Buenas,
Aquí va otro
largo “rolato” de la campaña de Symbaroum Salvaje, la última parte de la mini
campaña oficial “La Corona de Cobre”, titulada “La Tumba de los Sueños
Moribundos”, en un principio mí idea era jugar esta campaña del tirón y como
introducción a la ambientación, pero al final entre “La Tierra Prometida”
(primera parte), “La Marca de la Bestia” (segunda) y esta, a parte de jugarlas
en dos sesiones cada una de las dos primeras, he metido cantidad de aventuras
secundarias, quedando así las tramas más extendidas.
El “rolato” de
esta peligrosa y tenebrosa misión, corre a cargo de la bruja de Karvosti y
recién miembro del Pacto de Hierro, Magdala.
Por cierto,
obviamente, aquí hay SPOILERS a cascoporro de la aventura oficial “La Corona de
Cobre”, así que evítatelos si es que la vas a jugar...
«Sabiduría como cenizas
polvo en el sendero del destino
la muerte te teñirá de negro».
... ... ...
Parece que
no hay un momento de descanso para aquellos que se arriesgan a hacer el bien,
aunque pretendan hacerlo pasar por aventuras.
Llevábamos
apenas un par de noches en Fuerte Espina cuando la Ordo Magica nos hizo llamar:
al parecer habían perdido toda noticia de una expedición que se había aventurado
en Davokar hace seis semanas. Según nos cuentan, estaban explorando las ruinas
del antiguo templo del que procedía el cráneo del rey Hurian Lo-Apak y la
comunicación era fluida a través de un aparato de comunicación mágica.
Viendo el
cariz que tenía aquel viaje, conseguimos de la Ordo un pago superior al
ofrecido inicialmente... Que menos ante lo que nos estaban contando: se nos
venía encima un viaje a toda velocidad hacía el Volgoma, para allí remontar el
rio Malgomor hasta la ubicación de las ruinas. Al parecer éramos los
exploradores perfectos, dados todos los antecedentes que nos vinculaban a ese
túmulo: Belun y Ludo, el Desollador, haber conseguido (y entregado) la
corona...
Una vez
acordado el pago nos ponemos en marcha sin dilación. Llevamos todos los
documentos en orden, y una barca fluvial nos espera en Kurun, durante el viaje
un amigo de Dakeyras, un tal Doran, no deja de molestarme con sus
insinuaciones... De Kurun partimos hasta Jakaar. Allí descansaremos una noche,
recuperaremos avituallamiento y tomaremos el Malgomor hasta la ubicación del
campamento de la Ordo. Una pelea en una pequeña taberna iniciada por el también
nuevo mercenario, un apuesto bárbaro, llamado Harald, da algo de emoción al
comienzo del viaje.
El viaje
transcurre sin incidentes. El personal de la barca es diestro en su oficio y
avanzamos con gran velocidad a través de las corrientes y los vientos. Durante
el trayecto no hacemos gran cosa, pero sí noto la mirada fría e inquisitiva de
Dakeyras en mi nuca. No sé qué tripa se le ha roto a ese fumador de pipa, pero
más vale que deje de mirarme así o juro que le dejaré con el vigor de gorrión.
Una vez nos
adentramos en el Malgomor nos encontramos con una patrulla de Exploradores de
la Reina. Nos piden nuestras autorizaciones de viaje y nos dicen que
efectivamente la expedición de la Ordo se estableció en una pequeña casa pegada
al rio más arriba.
Continuamos
nuestro viaje y encontramos la base. Nada más desembarcar nuestras pertenencias
los barqueros dan media vuelta y se marchan, pues el miedo a Davokar puede más
que la paga y han cumplido con su obligación.
Fuimos
prudentes y nos acercamos a la casa con cautela. Aun así no pudimos evitar que
una saeta de ballesta casi impacte en Lynae.
Usamos la fuerza y entramos en la casa, encontrándonos tan solo a dos
novicios de la Ordo asustados. Nos dicen que no saben nada de sus compañeros
desde hace 15 días.
Los dos
novicios nos facilitan un pequeño mapa a mano alzada de la zona, en la que se
ubican el campamento de la expedición, el foso y la tumba del rey Hurian. Decidimos que a la mañana siguiente nos
dirigiremos al campamento avanzado a medio camino de la tumba.
Partimos por
la mañana, y nada más salir nos atacan varios gatos víbora, esto era lo que
acechaba y aterrorizaba a Marlon y Plendel, los novicios. Pero Harald da cuenta
de la mitad de los gatos antes que nos demos cuenta, y bueno, el resto es
espantado o ejecutado, solo tenemos que “lamentar” un pequeño mordisco a
Dakeyras, por suerte no le han llegado a inocular el veneno.
Por el
camino hacía el campamento nos encontramos con varias franjas de tierra, de
unos 10 metros de ancho, en los que la vegetación se había convertido en una
especie de ceniza. Los árboles que todavía se mantenían en pie cedían a la
simple presión de la mano, como si algo, o alguien, les hubiera drenado toda
agua y toda vida. Tampoco vimos animales ni insectos cuando cruzábamos estas
zonas, solo lirios azules...
La Ordo Magica
levantó su campamento en uno de los edificios mejor conservados de la zona, un
viejo torreón de piedra que posteriormente fortificaron con una empalizada. El
edificio se encuentra junto a una de las franjas de tierra muerta y su fachada
está cubierta de hiedra ennegrecida y musgo gris.
Cuando nos
adentramos al interior de la empalizada vemos a varios trastos moviéndose por
el patio interior. Al vernos salen todos disparados hacia el torreón, desde
donde empiezan a dispararnos.
Tras evaluar
la situación, nos damos cuenta que los trasgos están en mejor situación que
nosotros. El torreón, aunque algo desvencijado por los años, parece sólido. Y
la puerta interior parece haber sido reparada y reforzada recientemente, por lo
que decidimos que lo mejor es negociar con ellos...
Tras
echarles unas joyas preciosas los trasgos casi les convencemos, pero no es
hasta que Doran les entrega un catalejo que aceptan llevarnos hasta su líder.
Lo que nos cuenta es muy interesante: al parecer salieron de debajo de la
tierra hace casi cuatro semanas, huyendo de unos monstruos del Inframundo y saliendo
por el foso que tenemos en el mapa y que encontró la Ordo, al parecer esta fosa
enorme se abrió cuando Gorak cogió la maldita corona (y cráneo) de la tumba,
momento en el que se inició un gran temblor.
Los trasgos
nos cuenta que al salir se encontraron con una gran araña blanca gigante que
diezmo su tribu. Nos dice también que cuando llegaron al torreón ya se
encontraba desierto, a excepción de un hombre loco muy divertido que tienen
encerrado en una habitación.
Pedimos ver
al hombre y nos llevan junto a él. Es uno de los miembros de la expedición,
Tonsel, pero se haya totalmente loco: balbucea sin cesar sobre su «reluciente
protectora» y cómo ella «descendió de los cielos montada en hilos relucientes
para salvarme con su mordisco sagrado». En señal de devoción y gratitud eterna,
Tonsel realiza una extraña ceremonia en honor a su protectora y a mayor gloria
de Prios, dibujando el sol de Prios y algo que se parece mucho a una araña...
El escribano
tiene un miedo terrorífico a la oscuridad y nunca se aleja más de unos pasos
del suave brillo de un círculo en el suelo. Presume con orgullo de la marca de
un mordisco en su nuca, donde «la diosa me dejó su bendición». Harald pisa el
círculo para agitar el hombro del alocado maestre, a ver si reacciona, pero
Harald se queda en blanco, luego nos explica que “algo” le ha hablado
directamente a su mente, instándole a que acudamos al foso, puesto que allí nos
explicará... Xanatha dice llamarse, y quiere ayudarnos...
