacen en el barro, un gruñido surca el
barrizal, olisquea a los humanos, y marcha con su piara al norte.
Sikander
no ganó la carrera, pero si fue quien provoco el alzamiento del Cazador Eterno
y con él la muerte de muchos de sus trabajadores. Su concesión ha sido
derribada y su cuerpo yace perdido entre el fango.
Lamentablemente
Gidjabolgo murió cuando Gylta y sus abojalís atravesaron el asentamiento. Sera
duro dar la noticia a sus padres. La gente fue abandonando el lugar,
desmontamos todo lo que pudimos para evitar que atrajese a nueva gente, y
aunque no era lo pactado, las brujas de Karohar dejaron que todos fuésemos
saliendo...
...
... ...
EPÍLOGO
1:
Bartelom recuperó la cabeza, había
caído en la fiebre de la caza, pero sus pensamientos volvían a ser claros.
Corrió a su tienda de campaña cerca del gran fuego, entra las ruinas de
Esperanza de Salindra, ahí seguían el libro y, sobre todo, la carta, esa carta
que decía que los Señores Oscuros se escondían por Ambria, uno de ellos, es
más, en la mismísima Ordo de Fuerte Espina.
De vuelta a Fuerte Espina consultó a
Magdala para contrastar leyendas y si se conocía algo en el norte sobre
Priosander. Ya de paso, la insistió en lo malo que sería que los Señores Oscuros
de Lyastra metieran mano en la oscuridad que yace bajo Davokar...
Cuando llegase a la Ordo de Fuerte Espina,
estaría muy atento, y buscaría información de cada miembro, para intentar
localizar al Señor Oscuro infiltrado...
...
La conversación en el 5:2 sobre la
carta, aunque muy poco a poco, se filtró. El tema de la existencia de Señores
Oscuros, supervivientes de la Gran Guerra, ocultos entre la gente normal de
Ambria, no tuvo consecuencias inmediatas, pero se convirtió en un murmullo,
constaste entre los más viejos, entre los que habían vivido la Gran Guerra.
En secreto, se puso en marcha una
cacería con energías renovadas de Señores Oscuros. Los Mantos Negros y el
Sekretorium de la Reina comenzaron a actuar mano a mano, y la presión y el
poder de los Mantos negros creció, habiendo un breve aumento de linchamientos y
personas quemadas en la hoguera por sospechas de pertenecer a los supuestamente
extintos Señores Oscuros.
EPÍLOGO
2:
Tres meses después de “La Batalla de
Esperanza de Salindra”, la frágil memoria de los ambrios, volvió a dar muestras
de que puede más la promesa del oro que el miedo... excavadores, cazatesoros y
aventureros volvieron a la colina de barro, debajo había un templo de Symbaroum
decían, debe estar ahíta de tesoros murmuraban...
...
... ...
Y
nada, aquí acaba el rolato de esta aventura en dos partes, en las que mis
jugadores, en la primera parte, estuvieron un poco dispersos y separados, pero
luego se remangaron y solucionaron bastante bien el problema de Esperanza de
Salindra. La próxima aventura seguramente sea de carácter más personal... y
después, seguramente, hagan una visita a Kastor ;-)
Y,
como siempre tras un rolato, estado actual de los PJs:
Marcados
saludos.-