Aventuras en la Marca del Este, un retroclón español de la caja básica de D&D.

El Clan del Lobo Gris, aventureros proscritos, los últimos de su clan.

Estas son las crónicas de nuestras aventuras, con este magnífico sistema.

jueves, 6 de junio de 2019

Lo que trajo el Lago Ebel



Buenas,

Octava aventura a Symbaroum Salvaje, esta vez dirigida por Óscar, tras jugarla me dijo que se la había bajado y que se titulaba “Lo que trajo el Lago Ebel”, así pues, una vez ya jugada, busqué y se trata de una aventura subida al blog https://decenasdemundos.com/
Así pues, si vas a jugar “Lo que trajo el Lago Ebel” no sigas leyendo, contiene SPOILERS, obviamente...

El “rolato” está narrado desde el punto de vista de Sven el Dorado, el bárbaro errante del clan Vajvod.


... ... ...

PRÓLOGO

«... atormentado,
el Maldito ruge de
agonía. Él, a quien
en vez de vida eterna
se le concedió una
muerte sin fin. Él,
Hinja, cuyos gritos de
dolor se propagan por
Davokar cada vez que
las aguas de su vida
se tornan vapor».

PRÓLOGO II

El prisionero levantó la vista ante la visita. El ruido del festejo del gran salón había parado hace poco, ya debía ser hora de dormir. Pero Jarl Borg no podía dormir, la rabia y la impotencia le consumían. Las dos figuras embozadas que habían ido a la celda improvisada hablaron: «Señor, no se preocupe, nos vamos de aquí, esta sucia gente no merece más de sus preocupaciones. Al amanecer ya estaremos lejos...».

... ... ...


EN “EL REPOSO DE LA COSTURERA” (FUERTE ESPINA):

¿Qué quieres que te cuente lo que nos encontramos en el Lago Ebel? Jajajaja, es una buena historia, pero empieza antes, al noroeste de allí, cuando aún viajaba solo. Tras peregrinar días por los yermos de Nueva Berendoria por fin di con Hirot la aldea independiente cuya maldición y bestia habían llegado a mis oídos. Acudía allí para acabar con la bestia y que los escaldos cantaran mis gestas. Pero cuál fue mi sorpresa, apenas dos noches antes, un variopinto grupo había acabado con la maldición de Hirot, y, es más, había hecho que el pueblo se sublevara, levantado por las trampas y tejemanejes de su anterior cacique, Jarl Borg.

Así pues, llegué a un poblado en fiesta, esa noche las puertas del Gran Salón estaban abiertas para todos, correría la sidra, cerveza e hidromiel. Era hora de celebrar a su nuevo cacique, Broegan Haverson y el fin de los días oscuros. Allí acudí dispuesto a conocer a los héroes que me habían arrebatado la gloria. Además, habiendo brujas y magos, quizá alguien podría darme una pista sobre mis raros sueños.

He de decir que la fiesta estuvo bien. Conocí a los héroes de Hirot y a un trocalengo y una bárbara del clan Godinja que iban siempre juntos, Eryos y Ashara, también rondaba por ahí un lugareño, Eorlum, valiente y decidido a tenor de sus palabras y sus actos. He de decir que tras presentarnos y gritar a los cuatro vientos nuestras glorias, la que más me sorprendió fue Magdala, una hembra fuerte y dura, con ademanes de bruja y una voluntad de hierro. Podría ser una digna madre para mis hijos jajajajajaja. El caso es que los dioses quisieron que acabara la noche borracho perdido y con una lugareña entre mis brazos, durmiendo en un lateral del salón común.

Antes del amanecer gritos me despertaron y me sacudí de encima a la lugareña cuyos prietos pechos me servían de acomodo. Pronto nos reunimos un grupo de madrugadores pues las noticias no podían ser peores: Jarl Borg había sido liberado por un par de disidentes y escapaban prestos en tres caballos.

Había que hacer una batida, no podían escapar. Quizá la gloria de la que había sido privado por mí retraso en llegar a Hirot sería recompensada decapitando a Jarl Borg, del que se decía que era un gran guerrero con sangre de los clanes en sus venas. El grupo se conformó con Eryos, Ashara, Eorlum, Magdala, Orlan de Daar (el resto de los héroes de Hirot no podían partir con garantías, un ogro estaba muy herido, un trasgo no solo estaba herido él, sino su jabalí al que dormía abrazado, había un mago ambrio que parecía agotado y consumido por vencer arcanamente a un espíritu guardián, y un arquero sombrío no quiso partir con nosotros, de hecho, parecía elusivo y distante en la fiesta, como pensando en otras cosas) y yo mismo.

Ashara y Eryos demostraron su pericia rastreando, los fugitivos partieron hacia el este, raudos con sus caballos. Iban más rápido que nosotros, pero se tendrían que parar y descansar, y nosotros íbamos empujados por la sed de gloria y venganza.



Tres días después tuvimos un encontronazo con bandidos, un grupo más numeroso que nosotros, algunos de ellos llevaban ropas por encima de su rango, con el símbolo de Jarl Borg, un lobo en sable aullando en campo sinople. Pareciera que habían atacado a Jarl Borg y sus hombres y se hubieran hecho con parte de su equipo... en cualquier caso nos rodearon y atacaron a distancia con sus arcos curvos. He decir que nos defendimos bien, pese a la inferioridad. La sorpresa hizo que uno de ellos me metiera cuatro dedos de acero en un costado, pero respondí atravesándole el pecho con mi zurda, mientras cargaba hacía el que había derribado a un compañero a mí diestra, le decapité... miré al compañero caído, era el caballero pansar ambrio, Orlan. Un tajo, casi con más suerte que habilidad, le había cercenado un lateral del cuello, solo pude ver como intentaba en vano contener la ingente cantidad de sangre que salía a borbotones... no duro ni diez latidos...

Acabamos con todos los asaltantes, yo maté a otro, mientras no sé muy bien quién me decía que le dejara vivo para interrogarle... no te puedes fiar de las palabras de un bandido y ya metidos en refriega no suelo pensar ni escuchar mucho jajajajajaja. Hicimos un montón con los cadáveres, yo me hice con una espada de reserva, eran buenos aceros para portadores tan indignos. Acto seguido quemamos los cadáveres, la mitad del grupo decía que sí, la otra mitad que no... pero es mejor prenderles fuego, nunca se sabe que se puede levantar tan cerca de los páramos.

Pronto los rastreadores del grupo dieron con las huellas, ahora Jarl Borg iba solo, y al parecer a pía, cansado y herido... la cacería se acercaba.

El rastro llegaba al río Eblis, los días ya pesaban en nuestros hombros y piernas. El rastro giraba al sur, siguiendo el río hacía su nacimiento en el Lago Ebel, así pues, lo seguimos.

Tras un par de días de marcha comenzamos a entrar en una tierra marchita y maldita, los frutos que daba la tierra no eran buenos, e incluso la caza parecía mala, con la carne como putrefacta, el río arrastraba algunos peces muertos hacía el norte... algunos granjeros y pescadores a los que preguntamos por Jarl Borg no nos pudieron ayudar a ese respecto, pero sí confirmando nuestras sospechas, la tierra estaba maldita, una maldición llevaba instalada en el poblado y sus alrededores más de un año, e incluso los Mantos Negros, pese a sus avances no conseguían eliminar la maldición de la tierra.

