Buenas,
Seguimos
con la campaña de Symbaroum Salvaje. Y finalizamos La Campana de Kastor con
este tercer “rolato”. Esta vez lo hace Pepe, desde el punto de vista del herido
Tanis el Manto Negro, cada vez más oscuro...
Vuelvo
a repetir que, si vas a jugar esta aventura oficial de Symbaroum, dentro del
suplemento de Nosolorol “Aventuras Volumen 2”, no sigas leyendo si no quieres
destriparte completamente esta magnífica aventura.
...
... ...
PRÓLOGO
I
Cuando
hay que hacer algo, lo mejor es no demorarlo para no tener que vivir
temiéndolo.
PRÓLOGO
II
“Si la encontrara tendría una decepción.
Las leyendas siempre es mejor tomarlas como tales; los intentos de convertirlas
en realidad rara vez tienen éxito”.
Arasto, invitado simbolista de la Ordo
en Kastor.
PRÓLOGO
III
El
atardecer ilumina la escena, el sol poniente de invierno dota al paisaje de un
tono onírico. El caballo suda profusamente dados los días de intensa galopada,
está al borde del desfallecimiento. Las puertas de Templorrecio aún están
abiertas, y jinete y caballo entran por ellas como una exhalación, dejando
atrás casas modestas y viviendas más lujosas mientras asciende por la colina en
dirección al centro de la ciudad, hacía la Gran Catedral del Sol de Príos y a
las dependencias de la Curia. “¡Traigo un mensaje urgente para la Curia!,
¡Mensaje urgente!”.
...
... ...
El
dolor recorrió todo su cuerpo. Sujetándose a la mesa, tomo aire, cerró los ojos
e intento controlar el dolor. Se sirvió vino y bebió la copa de un trago.
Caminó unos pasos hacia el espejo de la habitación y allí contemplo su cuerpo
desnudo. Las cicatrices por todo el torso eran horribles y por un instante vio
de nuevo los colmillos de la lidorma atravesando sus entrañas.
-“¿Duele?”-
pregunto la mujer desde la cama. El manto negro levantó la mano en un gesto a
caballo entre el asentimiento y la petición de querer estar a solas unos
instantes con sus pensamientos.
La
habitación de la posada era lujosa y espaciosa, más aún si lo comparaba con el
claustro del templo al que se había mudado después de su regreso a Fuerte
Espina. Cruzó la estancia y se acercó a la ventana. ¿Cambiaría lo ocurrido si
estuviese en su mano? ¿Qué momento hubiese sido el adecuado? Tal vez cuando la
verdad le fue revelada. En ese momento su mente voló al pasado reciente, al
Templo de los Muchos...
...tras
seguir a Darda por las catacumbas llegamos al Templo de los Muchos. Allí gran
parte de los habitantes de Kastor adoraban a antiguos dioses, anteriores a
Prios. La muchacha de ojos verdes nos presento al sumo sacerdote que nos
ofreció refugio, descanso y curación.
Darda
nos contó lo ocurrido hace dos años. Como Baumelo quemó y acuso de herejía a
los cuatro hechiceros pertenecientes a la Semilla de Symbar y como su maestra,
Garala, fue arrastrada a su vez a la hoguera, víctima de confabulaciones al
verse inmiscuida en una lucha en las sombras ente La Semilla de Symbar y El
Amanecer del Terato.
Esa
noche dormimos conociendo la leyenda de Malgumor y la campana de Kastor, la
cual contaba como por el ansia de escavar en la mina, un clan bárbaro,
despertó a la lidorma. Una bruja conocía los poderes de la campana, y tras
hacérselo saber al jefe bárbaro del clan, este recupera la campana, con la que
logran atrapar al dragón en la mina con la ayuda de una hechicera. Pero para
ello se necesitaba un sacrificio, con lo que la hechicera mató al jefe bárbaro
del clan con su propia hacha y así sellar el ritual atrapando a la lidorma con
la sangre del bárbaro. Tras ello la bruja acabó con la vida de la hechicera y
entregó el hacha al descendiente del jefe.
Acto
seguido Darda me hizo prometer que no desvelaría en Templorrecio la existencia
del Templo de los Muchos, del cual ella era creyente a pesar de servir a Prios.
Mirándola a los ojos le di mi palabra de que así seria.
Al
día siguiente, tras volver a la posada, descubrimos que la noche anterior
habían arrestado a Vadakh y Ardetta. Discutimos cual sería nuestro siguiente paso
y tras diversas divagaciones convenzco a los demás de que ha llegado la hora de
actuar y de contar con la ayuda de la gente en quien confiamos y que nos la
prometieron en Kastor.
Angar
comandaría a un pequeño grupo de soldados tras hablar con Ileva. Yo pediría la
ayuda de la Ordo. Purgida, tal y como prometió, junto con Arastor, el
simbolista bárbaro, y una ilusionista apoyaríamos al grupo de Angar a tomar el
ayuntamiento. Mientras, Fenyek y Darda vigilaban los movimientos de Kagliostro.
Este
último abandono junto a un buen puñado de hombres, los trasgos y los ogros, el
ayuntamiento, formando una curiosa comitiva. Fenyek y Darda, sedienta de
venganza, lo siguieron.
En
la ciudad no nos costó mucho tomar el ayuntamiento. Una vez dentro logramos no
solo rescatar a Vadakh de las celdas, sino a los demás prisioneros, entre ellos
a Belago, a Mullando, el cual nos dice que Kagliostro se dirigía a las minas y,
también, a los enanos de la familia Barukh.
Cuando
parecía que los vientos soplaban a nuestro favor, los guardias mercenarios de
Kagliostro, que aún eran muchos en la ciudad, rodearon el ayuntamiento con la
intención de quemarlo con nosotros dentro. Tuvimos que decidir en instantes. Si
ya habíamos empezado la revuelta era el momento idóneo para seguir con ella o
morir en el intento. Al haber desplazado al grueso de mercenarios al
ayuntamiento, la defensa de la torre de la campana se había debilitado. Era el
momento de tomarla.
Purgida
contenía las llamas del fuego alquímico con el que había empezado a arder el
ayuntamiento. La maga conjuró una ilusión. Un abojali gigantesco cargo desde la
plaza hacia las puertas del ayuntamiento. Aprovechando ese momento de
confusión, salimos cargando dirigiéndonos hacia la torre de la campana. Los
heridos se dispersaron por las calles buscando refugio, mientras los
mercenarios nos perseguían. Vadakh no avanzaba deprisa debido a las graves
heridas que arrastraba, por lo que Angar decidió cubrir no solo sus espaldas
sino las de todos. Eso no era suficiente, ya que los mercenarios eran muchos y
tarde o temprano nos alcanzarían, y ante ello Purgida, con sus últimas fuerzas
invocó un gigantesco elemental de fuego que hizo que llegásemos a la plaza de
la torre dejando atrás a nuestros perseguidores.
Mientras
en Kastor se empezó a originar una revuelta. Los hombres fieles a Ileva, tal
vez motivados por nuestra revuelta, comenzaron a rebelarse contra los
mercenarios del teratomante. Escaramuzas y fuego empezaron a producirse en las
calles de la ciudad.
Una
vez en la plaza debíamos alcanzar el campanario. Después de combatir con varios
mercenarios, lograr ascender un par de pisos y ofrecerles la rendición, su
capitana animo a los mercenarios que quedaban a dar la vida para que no
tomásemos el campanario.
Con
movimientos letales y precisos acompañaba sus amenazas escalofriantes que
helaban el corazón. Luchó hasta la muerte y a punto estuvo alguno de nosotros
de acompañarla al infierno, pero después de acabar con ella solo un reducido
grupo se interponía entre nosotros y la campana, ya que el resto depuso las
armas. Angar acabo con esa pequeña resistencia y junto a él yo llegue a la
campana.
Angar
y Vadakh recobraban fuerzas. Mientras, yo junto a Arasto estudiamos la
campana. Visiones de tiempos remotos vinieron a mi mente. Visiones de un
imperio caído. Visiones de corrupción, de cómo la campana puede acumularla,
visiones de como canalizarla para un propósito, y también el peligro de abusar
de dicho poder.
Instantes
antes de que se rompiese la tensa calma que precede a la batalla un aprendiz de
la ordo trajo un mensaje para Angar. Su prometida (su propia hermana), se
encontraba en peligro. Ese trocalengo cabezón no hizo caso a mis advertencias,
y cegado por su amor acompaño al aprendiz a través de las calles de Kastor en
la oscuridad de la noche. Cuando volví a cerrar la puerta de la torre tras su
partida algo me dijo que jamás volvería a verlo...
...sin
tiempo para alejar esos pensamientos de mi cabeza llegaron a la torre Fenyek y
Darda. Habían seguido al teromante hasta una mina. Allí se disponía a despertar
a Malgumor. El trasgo y la sacerdotisa no llegaron a tiempo de interrumpir el
ritual y Kagliostro llego a la ciudad montado a lomos de la gigantesca lidorma.
Atrincherados
en la torre nos dispusimos a aguantar. Cuando el teromante apareció en la plaza
hice sonar la campana con mis pensamientos puestos en él. La campana absorbió
su poder. Darda, junto a mí en el campanario, imbuyó de veneno una de sus
dagas. Mientras, abajo, Vadakh y Fenyek hacían frente, con los pocos soldados
que nos quedaban a los mercenarios de Kagliostro. Este ya no parecía una gran
amenaza, pero si Malgumor, que bajo la influencia del teromante poseía las
consciencias de los soldados. Volví a hacer sonar la campana por última vez,
esta vez concentrado en Malgumor. La campana no podría volver a tocarse más sin
que el caos y la corrupción devorasen la ciudad. La lidorna, al verse
desposeída de sus capacidades la emprendió con la torre. Su inmenso cuerpo no
tardaría en tirarla abajo. Cuando quise darme cuenta Darda corría escaleras abajo,
hacia la batalla donde Fenyek y Vadakh luchaban, y empezó a descender mientras
la torre empezaba a derrumbarse.
Debido
al derrumbamiento debíamos salir de torre. Darda cegada por la venganza,
zigzagueó entre la lucha por el solo objetivo de Kagliostro, sin darse cuenta
de que Malgumor la engulliría entre sus fauces. Fue entonces, cuando en un acto
de ¿amor? ¿heroísmo? Vadakh se arrojó a las fauces de la abominación
propiciando que Darda siguiese con vida a cambio de la suya. Siempre le estaré
agradecido y estará presente en mis oraciones por ello.
Cascotes
y cadáveres llenaban la plaza. Fenyek se abrió paso hasta Kagliostro, al igual
que Darda, mientras yo, sin tener intención de ello, atraje la atención de
Malgumor...
Mis
últimos recuerdos antes de que la oscuridad cayese sobre mi mientras Malgumor
me atravesaba con sus colmillos, fue ver a Darda cortar el cuello de
Kagliostro, poniendo así fin a la influencia de este sobre la abominación.
Entonces
los recuerdos son vagos, una negociación, una promesa de Malgumor y después, el
silencio...
Cuando
desperté, Lestra estaba frente a mí. Había llegado junto con una docena de
templarios y con hombres del duque. Restablecerían el orden en Kastor. Me
preguntó por mis investigaciones. Llegado un momento, Darda me miro con sus
ojos verdes y profundos, después de que mirase como Lestra escuchaba mis
conclusiones. Miré a Lestra, había hecho una promesa y volví a mirar a Darda y
tras ello solo hubo silencio.
...
Una
caricia sacó de sus pensamientos al Manto Negro. La mujer lo abrazo
cariñosamente por la espalda y los cuerpos desnudos de ambos se apretaron. –“¿En
que estabas pensando?”- preguntó ella. –“Lo que fuese puede esperar ahora”-
prosiguió besando la espalda del Manto Negro. Este se volvió y miro los ojos verdes
de la mujer –“Ahora soy yo quien te pide una promesa”– dijo en un susurro.
Aguanto una punzada de dolor y prosiguió –“prométeme que lo último que vea
antes de que abandone estas tierras corruptas sean tus ojos”– Darda sonrió
alagada –“Te lo prometo”- contestó.
Ambos
dieron rienda suelta a la pasión hasta el amanecer, pues quién sabe cuándo
volverían a verse.
... ... ...
EPÍLOGO
I:
Cara
de Plata apuró el vaso de fermento negro, lo paladeó por un momento,
pensando... la ciudad poco a poco recobraba la calma. Los hombres del Duque ya
se habían ido, y los pesados hijos de Prios también. Cara de Plate jugó con los
dados en su mano izquierda, no sabía si había quedado una mejor o peor ciudad.
El daño había sido enorme, pero, supuestamente, la ciudad se vería libre de sus
intrigas. Cara de Plata pensó en el pequeño Fenyek y en Darda, como estos
habían llegado a Kastor desde el este, al parecer desde una mina olvidada,
donde la enorme y anciana lindorma había sido invocada antes de atacar la
ciudad... Era curioso el caso de Fenyek y sus amigos, ya se los había cruzado
dos veces y parecían propensos a meterse en luchas épicas... Cuando trasgo y
ambria habían llegado a la ciudad habían sido atacados por la Guardia Azul,
pero los hombres de Cara de Plata, los Rompepiernas, habían acudido en ayuda de
la pareja. Llevaban todo el día resistiendo en el barrio pobre, intentando
apoyar en lo posible a la guardia original y defendiendo al pueblo.
Luego
guiaron a Fenyek y Darda a la entrada a las cloacas más cercanas y siguieron
defendiendo el barrio pobre de mercenarios y cultistas. El caso es que el
trasgo y sus amigos debieron actuar bien, pues esa noche, aunque sangrienta,
hizo que todos los invasores huyeran.
En
fin... estaba casi segura que volvería encontrarse con el trasgo y su cerda y
con quien quiera que en ese momento le acompañase, casi segura... sopesó el
peso de los dados, soplo sobre su mano ahuecada, sopló, y lanzó los dados... ¡Ojos de
Serpiente!
EPÍLOGO
II: El fallecimiento de los herederos de Styrkia.
Noto
el dolor en todo mi ser, las gotas de lluvia recorren mi rostro, estoy tirado
en el fango deseando que Prios me lleve con él y acabe con este sufrimiento, no
me refiero al de las heridas infligidas sino a la angustia que recorre mi
cuerpo al ser consciente de mi fracaso, he fallado a mi amor, a estas horas
Ysolda yacerá muerta a manos del mismo asesino que me derrotó, que me dio por
muerto y sección mi brazo para su regocijo y el de aquél al que una vez llame
padre...
-“Angar,
¡Angar! ¡despierta amigo!”-
Esa
voz, es la del pequeño trasgo tuerto, -“Fenyek
déjame morir, déjame yacer entre el fango no merezco otro final...”-
-“No
digas tonterías Trocalengo cabezón!! Estas vivo, es lo único que importa ahora”-
Pierdo
la consciencia siento como mi alma parte de este mundo quizás en el otro pueda
alcanzar la felicidad con Ysolda con mi único amor, lo único que me empujaba a
seguir en este mundo.
HORAS
MAS TARDE
-“Angar
amor mío despierta quédate a mi lado"- He muerto y me he reunido con mi
amada, es su voz, la reconocería entre una multitud.
-“¿Ysolda
estas bien?, ¿amor mío donde estamos?”-
-“Estamos
en los subterráneos de la Ordo, te están tratando tus herida, pero tu brazo...”
Consigo
abrir los ojos y la veo, su bello rostro por sus mejillas corren lágrimas como
si de un rio se tratase. De los míos brotan lágrimas de alegría, con mi mano
izquierda acaricio su rostro, pensé que jamás te volvería a ver mi amor.
Una
voz chillona nos interrumpe.
-“Tortolitos
es hora de decirle a Tanis que estáis vivos, con este follón os creen muertos a
los dos y tras la muerte del pobre Vadakh, ese cascarrabias de manto negro se
alegrara de que estéis bien...”-
Interrumpo
al pequeño trasgo -“No Fenyek, Tanis ha de seguir con la certeza de nuestras
muertes"-
-“¿No
entiendo por qué a de ser así?”- refunfuña la pequeña criatura.
-“Tanis
es hombre de férreas convicciones, y me cree culpable de la muerte de uno de
los suyos, he de reconocer que es así, fui engañado para realizar tan funesta
acción, creyendo que liberaba al mundo de un monstruo, pero el monstruo que me
manipuló sigue con vida, su guarida se haya en las cloacas de Kurun En la zona
suroeste encontrarás una entrada a su madriguera cerca de un puente, cuando sea
seguro para ti, dale esta información dile que busque a un ser deforme sin
piernas que no os engañe con argucias, él es el verdadero monstruo su nombre es
Balliostro”-.
SEIS
MESES DESPUES
-“Rápido
mi señor la dama está en peligro hay que ser cauto pero sin demora"- La
advertencia del novicio de la Ordo nubló mi juicio, lo abandone todo, mi
misión, mis compañeros, a toda la ciudad a la que jure proteger por mi honor,
por las palabras de un aprendiz al que jamás antes había visto, o no era así...
-“Hallé
a la hija del Conde de Styrkia entre estos muros, pero lo que sí ha sido una
sorpresa ha sido el dar contigo Angar, tu padre me recompensará por tu cabeza,
no mejor le llevaré tu brazo de maldito trocalengo ese que osaste levantar en
su contra jajajaja"-.
Al
verme sorprendido por la trampa en la que tan neciamente me lancé de cabeza, no
vi llegar su primer ataque, ¡por Prios! No es un vulgar mercenario el que ha
enviado mi padre a por Ysolda, no puedo permitir que este asesino de con ella,
en el último instante consigo desviar su acero, y me lanzó desesperadamente a
acabar con su vida, mi golpe es certero, parece sorprendido por el preciso
ataque, pero él no es un cualquiera y el peso de mis heridas me pasan factura,
no acabe con su vida, y este último esfuerzo desesperado me ha dejado con la
guardia baja, el mercenario me asesta un golpe fatal, su hoja busca esa pequeña
rendija en mi coraza que me expondrá a un golpe fatal, y por desgracia tiene
éxito, siento el frio de acero de la hoja de mi enemigo, percibo como las pocas
fuerzas que albergaban se me escapan, caigo de rodillas ante mi enemigo, él me
mira se jacta ante su presa y con una patada deja caer mi cuerpo al fango…
-“Y
ahora mi premio”- Retiró mí brazal y con un tajo preciso secciona mi brazo derecho, una carcajada
y su deseo de que me pudra desangrándome en el suelo es lo último que escuchan
mis oídos.
“¡Ysolda
no! ¡Te he fallado, corre, por tu vida!”
El
canto del gallo me despierta, estoy empapado en sudor, otra vez esa pesadilla,
pero todo mal pensamiento se disipa al ver que a mi lado duerme plácidamente mi
amada Ysolda.
Hermosa como la más bella de las flores.
Unas
voces chillonas y juguetones la despiertan y al verme despierto me pregunta, -“¿Otra
vez esa pesadilla?”-, -“Sí amor pero son solo eso pesadillas"- ella me
besa mis temores se disipan con su caricia, mi mano recorre su vientre ahora
abultado por su preñez, nunca ni en mis mejores sueños había podido imaginar
que pudiéramos ser tan felices. Si el pago por esta fue mi brazo no me
arrepiento de su pérdida, sé que la noticia de nuestra supuesta muerte habrá ya
llegado a los malditos oídos del Conde de Styrkia, que se quede con sus tierras
y sus manipulaciones me he librado de él, y tengo la certeza de que si en el
futuro se cruza con el trasgo que un día hizo un acto tan deplorable como
privar de su madre a sus propios hijos en esta misma casa, no volverá a ver
otro amanecer, Fenyek tú le arrebataste a mis hijos a su madre, pero yo he
podido saldar ese agravio otorgándoles una nueva y un padre que velará por
todos ellos. Aquello ya es cosa del pasado, pero confío en tí para que mi
venganza sea llevada a buen puerto soy tan consciente que en el fondo de tu
corazón eres un buen ser, como que jamás perdonas un agravió y ese al que una
vez llame padre tubo la desfachatez de agraviarte.
-“¡Padre,
madre, ya es de día! ¡Levantaros perezosos, ya hemos preparado el desayuno”-
-“¿Por
Prios qué habrán liado hoy?“-
Ysolda
se rie, -“Anda Angar levanta de la cama y haz lo que mejor sabes hacer ahora,
tu trabajo es ser padre"-
...
... ...
Y así
acaba el tercer y último rolato de la Campana de Kastor (que, en total la
aventura, supuso ocho sesiones de Roll20). A continuación pretendo hacer un par
de aventuras cortas para luego comenzar con la campaña oficial de la
ambientación, “El Trono de Espinas” (The Throne of Thorns).
Y
como es costumbre para llevar el control de los personajes, subo un PDF con el estado
actual de los PJs de la campaña:
Héroes de Symbaroum.
Marcados
saludos.-