Páginas

martes, 13 de octubre de 2020

La Campana de Kastor, Parte 1


Buenas,

Continuamos con la campaña de Symbaroum Salvaje. Esta vez con una aventura oficial de la ambientación “La Campana de Kastor”. Más o menos nos va a llevar entre 6 y 8 sesiones de Roll20, y aquí está el rolato de las dos primeras sesiones jugadas. El “rolato” va a hacerlo Antonio desde el punto de vista de Vadakh, ya que uno de los desencadenantes le afecta de manera personal...

Solo me queda decir que, si vas a jugar esta aventura oficial de Symbaroum, dentro del suplemento de Nosolorol “Aventuras Volumen 2” no sigas leyendo si no quieres destriparte completamente esta aventura.

... ... ...


PRÓLOGO I

Tercer año del Reino Dorado de Ambria.

El niño ambrio, hijo de colonos, corría y corría. Siempre había tenido algo de sobrepeso, pero a sus once años, ahora corría por su vida y jamás había estado tan cansado...

En la pequeña aldea en el borde mismo de Davokar, el abojalí herido barritaba mientras repartía muerte con sus colmillos. El niño giró un momento su cabeza, mientras babas caían de su boca mezcladas con el sudor y fruto del nerviosismo y el enorme sobreesfuerzo... Por encima del hombro pudo ver como el abojalí desgarraba el vientre de su madre “¡Malditos cazamonstruos, solo le habían herido y enfurecido! Y ahora la bestia del bosque se cobraba su venganza”.

El enorme cerdo salvaje captó el olor dulzón y temeroso del niño, trotó hacía allí tras pisotear y terminar de matar a un granjero aún con un hálito de vida. El breve momento había hecho que el rastro del niño y el niño mismo se le hubieran perdido...

Bajo un carro cercano el orondo niño cerraba los ojos con fuerza, atemorizado hasta extremos que le acercaban a la locura, lo que no sabía es que había invocado una sutil magia en su sangre y había desparecido, siendo casi indetectable...

 

PRÓLOGO II

“Campana de mí lugar,

tú me quieres bien de verás.

Cantaste cuando nací,

y llorarás cuando muera.

Así pues: a consejo de ruin,

Campana de madera”.

... ... ...

 

Otro día más en esta casa propiedad de la iglesia de Prios... Lo respeto, pero espero que las cosas cambien para bien, poder tener la mía propia, y no tener que deberles nada. Respeto a Prios, pero son los hombres que dicen saber sus deseos los que no me acaban de convencer.

Y paradojas de la vida es lo primero que veo en esta fría mañana, “Buenos días Tanis”, al menos de un extremista como él sé lo que me puedo esperar y es más fácil confiar.

 

Aun Fenyek no ha salido de su establo cuando llaman a la puerta, un mensajero, trae un mensaje para Vadakh, dice. Un extraño pergamino de cuero recio con remaches de metal y 3 ruedecillas alrededor del tubo con números de 0-9 que parece una cerradura, y una leve inscripción… “Las lunas en la laguna. Darda.”

 

Darda... hace cuatro años que no sé de ti, desde que marchaste de la aldea, mi corazón se estremece recordando el tiempo que pasamos juntos, fuiste mi primer amor, mi único amor, esos días juntos, los arroyos que caían en graciosas cascadas en la laguna y acababan en el Volgoma, nuestro lugar, donde algún día sé que volveremos para pasar el resto de nuestros días juntos, en esa laguna que como siempre decías... la luna no parece una, sino ciento una.

 

Leo ensimismado la carta, me pide ayuda, solo confía en mí y parece que está en un aprieto. He de partir hacia Kastor, solo que es ciudad oscura, Tanis me cuenta la historia que conoce, que el Manto Negro Baumelo ordenó quemar a unos sectarios acusadas de hechicería... no hace mucho... Parece que ni él ni Fenyek tienen nada mejor que hacer y deciden acompañarme. Además, la carta menciona una conspiración, quizá tenga que ver con la vieja quema de brujas, eso hace querer investigar al Manto Negro. El trasgo... El trasgo creo que viene porque en el fondo es un romántico y le ha enternecido el corazón la petición de ayuda.