El pequeño poblado se llamaba Osdari, una villa, residencia veraniega de la Duquesa Esmerelda, aunque, al parecer, hacía tiempo que no aparecía por allí, y su mansión veraniega vigilaba la pequeña villa, desde lo alto, a orillas del Ebel. Buscamos la taberna, la única que había en el pequeño villorrio, estaba regida por dos hermanos trasgos, Biskitt y Tesnich (uno de ellos sin legua, amputada por hablar de más, supongo). La comida, muy especiada para matar el sabor a podrido, solo la probamos Magdala y yo. Pregunté al que parecía el jefe de la taberna si había visto a Jarl Borg, apenas me dijo nada cuando volví a nuestra mesa rápido, Magdala y Eryos estaban enfrascados en una discusión con el Ylvari oficial manto negro y sus dos hombres. La mirada de Magdala es hielo, pero por el dios águila de un solo ojo que sus entrañas son fuego, ya que en breves segundos estaba peleando con los mantos negros... Eryos la ayudaba, así que también intervine. Estampe un cuenco de estofado que había comido en la cabeza de uno de ellos, dejándole inconsciente. El líder de los mantos había hecho que el cordaje de las lámparas cobrará vida y atrapara a Eryos, pero el trocalengo se liberó y la lucha se recrudeció, hasta que por la puerta apareció un bárbaro enorme con un buen número de guardias. Se trataba de Koth, capitán de la guardia de la residencia de la duquesa y del pueblo por extensión. Al parecer también era amigo de Ylvari, ya que no hizo caso a lo que Magdala y yo argumentamos (ella con lisonjas y mentiras, tratando de parecer desamparada), ese Koth no siente la sangre de los clanes en sus aguadas venas... así que nos instó a pasar la noche y partir con las primeras luces del día siguiente. Le daba igual que viniéramos en busca de un prófugo y que pudiéramos, dado el caso, ayudar con la maldición del pueblo.



Casi todos mal dormimos en el suelo común de la taberna, pero Eryos y Eorlum acudieron a la iglesia de Prios, llevada por Irathi una sacerdotisa. El trocalengo se las apañó para que la sacerdotisa le “contratara” para investigar la maldición, mientras Eorlum vagando por la iglesia encontró las cadenas y grilletes de Jarl Borg. Irathi confesó que sí, ayudó al preso, ya que parecía cansado y necesitar ayuda, al igual que hacía con nosotros, cuando también parecía que la necesitábamos.

Y justo así lo hizo, ya que cuando Koth se disponía a echarnos del pueblo (o intentar darnos una paliza) le convenció para que nos dejara investigar la maldición con calma. Y así hicimos, dejando aparcado, de momento, la persecución de Jarl Borg (aunque sabíamos que andaba por las cercanías). Investigamos un poco la situación:
Hace casi dos años, un grupo de pescadores (Ben, Joe y Tenrie) encontró una estatua en el Lago Ebel. La corriente había arrastrado hasta allí un cadáver, con marcas por todo su cuerpo, manchas negras que cubrían su piel. Lo llevaron a la sacerdotisa Irathi, para que dispusiera del cuerpo, que descansó por fin en una pira funeraria. Eso sí, la estatua había desaparecido... Durante el siguiente año, el infortunio azotó a la pequeña villa de Osdari, y cosechas se echaron a perder completamente, con varios nacimientos abortados, e, incluso la caza y pesca solo otorgaba carne podrida.
Fue entonces cuando llegó el Manto Negro Ylvari a desentrañar la maldición sobre el pueblo, descubrió que la fuente era la granja de Ben, un pescador y granjero, con el que la maldición había sido especialmente cruel, matando a toda su familia, y la hizo quemar.

Así pues, decidimos acudir a la granja de Ben, prescindiendo de hablar con él, ya que todo el mundo nos lo describía como un alma en pena, vagando por el pueblo. Cuando nos acercamos a la granja quemada, señalizada (señales de la iglesia de Prios con cadenas y calaveras como que el sitio estaba maldito) y purgada por los mantos negros nos encontramos con una viajera, una tal Lynae, una trocalenga bárbara, al parecer con tanto de bruja como de exploradora... también investigaba la maldición, así que decidimos investigar juntos.

Y nos recibieron saetas en la granja, los tres mantos negros nos emboscaban y atacaban, ahora con armas, malditos ambrios... luchamos y por mucho que digan que estos cazabrujas son élite entre los ambrios, acabamos rápido con ellos... pero no sé, había algo en su mirada, como perdida, vaga, distante... además los tres tenían una especie de runa tatuada en la nuca... sospechoso...

La purga de la granja había sido metódica, pero logramos encontrar un pasadizo, desde el sótano de la granja llevaba a un pequeño muelle del lago, con un pequeño altar, a los dioses oscuros y malditos...

En el embarcadero había una barca, así que nos decidimos a investigar una pequeña isla del lago a donde apuntaba todo... nos turnamos remando, la niebla de la mañana no se había ido del lago y el ambiente estaba enrarecido... el chapotear de los remos y los peces muertos enrarecían aún más la escena... cuando vimos la isla, y en ella un altar en el que descansaba una figura de madera. Un encapuchado salmodiaba daga en mano, mientras atado a la enorme piedra de atrás Jarl Borg contemplaba la escena, estupefacto y con pánico en su mirar.

La barca comenzó a temblar, las aguas se agitaban, pero dio tiempo para que Eryos y Ashara disparasen sus flechas al encapuchado, matándole, no antes de que este a su vez matara al encadenado Jarl Borg. Nos tiramos al agua y nadamos prestos a la isla. Parecía que algo tiraba de nosotros para el fondo, pero todos salimos rápidamente, aunque la trocalenga Lynae tardó algo más, y al salir algo era distinto en ella... parecía como más animal... sus boca más cruel y bestial...



El caso es que levitando, donde antes estaba nuestra barca, apareció una abominación, un ser de humo y niebla, con tentáculos y dos cabezas huesudas, los zarcillos de niebla nos atacaron y algunos se refugiaron tras el altar. La criatura recibió algunos flechazos como si nada, apenas la atravesaban... Pero, que los dioses bendigan a Eorulm, este partió la figura de madera de un seco golpe contra el altar, y la criatura demoniaca pareció fluctuar y volverse “solida”... ahí lo vi claro y cargué chapoteando en la orilla de la isla, de un golpe revente uno de los cráneos, saltando trozos de hueso... Escuché un grito a mi izquierda, Magadala cargaba también con su magnífica hacha, saltó, pero erro el golpe... un par de flechas volaron, pero fue la espada de mi diestra la que reventó el otro cráneo... me giré a Magdala y el fuego que ardía en mis entrañas me impulsó a besar en la boca a la bruja. Jajajaja, el rodillazo y el codazo mereció la pena...

Luego averiguamos que el encapuchado era Ben, que había pactado con las fuerzas oscuras, volviéndose un hechicero, siendo él mismo el que sacrificó a su familia... volvimos a Osdari, donde nos recibieron como héroes, hasta Koth parecía haber salido del embrujo de la maldición... la comida del pueblo empezó a mejorar, espero que les vaya bien, ya que nosotros partimos hacía Hirot, llevando las nuevas de la muerte de Jarl Borg, y de Orlan...
... ... ...

EPÍLOGO:

Tras una semana de periplo los héroes volvieron a Hirot, donde no se celebró la muerte de Jarl Borg, ya que estaba teñida por la muerte de Orlan de la Casa Daar, que había dejado a su prometida Morgan con el corazón roto... el que hubiera sido su suegro, el nuevo cacique Broegan ofició un panegírico al antiguo pansar... Los héroes, al menos, pudieron disfrutar de las comodidades del Gran Salón, aunque todos comenzaron a sopesar la vuelta a Fuerte Espina...
... ... ...


Y hasta aquí el rolato de esta sesión con Symbaroum Salvaje, ahora tenemos a un buen número de héroes en la aldea independiente de Hirot, pero, con la muerte de Orlan que hasta se había prometido con Morgan, ya comienzan a hablar de regresar a Fuerte Espina, donde el misterio del a Corona de Cobre aun pende sobre sus cabezas...

Y como fin los héroes de los jugadores en su estado actual:



Marcados saludos.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario