Aventuras en la Marca del Este, un retroclón español de la caja básica de D&D.

El Clan del Lobo Gris, aventureros proscritos, los últimos de su clan.

Estas son las crónicas de nuestras aventuras, con este magnífico sistema.

lunes, 19 de agosto de 2019

Negocios en Karvosti



Buenas,

Y continuamos con los rolatos de la campaña de Symbaroum Salvaje, en esta ocasión el décimo ya, los personajes, por iniciativa propia, decidieron acudir al cabildo de brujas de Karvosti a ofrecer el Calder de Barrvalg obtenido en “Noche de Corrupción”.

Acudían con intenciones diversas, Magdala volver a ver a su gente, a su “madre” la Huldra, Dakeyras quería negociar algún tipo de pacto que protegiese a su familia del mafioso Maximíliam, Heavy y Fenyek acudían en busca de alguna aventura, tesoros, etc., mientras que la recién llegada al grupo Lynae quería conocer a las brujas de Karvosti y ver si podría limpiar la corrupción que había anidado en ella fruto de caer a las tóxicas aguas de Ebel en su primera aventura...

La campaña va rulando y cogiendo inercia, y prueba de ello es que esta aventura es 100% a petición de los jugadores, yo tenía otra cosa en mente, pero muy contento metí esta misión que ellos mismos me propusieron.

Por otra parte, estrenamos Symbaroum Salvaje con Roll20 y, bueno, aunque vamos un poco lentos vamos cogiendo soltura, y la última sesión fue ya más rodada.

El “rolato” en esta ocasión lo hace Sergio, Fenyek, el trasgo, mientras despioja a su jabalí, Kverula, la está contando un cuento para tranquilizarla y que se esté quieta, en concreto su última misión en Karvosti y todos los peligros que vivieron en Davokar...


... ... ...

PRÓLOGO

«Pero lo que ha sido olvidado por la mayoría a veces
es redescubierto por los curiosos y los codiciosos.
Conflictos enterrados hace siglos vuelven a la vida,
trayendo dolor y destrucción.
La ambición de unos pocos despierta a dioses hambrientos
de tiempos remotos, pero el sufrimiento recae sobre los inocentes,
y lo que está muerto... así debería permanecer...».

... ... ...


- Kverula!!!, estate quieta o no podré quitarte las garrapatas.- Joder, los jabalíes son muy testarudos y Kverula debe ser la más testaruda de su especie.
- A ver, mírame. Si te quedas quieta y dejas que te despioje te contaré un cuento. Uno acerca de un gran héroe trasgo y su banda de compañeros, ¿de acuerdo?- Dioses, lo que tengo que hacer, negociar con un jabalí. ¿Qué será lo próximo?
- Está bien, no te impacientes, ya empiezo.

Era una noche oscura y fría, como casi todas las noches en Fuerte Espina. Pero esa noche no nos podíamos quejar. Estábamos alojados en el “Refugio de la Costurera”, teníamos una cena caliente y sabrosa,  todo regado por abundante cerveza negra, sidra y vino especiado. Nos merecíamos este descanso después de las penalidades que pasamos en el “Corazón de Jakad”.

Además de mis compañeros habituales de aventuras Dakeyras, Magdala y Heavy, esa noche compartía nuestra mesa Lynae, una trocalenga que mis compañeros habían conocido en la aventura vivida tras derrotar al Mastín de Hirot, cerca del Lago Ebel.

Ummm, no les puedo dejar solos. Se van de viaje, pierden al pansar y vuelven con una mujer callada y misteriosa. Y encima bruja, aunque ese momento no lo sabía con seguridad, solo lo intuía. Pero... ummmm, trataba de ocultarlos, pero sus colmillos y garras eran evidentes...

Mientras cenábamos discutiamos con discreción que íbamos a hacer con el caldero arcano que Dakeyras y yo le habíamos arrebatado a ese siniestro brujo que nos sitió en el “Corazón de Jakad”. Magdala insistió hasta el hartazgo que debíamos llevar el artefacto hasta Karvosti, porque en el pasado el “Caldero de Barrvalg” (así se llamaba este artefacto) había pertenecido al Cabildo. Para mi sorpresa Dakeyras apoyó los requerimientos de Magdala. Bueno al final accedí a llevarles el maldito caldero, esperando obtener una recompensa acorde al valor del cacharro y de lo que nos costó ganarlo.

Al día siguiente bien temprano, abandonamos Fuerte Espina. Nos esperaba por delante un duro viaje de cinco jornadas a través del bosque. Se podría decir que el viaje no fue todo lo mal que podía ir. Mis compañeros se van acostumbrando a la vida en el bosque. Solo Dakeyras y Magdala enfermaron por dormir a la intemperie durante una fuerte tormenta. Y solo tuvimos problemas una vez. Mientras guiaba al grupo, ya cerca del río, nuestro buen Heavy pasó por alto la presencia de un grupo de elfos acompañados por un gran troll.