Parte de la carta

Mientras preparamos el equipo para el viaje Angar entra agitado con otra noticia, parte para Kastor, ha recibido una carta de su hermana, venia hacia aquí desde Kastor, debía de haber llegado hace una semana, pero no lo ha hecho, algo ha debido de pasar por lo que salimos inmediatamente (en la carta, al parecer, también decía que su padre había movilizado la mitad de sus fuerzas y había partido hacia Nueva Berendoria, momento en que la hermana de Angar había aprovechado para escapar de su reclusión en Castillo Styrkia).

 

El camino sigue la linde del bosque, donde los desvelados acompañan la vigilia, atravesamos Karabbadokk, poblado de trasgos. Poca gente nos encontramos en el camino, un par de mercaderes a los que Angar pregunta, pero no han visto a nadie que pueda parecerse a su hermana. El segundo día de viaje nos cruzamos menos gente aun y el camino empieza a virar al sur, sigue siendo invierno, y esta ruta es fria.

 

Al atardecer un extraño montículo nos llama la atención, entre un par de cipreses y unos arbustos, como si de una tumba se tratase. Fenyek baja a mirar y ve huellas de una persona que van al este. De hace dos días, más o menos. Quizá debió de haber una pelea, pero es raro que se entretuviesen a enterrar cuerpos. Angar se baja a remover la tierra, preocupado que pueda ser quién busca.  El cuerpo es de un hombre que ronda la cuarentena, vestido del característico color azul y el escudo de los Styrkia. Lo reconoce como un soldado del castillo de su padre. Pero su rostro palidece, un segundo cuerpo yace debajo, ropas blancas de mujer, ayudo a quitar tierra, Angar tiembla por quién pueda ser, seguimos desenterrando y un alivio de culpabilidad le recorre, no es su hermana, aunque se parece bastante y viste un vestido de ella...

 

La noche no está lejos, Fenyek y Tanis preparan el campamento mientras que Angar y yo cavamos dos tumbas más correctas, un entierro digno mientras el Manto Negro bendice los cuerpos. Y en silencio cenamos bien abrigados, pues una llovizna empieza a caer. La noche es dura y a la mañana la nieve ha cuajado, no hay quien pueda descansar, con este clima y nuestras preocupaciones. Darda en peligro y la hermana de Angar desaparecida...

 

Las huellas que vio Fenyek están tapadas con la nieve, no importa, sabemos que iban hacia el este por el camino principal hacia Kastor. Demasiadas dudas respecto a que sucedió.

 

Dos días de viaje nos quedan, durante el cual intento que Tanis me cuente algo más respecto a que paso en Kastor pero poco sabe o poco dice, más de lo que ya nos ha dicho, es lo que hay.

 

En mitad del camino un carromato de heno con un hombre mayor defendiéndose desde lo alto con una horca de un gran lobo negro, seguramente un huargo, y unos los lobos que lo tienen rodeado, el caballo se defiende herido, Angar, Fenyek y yo cargamos contra ellos, bajamos del caballo y el acero corta sus pieles, el huargo cae y los pocos lobos que quedaban huyen.

 

Ayudamos al granjero, Braca, a llegar a su casa, donde nos invita a pasar la noche, cosa que agradecemos, la ultima el frio nos caló los huesos. Así poder dormir a cubierto cerca de un buen fuego y una cena caliente hará que podamos recuperar fuerzas. Mañana si apretamos un poco el paso llegaremos antes del mediodía a Kastor.

 

Tras un frío viaje, las murallas de Kastor, la joya del ducado de Seragon, en manos del indolente Duque Gadramei, se ven a los lejos, nacida y crecida sobre las ruinas de una antigua fortaleza bárbara. Oscura y lúgubre, muchos guardias en la ciudad, más de los que corresponden, poca gente en la calle, y los que hay van cabizbajos y apesadumbrados. El humo de un incendio, ya controlado, sale del lado este de la ciudad. ¿Pudiera ser de cerca de la iglesia? Preguntamos a un lugareño por una buena posada y que es lo que está sucediendo. Al parecer hace un par de días unos asesinos han matado a parte del consejo de la ciudad, entre ellos a la alcaldesa. El jefe del gremio de mercaderes, Grendol, ha sido nombrado como alcalde provisional.