Tonsel También
nos deja ojear un pequeño diario en el que se narra todo lo sucedido desde que
la Ordo puso los pies en esta zona. Les leo a mis compañeros los último fragmentos:
«Encontramos
las ruinas bajo la vegetación, tal y como predijeron los exploradores. Hemos
establecido el campamento base en el lugar. Durante el viaje desde el puesto
avanzado tuvimos que abrirnos paso a través del denso follaje hoja en mano,
prestando atención a cada paso. Toda la expedición contribuyó a despejar el
torreón en ruinas, pero dejamos el exterior intacto con la esperanza de ocultar
nuestra presencia. ¿Quién sabe qué tipo de criaturas hambrientas merodean por
este lugar?»
«Durante la
asamblea vespertina, la maestre Senia nos comunicó que iba a establecer un
círculo mágico en el torreón y después enviar el primer informe a Fuerte
Espina. Algunos de mis compañeros y yo nos sentimos reconfortados por el
anuncio, pero sabemos que cualquier sensación de seguridad es una mera ilusión:
estamos lejos de la civilización y el círculo no nos salvará en caso de peligro.
Pero es una fuente de información y consejo, lo que supone un recurso
extremadamente valioso en una situación como la nuestra.»
«La
investigación de las ruinas nos ha procurado tanto alegrías como cierta
desesperación. Nuestros exploradores han localizado la tumba donde el saqueador
Gorak robó el artefacto contaminado. Las antiguas inscripciones del mausoleo
indican que perteneció a una persona de importancia: uno de los reyes locales
que gobernaron la zona durante los primeros días de Symbaroum. Es evidente que
la tumba ha sido profanada, pero esperamos que los ladrones no lograran
saquearla o destruirla por completo.»
«Tras
cartografiar todo el lugar, la maestre Senia encontró la tumba más prometedora.
También nos puso en guardia sobre el foso, aunque apenas era necesario hacerlo,
puesto que todos sabíamos que dos patrullas habían desaparecido por el lugar.
No obstante, es un gesto que demuestra la grandeza de su corazón y que se
preocupa por todos los miembros de la expedición. Resulta obvio que las habladurías
y maldiciones de los criados y exploradores no tenían razón de ser: la maestre
Senia dista mucho de ser una “déspota de corazón helado” y las ruinas son mucho
más que una “picadora de carne cubierta de plantas”.»
«En otro
orden de cosas, los exploradores notifican la presencia de unas franjas negras
y grisáceas donde todo está muerto. Si los informes son correctos, las franjas
parecen irradiar desde el foso. Es difícil determinar la naturaleza del
fenómeno o si afectará a nuestro trabajo, pero en cambio es muy fácil tener
pesadillas sobre su existencia.»
«La maestre
Senia logró descifrar el texto de la entrada al mausoleo, en busca de pistas
sobre lo que nos espera en su interior, y ha ordenado que la expedición empiece
a prepararse para entrar. Si las franjas de naturaleza muerta siguen
multiplicándose, es posible que no nos quede mucho tiempo, razón de más para
apresurarse.»
«El suelo se
retuerce de dolor, los gritos retumban a través de las ruinas. No oso
aventurarme al exterior. Una oscuridad más profunda que la noche acecha fuera.
El frío devora mi alma, estoy prácticamente paralizado. ¡La oscuridad se filtra
a través de los muros! ¡Prios, ten piedad!»
...
«De los
cielos desciende una luz, como un sol de miembros relucientes. Me abraza. Mi salvadora
está aquí, alabado sea Prios.»
A esto le
sigue una serie de garabatos indescifrables...
Seguimos
explorando la torre, oculto con pieles en una pared del cubículo está el
círculo mágico, pero esta “roto”, y es magia ambria, ni Lynae ni yo somos capaces
de arreglarlo con la magia de las brujas...
Pasamos la
noche en el torreón, los trasgos nos ofrecen de su asquerosa comida, pero
rechazamos con educación, son muchos, y Harald y Dakeyras han detectado un foso
debajo del torreón, al parecer encierran un troll dentro, “su mascota” dicen...
Estos trasgos están locos...
A la mañana
siguiente, viendo el panorama, decidimos ir al foso, puede que encontremos una
pista, o ayuda, para luego visitar la tumba. Dejamos a Tonsel con los trasgos,
una vez comprobamos que se divierten con él y no parece que le vayan a hacer
nada. Los trasgos nos advierten que el foso es el hogar ahora de la araña
Xanatha, por lo que debemos tener cuidado...
Atravesamos
Davokar y las ruinas consumidas por la vegetación que abundan en esta zona.
También hay franjas de la maldita oscuridad... un trasgo la definió como “la
oscuridad que se arrastra”, me parece acertado...
Una vez
llegamos vemos que el foso es enorme, de unos 100 metros de diámetro y otros
tantos de profundidad. No tenemos claro el plan de bajada, por lo que nos
dividimos entre los que bajan usando la cuerda, y los que nos adentramos por un
estrecho sendero lleno de piedras sueltas que a poco estuvo de mandarnos al
fondo en una caída que hubiera supuesto el final. Lynae se consagra al bosque y
desciende la primera, volando como un grácil halcón, ya me había percatado, es
una bruja, como yo, pero también como yo, es una cambiante...
Doran
encuentra una gruta durante la bajada. Decidimos aventurarnos por ella
preparados para lo peor, Lynae se destransforma y sube desde el fondo. A los
pocos metros, cuando la luz exterior apenas era ya perceptible, nos encontramos
con Xanatha, una araña albina gigante. No transmite peligro, a pesar de que el
sentido común nos dice que podría despiezarnos si quisiera... Su voz entra en
nuestras mentes, seseante, arrastrada, tan pronto está a la vista, y nos
propone un trato: información sobre la tumba de del rey a cambio de algo que se
encuentra en su interior, el Agua Vil.
Xanatha nos
cuenta que las bandas carentes de vida que se encuentran en el exterior es obra
de la oscuridad reptante, un espíritu de pura maldad que desea el agua vil para
él. Nos tienta con protección contra la oscuridad, si dejamos que nos “bese”...
Viendo el estado en el que estaba Tonsel decido pasar de dicho regalo... Pero
Doran sí que lo acepta, siendo mordido en la nuca por la araña... Nos cuenta
como llegar a la tumba, por el bosque o por el Inframundo, nos habla de otro
ser maligno y cuasi divino, Fangafa, la Reina de las Espinas. Nos cuenta que
ella misma es hija de dioses, Oroke, madre del infame Rey Araña... en nuestras
mentes vemos imágenes milenarias, cuentos, leyendas, no sé si trata de
manipularnos...
Cuando
salimos de la cueva no se aprecia en Doran la locura del escriba, por lo que
supongo que está bien. Quizá fue la llegada de la Oscuridad lo que enloqueció a
Tonsel.
Siguiendo
las indicaciones de Xanatha ponemos rumbo hacía la tumba... Tras solo un día de
acampar y con la guía de Harald y mía llegamos a la misma. Esta se encuentra
completamente mimetizada con la vegetación, por lo que no es fácil verla. Lo
único visible es la entrada principal, pues parece haber sido limpiada por la
Ordo en su incursión anterior, o incluso por la primera visita de Gorak y su
gente.
Las puertas
están medio abiertas, como si los movimientos de tierra las hubieran atrancado
en esa posición. Cuando nos estamos preparando para entrar dentro de la tumba,
un movimiento a nuestro lado nos pone sobre aviso. Rápidamente Dakeyras prepara
su arco y busca una buena posición de tiro. No tarda mucho en tener un blanco,
pues tras la vegetación aparecen Odako, el horrible Mal-Rogan y un grupo de
sectarios que les siguen... Al parecer, el no-muerto que creímos dejar atrás en
Los Titanes nos ha seguido y ha pactado con Odako, el falso Manto Negro
Baumelo, aquél que nos arrebató el cráneo del Rey Hurian... Quieren pactar y
entrar en armonía en la tumba, haciendo equipo con nosotros. Decidimos en un
instante que no son buenos acompañantes para la misión que tenemos por delante,
por lo que el combate es inevitable...
Los
sectarios fueron los primeros en caer. Su número era molesto, pero no
supusieron una gran amenaza, salvo por un golpe afortunado que tumbó a Doran, a
todas luces parecía muerto. Otra cosa era Mal-Rogan... su terrible espadón
cortaba el aire con una fuerza que sabíamos que nos partiría por la mitad a la
primera ocasión que tuviera. Harald hizo gala de un gran valor enfrentándose
directamente a él. El resto nos repartimos como pudimos. Yo me enfrenté a Odako
y acabó siendo pasto de mi hacha, pero no antes de lanzarme una hondonada de
fuego que me hizo profundas quemaduras justo antes de desfallecer. Dakeyras disparaba
por doquier a uno y otro enemigo...
Harald
aguantó al no-muerto, a su espadón y a sus maldiciones procedentes de su mano
cortada. Por fin el resto pudimos apoyarle, cuando acabamos con Odako y los
sectarios. Cuando Mal-Rogan cayó (y quemamos su mano maldita) y el último
sectario huyó decidimos que era momento de entrar en la tumba... Pero antes
¡Sorpresa! Doran está vivo, muy malherido, pero le curamos cuanto podemos entre
Lynae y yo, y al menos puede moverse. Eso sí, su brazo izquierdo está
destrozado, así que coge una espada corta de los sectarios y valientemente, decide
continuar.
Nos
encontramos en una cámara con salidas a izquierda y derecha. No tiene un gran
interés, si no fuera por los tres cadáveres del suelo: una novicia de la Ordo, una armadura de metal
vacía y quemada y un cadáver que debe llevar más tiempo, por la descomposición
y el olor que rezuma.
El cadáver
de la novicia posee una gran cantidad de estocadas de una espada corta.
Aparentemente las mismas heridas que causarían las espadas que se encuentran al
lado de la armadura, y cuyos bordes parecen haberse quemado desde el interior.
Desde el
túnel de la derecha percibimos un ligero viento que nos trae sonidos de
arañazos y roces... No nos gusta la idea de que haya algo esperándonos, por lo
que decidimos usar el túnel de la izquierda.
Avanzamos por
un estrecho pasillo hasta una amplia sala de unos 100 metros cuadrados,
decorada con mosaicos que se encuentran en un gran estado de conservación. Vemos unos cuerpos humanos que parecen llevar
ahí meses, suponemos que de la primera expedición que se llevó la corona del
rey.
Ninguno de
los que formamos el grupo somos grandes sabios, pero hay cosas en los mosaicos
que nos resultan curiosas: el sapo parece ser el que se encuentra en Fuerte Espina,
pero no reconocemos las escenas de Davokar que aparecen, pues faltan muchos
árboles. ¿Tal vez un tiempo anterior a los bosques? Tengo que preguntar a los elfos...
En la imagen de Lo Apak enfrentándose al sapo hay algo más, un pozo, juraría
que tiene las mismas inscripciones que la fuente de la plaza de Fuerte Espina...
La puerta
que se encuentra delante nuestra posee un marco de piedra con runas. Por el
libro del mago loco sabemos que debemos hacer algún tipo de plegaria para
conseguir que la puerta se abra, pero los cadáveres que se encuentran en la
puerta nos dicen que algo malo pasará como no lo hagamos bien... Dakeyras el
insensato no consigue reproducir los pasos adecuados y unas poderosas cuchillas
le infligen unas profundas heridas, pese a intentar evitarlas con agilidad
felina.
Durante unos
instantes me debato entre usar mis mejores hierbas y pociones curativas con él
o hacer sólo lo mínimo necesario... Durante el viaje ha estado osco y huraño
conmigo, por lo que hubiera sido una buena forma de devolvérselo. Finalmente,
limpio mi mente de esos pensamientos tan mezquinos (¿será el lugar?) y me
aplico en su curación. A pesar de todo parece que no era mi día, porque no fue
mi mejor vendaje, pero al menos podrá continuar la exploración.
Tras el
primer intento infructuoso Harald recuerda los pasos correctos: pasar la mano
por la inscripción superior, y rendir pleitesía... Tras esto la puerta se abre
y aprovechamos pasa pasar al interior. La puerta se cierra a nuestra espalda
antes de que se nos ocurra bloquearla... No hay manera de abrirla desde dentro,
parece que tendremos que encontrar otra salida.
Tras avanzar
por el pasillo en forma de “L” llegamos a una antecámara con cuatro poderosas
mesas de piedra. En la sala encontramos el cadáver de otro miembro de la Ordo,
la maestre Senia dedujimos, y al igual que la de la entrada, parece acribillada
por heridas causadas por un arma corta, 42 se paró a contar Lynae.
Al norte de
esta sala se abre la cámara funeraria del rey. ¡Por fin! Parecía que nunca
íbamos a llegar al final de este laberinto. Nada más poner un pie en la cámara
llega a nosotros un ruido metálico a nuestras espaldas... Por el pasillo del
sur se arrastra una armadura completa, animada y movida por puro fuego desde su
interior...
No tenemos
tiempo que perder y nos dividimos las tareas: mientras que la trocalengo y yo
intentamos hacer una barricada con las mesas de piedra, el resto del grupo
intenta parar a las primeras armaduras que van llegan hasta nosotros. Parece que nuestro plan funciona, pero no
podemos evitar que un par de armaduras lleguen hasta nosotros, por lo que el
cuerpo a cuerpo es lo único que nos resta, Harald y un herido Doran dan cuenta
de ellas, mientras Dakeyras dispara por los huecos de la barricada a las
armaduras animadas más alejadas.
Cuando la
barricada está en su sitio nos giramos de nuevo hacia la cámara funeraria:
sobre un trono de piedra en ruinas, que una vez estuvo bellamente esculpido,
descansa el cuerpo decapitado del rey Hurian-Lo Apak, con una mano sobre una
lanza apoyada en el reposabrazos. En un
pedestal junto al trono hay una pequeña vasija de cristal volcánico traslúcido
que contiene algo que literalmente irradia oscuridad.
Lo que pasó
en ese momento fue algo vago y apenas lo recuerdo, durante un instante parece
que el espíritu del rey intentó entrar en mi mente... me pedía que bebiera de
la vasija... me decía que me haría fuerte... que matase a la trocalengo, que
había cogido su lanza...
Tan pronto
como me liberé de un influjo vi que mis compañeros se hallaban en la misma
situación, pero uno tras otro todos vencimos la tentación, tras lo cual
quemamos la corona del rey con la que llevábamos cargando desde el combate a la
entrada de la tumba.
Decidimos
registrar la sala a fondo, ya que, habiendo bloqueado la sala de las estatuas,
debíamos encontrar una forma de salir diferente. A la izquierda del trono
encontramos una puerta rodeada de runas. Tras intentar abrir la puerta por los
medios habituales, decidimos probar destruyendo las runas...
Tan pronto
como rompimos las runas nos dimos cuenta que había sido una mala idea... Toda
la tumba se retorció como si algo que hubiera estado contenido fuera se
estuviera derramando en el interior. Además, la temperatura empezó a caer
rápidamente.
Al entrar en
el interior de la habitación nos damos cuenta que se trataba de la cámara del
tesoro. Apenas tenemos tiempo para pensar en qué coger. Pese a que el frio
empieza a atenazar mis manos, me fijo en un pesado códice y en una bolsa de
cuero algo gastada. Parece que mi elección no llama la atención de los demás,
alguno de los cuales se encuentran peleando por ser los primeros en coger los
objetos más llamativos.
Decido no
quedarme ni un minuto más en esa sala, pues el frio me impide respirar y pensar
con claridad. Además, la tumba parece estar derrumbándose. Doran guarda la vasija
y salimos disparados hacia fuera, cada uno corriendo por su vida, entre rocas
que caen, abismos que se abren y columnas que se derrumban, al llegar a la sala
anterior pasamos por el estrecho hueco que quedó entre las mesas de piedra y el
techo de la sala.
Las estatuas
parecen haber perdido el fuego que las animaba y se encuentran desparramadas
por el suelo, sin vida. No nos paramos ni un instante y seguimos corriendo,
preocupándose cada uno de su vida, hasta que llegamos a una zona en la que un
derrumbamiento ha abierto un agujero en la pared de piedra de la tumba. Esta
sala, antaño llena de estatuas en honor a Hurian Lo-Apak, hoy solo una queda,
en la que el rey atraviesa con una lanza el cráneo de un sapo enorme, del
tamaño de un toro. Ahora una grieta abisal cruza la cámara, cinco tablones
están esparcidos por ella, como si la expedición de la Ordo hubiera tratado de
cruzar el abismo. Pero lo tablones están medio rotos y disgregados por la sala,
uno al sur, incluso se ve que aplastó a un novicio.
Pensamos en
saltar o usar uno de los tablones cuando el temblor cesa y parece que el
hundimiento para a vuestras espaldas. Pero la oscuridad sigue avanzando hacía
nosotros. Cogemos un tablón y lo ponemos para cruzar el abismo, Dakeyras con
agilidad felina salta al otro lado y lo asegura. Pero de repente un ser de tres
metros de altura, con forma parecida a un arbusto espinoso, muchos tentáculos y
varios ojos felinos salta del abismo y se planta en la única salida,
bloqueándola y dispuesto a matarnos.
Mi corazón
tiembla pues la visión es espantosa... Dakeyras está a punto de caer ante un
tentáculo espinoso, mientras Lynae y yo cruzmos el abismo sobre el tablón. La
bestia, Fangafa, Reina de las Espinas, se cierne sobre nosotros, con poder y
malevolencia como para acabar con los tres sobradamente, a nuestras espaldas la
Oscuridad avanza, estamos perdidos... Pero de repente los sentidos
preternaturales de Fangafa captan algo, abajo, en el abismo, y la criatura
salta y comienza a deslizarse por la pared, minorando su velocidad con sus
garras y espinas.
La Oscuridad
sigue avanzando y a punto está de cogernos, pero finalmente salimos de la tumba
desmoronada... la oscuridad y el frío son mortales, pero también lentos, y sin
parar de correr en la noche, nuestros pasos la dejan atrás.
No es si no
ahora que me doy cuenta de que Doran y Harald han caído en la tumba...
Toda la
noche a buen ritmo y parte del día siguiente, guiados por conocimiento de la
zona, y estamos a punto de llegar al primer campamento de la Ordo, el del
embarcadero, donde los novicios Marlon y Plendel aún continúan.
Mis
pensamientos son desesperados ante lo que evocan mis recuerdos. No queda si no
esperar a que llegue el rescate de la Ordo y contarles todo lo acontecido, y la
total exterminación de la expedición (a excepción de Marlon y Plendel). Así que
tengo tiempo para examinar los tesoros que conseguí sacar de la tumba... los
dioses quieran que no haya pecado contra el Pacto y las costumbres de las
brujas al sacarlos de allí...
... ... ...
EPÍLOGO:
La Oscuridad
nos acecha, el frío es mortal, ¡CORRED!, ¡CORRED! ¡INSENSATOS! ¡POR VUESTRAS
VIDAS CORRED!, pero las palabras de Dakeyras no hacen que mis piernas avancen
lo suficientemente rápido, esto se desmorona, unos metros más adelante he visto
que al joven bárbaro Harald, pero también le pierdo en la oscuridad, por Prios,
por su luz, guíame, o este será mi fin... Siento caer, caigo, muero...
¿Estoy
muerto?
Me duele
todo el cuerpo, eso quiere decir que aún sigo vivo, ¡VIVO! Pero atrapado, he caído
en una profunda caverna, debo estar cerca del Inframundo. Tras inspeccionar la
zona encuentro el cuerpo sin vida de Harald, aplastado por una enorme roca,
pobre no ha tenido mi suerte, intento liberar el cadáver, pero es inútil, las
grandes rocas son muy pesadas y sigo resentido de mis heridas.
Otra vez esa
voz resuena en mi cabeza, es Xanatha que me implora que corra, que me reúna con
ella, que le entregue el Agua Vil, eso me hace recordar que la llevo en mí
zurrón.
Pero unos
aterradores chillidos se ciernen sobre mí, parece que algo está cayendo desde
el abismo encima de mí cabeza, mi única salida, un acantilado, más de 200
metros de caída y abajo se escucha el correr del agua... ¡y yo con un brazo
inútil!, la indecisión me vuelve a jugar una mala pasada, pues delante de mí se
alza una masa de algo que se asemeja a una bestia tentacular, con muchos ojos
inquisitivos y con millones de espinas, sin duda esta abominación se trata de
la que la araña llamaba Fangafa la Reina de las Espinas, pienso lo que haría mi
padre... lanzo el vial hacia el acantilado con la esperanza de que la bestia
corra tras de él y se revienten juntos contra el suelo... pero esto no hace
otra cosa sino enfadar a la bestia que arremete contra mí, chillando, un sonido
áspero, como el raspar de unas garras contra un suelo de mármol. Esquivo una, y
otra vez sus asquerosos tentáculos, pero es inútil, este ser me supera, consigo
dañar sus ojos, pero es un espejismo, mi final está cerca, Prios no me ha
auxiliado así que invoco a la araña Xanatha ven a por tu premio, y ella me
responde, “Estas muy lejos, aguanta voy para allá" pero el ser no llega
con la presteza requerida, y encajo un golpe tras otro, hasta que me veo preso
de la criatura que me estampa contra el muro, adiós mundo, adiós Magdala me
hubiera gustado haber yacido en tu lecho aunque hubiera sido una única vez, una
lástima, ¡Padre!, ¡Madre! Voy a vuestro encuentro...
Tras esto,
la abominación Fangafa, coge el cadáver sin vida del simple humano y lo lanza
al abismo... luego con sus sentidos místicos busca la esencia, el rastro del
agua vil... pero ha desaparecido, ¡estúpido humano, no sabe lo que ha hecho!
Aún así, aferrándose, aún, a cualquier esperanza, la otrora diosa se desliza
acantilado abajo, quizá el vial siga en el fondo del río subterráneo, o se haya
estrellado contra el suelo y quedé, aún algo de líquido...
Y así fue el
final de mí otro paladín, Tonsel, así partió mi última esperanza de haber
conseguido el vial con el agua oscura mi loco acolito, todo se perdió en aquel
acantilado, Fangafa tampoco lo consiguió ese es mi consuelo (o eso creo), ahora
ve hijo mío y traerme otro de esos apetitosos tragos, estoy cansada y tengo que
recuperar fuerzas...
... ... ...
Y hasta aquí
el rolato de estas sesión maratoniana (casi diez horas) con Symbaroum Salvaje, y
tal y como ha acabado, cerrando muchos hilos sueltos: El Agua Vil, Mal-Rogan,
La Corona de Cobre, Odako/Baumelo, lo único que queda “vivo” de esta mini
campaña es que las tres entidades (Xanatha, Fangafa y la Oscuridad que se
arrastra) siguen vivos, y las tres, de una manera u otro, han interactuado con
los PJs. Veremos dónde nos lleva la siguiente aventura en este Symbaroum
Salvaje (y divertidísimo).
Y como es costumbre,
los héroes de los jugadores en su actual estado:
Marcados
saludos.-
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