- Dioses, ¿cómo se puede pasar por alto a un troll así de grande? Creo que fue por esa obsesión del grandullón por comer todo lo que encuentra tirado por el suelo. Va buscando cosas que no te comerías ni tú Kverula, y no te ofendas cerda endemoniada.

Como mis anteriores encuentros con elfos siempre han terminado fatal (para ellos afortunadamente) me oculté, mientras mis compañeros se quedaban mirando a los elfos, no sé si esperando que les invitasen a almorzar. El encuentro terminó como tenía que terminar, tras un duro combate los elfos y el troll murieron. Magdala terminó herida, aunque demostró a los elfos que la sangre bárbara se paga muy cara. Dakeyras demostró ser mejor arquero que los elfos. Y Heavy enmendó su fallo al no ver al troll enfrentándose a él, aunque yo diese el golpe mortal a ese monstruo del bosque.

A pesar de este encuentro, las heridas y las enfermedades, conseguí que llegásemos a Karvosti un día antes de lo esperado. Al llegar a la meseta donde se encuentra Karvosti, fuimos recibidos por once guerreros bárbaros. Por lo que comentó Magdala parece que pertenecían a algo así como una sociedad de guerreros llamada Guardia de la Furia Dormida. Por lo visto son los más feroces guerreros de los clanes, uno por cada clan, en nueve patrullas.

Los bárbaros nos permitieron establecernos en un campamento de peregrinos ambrios que se habían establecido en la meseta para restaurar un antiguo templo que creen que rendía culto a su Dios Sol. Mientras Magdala acudía a reunirse con sus hermanas brujas para iniciar las negociaciones con el Cabildo sobre el Caldero de Balvarrg, nosotros nos acomodamos lo mejor que pudimos en el campamento ambrio. Mientras unos descansaban para recuperarse de las fatigas del viaje, yo me dediqué a curiosear. Así conocí a otro cazatesoros que actuaba como alcalde oficioso del campamento, Edrafin (un ambrio con media cara quemada). Tras intercambiar con él algunas historias de nuestro oficio, conseguí que nos proporcionase una carpa para refugiarnos y algo de comida. Algo más tarde Magdala retornó. Nos comunicó que el Cabildo nos recibiría y que “negociaría” por el maldito caldero. Y digo “negociar” por decir algo, perra bruja...




Para reunirnos con el Cabildo nos tuvimos que internar en una serie de cuevas bastante siniestras. Allí nos recibieron su líder, a la que llamaban Huldra Yeleta y otro par de brujas.
Y allí quedó al descubierto la traición de Magdala. En lugar de conseguirnos un trato de favor para obtener una mayor recompensa, la muy bruja (sí ese tipo de bruja) solo había asegurado a la Huldra que entregaríamos el caldero sin mencionar recompensas ni pagos.
Dakeyras y yo tratamos de obtener un precio justo, pero resultó que las brujas no valoran el oro ni las riquezas terrenales. No les gusta atesorar oro, plata ni joyas. En fin, brujas...
Finalmente llegamos a un acuerdo. Si obteníamos unas hojas de la planta Reviviscente nos recompensarían. Esta planta tratada de una forma concreta permite devolver a la vida a una criatura muerta. Y la querían para revivir a su hurón. Joder, que capricho.

- Vamos a ver Kverula, no protestes. Sabes que yo te aprecio mucho. Valoro muchísimo a las nobles bestias. Pero revivir a un hurón... Cosas de brujas.

Bueno, el trato fue el siguiente:
El Cabildo se aseguraría de tener vigilada a la familia de Dakeyras para prevenir un ataque de parte de sus enemigos. Y si hiciese falta, llevarían a su mujer e hija a un lugar seguro. Sin descartar que la niña terminase como aprendiz de las brujas. Pobre cría. Aunque supongo que eso es mejor que la muerte. Iban a mandar a una muchacha bruja Unalba, a la aldea donde viven la mujer e hijas del ladrón.
En cuanto a mí, me proporcionarían el mapa de un legendario tesoro perdido en una isla en el mar que se encuentra en el remoto norte de Davokar. Ese tesoro guarda, por lo visto, un poderoso artefacto y riquezas suficientes para librar de la servidumbre a mi clan.

Al salir, Lynae se quedó con las brujas para hacer una limpieza espiritual, en fin, cosas de brujas. Si no tenía bastante con Magdala, ahora tengo a otra bruja de compañera. Por lo menos esta es callada.

Como las brujas solo nos indicaron que la planta Reviviscente se podía encontrar al norte de Davokar (o en el bosquecillo de Aloéna lo que descartamos rápidamente) y que normalmente crecía en las agrupaciones de pinos rojos, y habíamos decidido partir al despuntar el alba, aproveché para husmear en el campamento y ver si alguien había visto pinos rojos por la zona. Conseguí que me diesen una aproximación hacia nornoroeste.

Con el amanecer nos pusimos en marcha. Guie con pericia a mis compañeros a través del bosque hasta que encontramos un campamento que había sido abandonado recientemente. Al acercarnos vimos a un par de baiagornos, feroces criaturas del bosque a las que es mejor no molestar. Mientras esperábamos sigilosamente a ver si estas criaturas se iban y podíamos curiosear en el campamento abandonado, apareció una gran bandada de krankas, cuervos malditos y sanguinarios, capaces de devorar a un troll. Ante nuestras miradas los krankas devoraron en unos segundos a uno de los baiagornos. La otra bestia ni lo dudó, huyó como tan rápido como el viento. Y yo, que me precio de conocer a las bestias y saber interpretar sus actos instintivos, hice lo mismo. Me oculté tan rápido como pude.
Dakeyras y Heavy hicieron lo mismo. Pero cual fue mi sorpresa cuando las brujas decidieron quedarse allí, esperando a los krankas con los brazos abiertos. Increíble, si las dejo solas en el bosque no se si llegarían a durar un día.




Bueno, los cuervos atacaron a mis compañeras, que pensaron que con sus armas y su magia podrían deshacerse de estas viles criaturas. Tardaron muy poco en averiguar cuan equivocadas estaban. Terminamos corriendo para salvar nuestras vidas y solo gracias a que Heavy cubrió nuestra huida, pudimos escapar. Hay que reconocerlo, el ogro es tan duro como el granito.

Por fin llegamos a una agrupación de pinos rojos y logramos encontrar la planta Reviviscente. El viaje de vuelta fue mucho más tranquilo (al margen de unas arañas venenosas que trataron de desayunarnos durante la guardia de Dakeyras, pero, bueno, las matamos...) y pudimos llevar la planta a las brujas. Al contrario que Magdala, las brujas del Cabildo cumplieron su palabra y nos dieron el pago acordado. Dakeyras quedó satisfecho con la protección de su familia y yo obtuve mi plano del tesoro. Tendré que ir preparando esa expedición.

- Que sí Kverula, que cuento contigo para mi futura expedición al norte. Y creo que con Heavy también. Los demás, ya veremos. No tengo muy claro si podrían sobrevivir... ... ...

EPÍLOGO 1:

-“Hija, veo oscuridad en tu futuro, veo que te vas a enfrentar a algo oscuro, poderoso y peligroso... Y veo que el camino que has cogido para enfrentártelo, también es peligroso y oscuro. Pero siempre he confiado en tu criterio...”-, la Huldra se despidió con estas palabras de Magdala. Tras un sentido abrazo los aventureros partieron. Acto seguido la Huldra pidió a su joven aprendiza Gamona la pasta preparada con la Planta Reviviscente. Se la aplicó bajo la lengua al muerto hurón Skutal, y lo dejaron reposar un día y una noche... Al día siguiente, Skutal abrió los ojos, rojos, coléricos, inyectados en sangre, y la Huldra le susurró al oído, así el hurón se internó en los túneles más pequeños del complejo, trayendo, horas después, entre sus fauces a una y extraña rata de las profundidades. La Huldra la observó con tranquilidad... con fineza, casi como un artista, le abrió las entrañas y las desparramó en la mesa de piedra. Se concentró y comenzó a murmurar una salmodia mientras veía lo que estaba por suceder en las vísceras de la rata... Nada bueno, cómo indicaban todos los augurios...


EPÍLOGO 2:
Baumelo, a la cabeza de su nutrido grupo de seguidores, sonríe esperanzado cuando avista, entre el denso follaje la entrada, ¡por fin!, la entrada a la cámara funeraria... acampados hay varios miembros de la maldita Ordo... el grupo de Baumelo está escondido, protegido por la nutrida espesura. El viaje ha sido largo, cansado, peligroso y agotador, pero con la guía de la calavera de corona incrustada al final han llegado... Baumelo se quita de sus hombros la pesada mochila en la que porta, entre otros enseres, el cráneo del arcano rey. De repente a su derecha un sonido, pero ¿tan cerca?, ¿nadie se dio cuenta antes? Una gutural voz sale de entre la espesura a la vez que la terrorífica figura: -“Bienvenidos, creo que tenemos temas importantes sobre los que hablar”-.

... ... ...


Y hasta aquí el rolato de estas sesiones online con Symbaroum Salvaje, la siguiente misión será, por fin, acabar la Corona de Cobre (si no meto algo entre medias jejeje).

Y como es costumbre, los héroes de los jugadores en su actual estado:



Marcados saludos.-

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