 


Vamos a la taberna El Dragón Oxidado, parece que no le hace gracia que entre Kverula, pero Tanis se lo explica con esa elocuencia característica. Todos en habitaciones individuales y sin problemas con la cerda, mientras no pise el salón más que de paso. Pagamos las habitaciones y pido una tina para darme un baño, que lo necesitaba después del viaje, la lluvia y el cavar... me viene bien. Además, cuando me encuentre con mi Darda... quiero ir bien presentable.

 

Bajo a la comida y mis compañeros ya están en la mesa, la posada tiene buena pinta, la mejor taberna de la ciudad, y la comida ya está servida. Preguntamos al tabernero si puede decirnos que ha sucedido. Parece que fue un ataque coordinado a varias personas, tres miembros del consejo muertos y uno desaparecido. La alcaldesa en su despacho, la tesorera acuchillada en los barrios humildes, el sacerdote en un incendio en el templo...

 

Tanis paga unas monedas a un niño para que le siga y realice unos recados mientras estemos por aquí, el primero será llevar un mensaje al nuevo alcalde indicándole que en una hora irá a verle. Mientras seguimos comiendo y el joven vuelve, el nuevo alcalde dice estar ocupado y no tener tiempo, cosa que molesta de forma evidente a nuestro amigo...

 

Tanis y Angar irán a ver al alcalde, y mi trasgo compañero y yo decidimos ir a buscar información en los barrios humildes, donde asesinaron a la tesorera, al parecer era aficionada al juego y por esa zona está la mayor casa de apuestas, bueno, creo que la única de la ciudad, yo, de paso, intentaré localizar a mi antiguo amor.

 

Al parecer el excesivo número de guardias es evidente en toda la ciudad, excepto aquí, en el barrio pobre. En un comedor social, un joven clérigo está repartiendo comida a la gente menos pudiente, esperamos a que pueda atendernos y pregunto por Darda. La cara se ensombrece y me confirma que estaba en el anexo de la iglesia que ardió. Los cuerpos, se pidió que no se tocasen, y allí siguen. La tormenta de emociones me queman, salgo corriendo a la iglesia, no me lo creo, así no, no puede ser.

 


Llegando veo que Tanis y Angar están ahí, acaban de llegar también, al parecer un miembro del consejo, Kagliostro no les ha permitido entrar a ver al alcalde. Tanis está bastante molesto, es evidente, pero al menos han conseguido una cita con Kagliostro en la torre de la Ordo al anochecer.

 

Entramos en los restos del incendio, cuatro cuerpos tendidos en el suelo, en una sala con las puertas abiertas. Esto no cuadra, deberían poder haber escapado. Examino los cuerpos, pero están calcinados, no consigo distinguir nada de ellos, mientras tanto entra en la estancia Belago, el ahora Primer Padre que nos confirma que las cuatro personas son Karstak, el anterior Primer Padre de Kastor, Darda y dos personas más, seguramente los asesinos y culpables del incendio. Tras un análisis minucioso Tanis me mira y me dice “no sufras ninguno es una mujer”, Darda no está aquí. Respiro aliviado.

 

Pero si no está aquí, ¿dónde está? Esto paso hace un par de días.

 

Ahora, a solas con el padre, le preguntamos qué fue lo que pasó aquí hace un par de años, la quema de brujas de la que hemos oído hablar. Al parecer la hermana Garala y otras cuatro personas de la ciudad fueron acusadas de hechicería, al parecer eran la cúpula de la Semilla de Symbar, una secta que promulgaba el retorno a las creencias de la oscuridad de Symbar, considerándose los hijos de Symbaroum y consagrado su existencia a terminar lo que sus antepasados no pudieron. Los cinco murieron en la hoguera por orden de Baumelo, tipo despiadado y seco, que fue quien llevo a cabo la investigación y decreto el juicio. Sus restos fueron depositados en las catacumbas de la ciudad. Garala fue la madrina de Darda en la Iglesia de Prios, y siempre echó en cara a Karstak que no la defendiese lo suficiente, dando por hecho que la acusación, al menos a Garala, era falsa.

 

Nos autorizan a ver los aposentos de Darda y Karstak, a ver si podemos encontrar algo que nos de alguna pista. Me extraña mucho que Darda se hiciese sacerdotisa, liturgista para más señas, no la recordaba tan religiosa, además que sus padres como el mío aun creían en los Muchos Dioses, no solo en Prios. ¿Dónde estás mi niña?...

 

Registrando su habitación veo un pequeño triangulo bajo su almohada, hecho con pequeñas ramitas de apenas dos dedos. Un símbolo del Dios Explorador, un amuleto para un viaje seguro. Lo guardo sin que me vea nadie, no tengo tan calado a Tanis para compartir esto. Y en la habitación de Karstak... nada de interés.

 

En la posada aprovechamos para ponemos al día con lo descubierto. La reunión de Tanis con el nuevo alcalde fue tan breve que ni fue, al parecer está demasiado ocupado, como ya he indicado. Por otra parte, entre los papeles de Karstak, Tanis no ha encontrado muchas evidencias, no pareciera que el Consejo tuviera que debatir nada importante. Eso sí, hablaban de lo nervioso que parecía Grendol últimamente.

Cara de Plata

 

Fenyek nos cuenta que la casa de apuestas nos es familiar, llamada el 5:2 esta regentada por Cara de Plata, la gestora del asentamiento de Esperanza de Salindra, que decidió asentarse aquí tras huir de la excavación. Respecto a la tesorera, esa noche estuvo allí jugando y perdió todo lo que tenía y más contra otra mujer, y posteriormente marchó sola, cuando fue asesinada en las oscuras calles. Intentó saber algo más de esta otra mujer, pero está desaparecida.

Por su parte Angar ha encontrado entre los religiosos de Prios a un viejo soldado de su padre, dejó la espada por el radiante sol de Prios. Intentará ayudar a Angar a encontrar a su hermana, que, por cierto, estuvo alojada en El Dragón Oxidado hace como cinco o seis días.

Angar además nos comenta algo curioso... algunos guardias, no todos, llevan un detalle azul en su vestimenta, un parche, un pañuelo, el reborde de una capa, la vaina de la espada, etc. Su experiencia militar le ha hecho fijarse en este curioso detalle...

 

Tras cenar acompañamos a Tanis a visitar al tal Kagliostro, antes Fenyek se separa para un asunto privado dice. El edificio de la Ordo está bastante tranquilo nos recibe una tal Purgida que nos sorprende con que Kagliostro no ostenta un puesto destacado en la Ordo, es más, parece ser el representante de esta en el Consejo, dado que nadie más quiere ese puesto. Kagliostro nos recibe y charla con Tanis. Al parecer, tras la reunión de urgencia de ayer, el control total de la ciudad está en manos del Consejo y del Alcalde y dada la gravedad del asunto, en poco o en nada nos van a ayudar. De hecho, nos informa que dada nuestra casual llegada y viendo que estamos investigando, estamos en un listado de “posibles sospechosos” ¡estupideces! Hay un intercambio de pullas y sutiles amenazas, pero parece no amedrentarse porque Tanis sea Manto Negro.

 

No obstante, la adepta Purgida queda con Tanis en preparar una reunión, si fuese necesario, con Isokles, el piromante y Maestre del capítulo. Ya que es su aprendiza.

 

Y a la salida volvemos a la iglesia, donde el padre Belago nos da un manojo de llaves y nos dice cómo llegar a la zona donde están los restos de las personas que Baumelo ordeno quemar. Primero atravesamos las tumbas de los religiosos de la ciudad y en seguida con las llaves de Belago salimos a otra zona más amplia y comunal de la ciudad. De hecho, las cloacas se intercalan con catacumbas. A las puertas de esta encontramos otro triangulo de ramas que Tanis identifica, él no lo sabe, pero yo sé que es de Darda, escapó y lo hizo por aquí...

 

Fenyek es muy bueno siguiendo rastros, y es capaz de captar las sutiles modificaciones en el entorno que pudo causar Darda hace dos noches. Las catacumbas recorren toda la ciudad y, tras un rato andando dirección sur, llegamos a una bifurcación, al oeste, nuestra derecha, parece más usado, hay flores y velas encendidas en puertas enrejadas, a nuestra izquierda el rastro es más sutil y leve, quizá más apto para lograr esconderse... Ninguna pista más... ¿a dónde fuiste mí querida Darda?

 

... ... ...

 

EPÍLOGO I:

 

Fenyek se arrastró entre las sombras, la casa de la Viuda Gerda estaba cerca de la torre de la Campana, desde las sombras pudo ver la estructura una vez bárbara, ahora reforzada por estructuras ambrias... pese a ser de noche puedo ver al menos seis guardias en la puerta, y otros tantos en la última planta, donde estaba la famosa campana, por los distintos niveles también se movía gente, guardias seguro... Pero esto no le despistó de su cometido. Buscó con ahínco una ventana abierta en la planta baja, no la halló, así que, sacando su juego de ganzúas, abrió la puerta principal. Hizo un gesto a Kverula para que aguardará en las sombras de la calle, afuera. Y tras esto, se deslizó con el mayor de los sigilos en la casa. La casa de la Viuda Gerda respondía a los rumores, su difunto marido había sido un próspero comerciante que la había dejado bien colocada. La casa era pequeña pero muy bien amueblada y decorada. En la planta baja apenas encontró nada de importancia, así que subió a la planta de arriba, en el dormitorio de la viuda, desde la ventana, volvió a ver la torre de la campana. Allí corroboró que pareciera que nadie había estado en la casa en los últimos dos o tres días. Unas flores, en el alfeizar de la ventana, comenzaban a secarse y marchitarse. Pareciera que no había nada más de interés, cuando divisó una pequeña marca en la pared junto al cabecero, con la daga consiguió abrirlo, dentro del pequeño compartimento había un pequeño cofre cerrado que no tardó en abrir con su habitual destreza. Dentro encontró un buen montón de táleros (50 de ellos en sendos documentos válidos). Arrampló con casi todo y salió corriendo de la casa, ni rastro de la viuda. Al perderse de nuevo en la noche, llamando con disimulo a su pequeña cerda, volvió a mirar por encima del hombro la torre de la campana... el brillo de la luna, entre las bajas nubes, incidió contra la campana de un metal oscuro, opaco, que pareció absorberlo y engullirlo...

 

EPÍLOGO II:

 

Tanis sopesaba cada palabra que escribía. Había muchas cosas extrañas en este asunto. El Manto Negro sabía que los atacantes del Templo del Sol no habían muerto por las quemaduras, ni siquiera por las cuchilladas, en los cuchillos debía haber algo, veneno seguramente. Además, estaba el asunto de las caras deformadas, o quizá fueran máscaras de cuero... Y todo el mundo parecía ocultar algo, todos... Por fin terminó la carta, la selló y se la entregó a Belago. Debía mandarla con prontitud a Templorecio al conocimiento de la Curia. No podía volver a encontrar tantas trabas en su investigación... agradeció al nuevo sumo sacerdote su ayuda y partió al Dragón Oxidado, había quedado para cenar, iba dando vueltas a las palabras escritas...

 

Me hallo en Kastor, lugar en el que se han producido asesinatos, llegando incluso a la propia alcaldesa. Intuyo que la corrupción y la oscuridad está tras ellos.

 

A pesar de que Belago, reciente máxima autoridad eclesiástica de la ciudad, me ha dado poderes, solicito poderes de la máxima autoridad de Prios para poder ayudar a las autoridades, tanto políticas como religiosas, a esclarecer a los asesinos, así como a librar a la ciudad de todo posible mal que aceche a sus habitantes.

 

Su siervo,

 

Tanis “Medianoche”.

 

... ... ...

 

Y así quedó la cosa por el momento. En breve la continuación. Y tras el rolato, estado actual de los PJs de la campaña:

 

Héroes de Symbaroum.

 

 

Marcados saludos.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario