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miércoles, 29 de abril de 2015

Crónica Walküre: Días Peligrosos

Buenas,

Tras un par de meses en los que no hemos podido subir las crónicas de las partidas (aunque llevan bastante jugadas), retomamos la crónica de la campaña a Walküre.

Nuestros héroes de Oberón se quedaron en la Luna debido a solicitud de la compañía, tenían un último trabajo allí. Pronto llegaron algunos compañeros que estaban en la Tierra y comenzaron a investigar su “encargo”. Así que aquí os dejo con la crónica de sus desventuras en el módulo de Mondblindheit “Días Peligrosos”, qué adapte para poderla jugar con agentes Oberón dando un cierto nexo de unión a Gatecore y Oberón.

Por cierto, si vas a jugar esta aventura, Días Peligrosos... no sigas leyendo ;-)


...
Para lograr un éxito tecnológico, la realidad debe estar por encima de las relaciones públicas porque la Naturaleza no puede ser engañada.
Richard Feynman.

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Prólogos:
Hace algo más de un par de años: la imagen comienza con un tipo (no se le ve la cara) sentándose y encendiendo un ordenador. Tras esto expande un holoteclado, el holomonitor fluctúa y arranca un acceso a la malla. En un recóndito rincón de esta, entra en un críptico foro de hackers. Selecciona y expande con el pulgar e índice un determinado hilo: “PUJA INF. AVALANCHE”, el último mensaje data de hace apenas tres horas. ADM_AVALANCHE: Crack_Willson sube la oferta por “x” a 37,5y, tenéis hasta las 00:00 para superar la oferta.

El tipo se queda mirando la pantalla y abre otra ventana, la expande y calcula mirando su contenido. Vuelve al foro y comienza a teclear en el holoteclado.

...

El silencio, duro, terrible, ominoso... la gris superficie de la luna, explanada adyacente a la Tranquility Base aliada. A la izquierda de la cámara de repente un píe humano, descalzo, justo encima, unos pantalones blancos, como de laboratorio... la cámara gira hacía allí y poco a poco va ampliando el plano y se ve a un ser humano, sólo vestido con una especie de pijama blanco de laboratorio... de repente del suelo surgen armas ocultas del sistema automatizado de seguridad de la base. El silencio se llena de leves sonidos mecánicos y de varios avisos en inglés... el hombre gira la cabeza, pero todas las armas le apuntan. A su espalda varias sombras se pierden en el gris desierto lunar, el hombre vuelve a girarse, lentamente, hacía las armas...

(Me tomé la licencia de qué Ash también tuviera la habilidad de sobrevivir y respirar en el vacio).

...

 
Los agentes de Oberón esperaron la llegada de sus compañeros desde la Tierra (en vuelo privado de Oberón, vía astropuerto Amity en L1), se hospedaron en un pequeño hotel muy cercano a la pequeña oficina en The Core de Oberón. No perdieron el tiempo, algunos buscaron equipo en los bajos fondos de The Core o fueron de compras para material más mundano. Ian no perdió el tiempo y quedo para cenar y pasar la noche con la secretaria de la oficina, la holandesa Eve Van Hoydon, con la que ya había quedado en su anterior visita a la Luna.
No trascurrió mucho tiempo y los agentes Joshep Turner y Sigfrid Von Isenhart llegaron a The Core, rápidamente hubo una reunión en el piso superior de las oficinas, una pequeña, pero ultramoderna sala de reuniones. Allí el director de la sucursal Oberón, Donovan Cooper, comenzó a hablar: - “Bien, os preguntaréis el por qué de la demora en la Luna, y el por qué de la llegada de más agentes. Muy bien, hace escasamente tres días se perdió el contacto con la base Rosell C2, una base de investigación genética avanzada propiedad de la Rosell Corporation. En principio esto no les debería decir nada... Bien, la propiedad de Rosell se reparte de la siguiente manera: 45% pertenece a Gatecore; el 25% al doctor Edon Rosell, fundador de la empresa; 20% pertenece desde el 2.071 a Oberón; el resto, el 10% pertenece a distintos inversores anónimos, así pues la compañía tiene, como comprenderéis, ciertos intereses en Rosell Corporation, así pues en esta misión trabajaremos mano a mano con Gatecore (les recuerdo que son la compañía que ha construido y administra, principalmente, todo esto). Así pues, les paso con el Delegado Ejecutivo de Gatecore en la Luna: Arthur Sanders.”- Cooper tecleo en su teclado y una imagen holográfica apareció en el centro de la mesa. Un hombre en la cuarentena, bien vestido, elegante y con cierto porte, aunque delgado y enjuto.
-“Buenos días, Soy Arthur Sanders y me es muy grato conocerles. Al parecer la casualidad ha querido que agentes experimentados de Oberón se encuentren en Tubular Core, justo cuando les necesitamos debido a sus habilidades en inteligencia. Como sabrán Gatecore y Oberón tienen algo en común, y es acciones e interés en las investigaciones de la compañía Rosell Corporation. Bien, pues hace tres días se perdió el contacto con la base Rosell C2, situada a unos 200 kilómetros de Tubular Core. No contestan las llamadas. La burocracia hizo que la información se demorará al tardar la Rosell en comunicárnoslo. En cualquier caso otro hecho, que supongo aledaño a este, ha precipitado el asunto... Ayer un “individuo” fue abatido al intentar entrar en Tranquility Base, las defensas automatizadas acabaron con él, tras darle varias veces el alto. Lo curioso es que el “individuo” caminaba casi desnudo por la superficie lunar, sin traje ni aparato para respirar... evidentemente la Policía Militar ha iniciado una investigación... me he tomado la libertad de concertarles una cita con General Merlyn C. LeMay, máximo responsable de la Tranquility Base... yo mismo acudiría, pero mi relación con el General no es la mejor... Acudirán como investigadores de la Gatecore y tratarán de averiguar todo lo que saben los militares... tengan cuidado con LeMay es una persona muy astuta... en cualquier caso no fuercen la situación, ni en ningún momento interfieran con la investigación militar, ya que su investigación tiene más autoridad. Mientras hablan con LeMay iré preparándoles un viaje a Rosell C2, para que visiten e investiguen la base antes de que lo militares obtengan una orden que se lo permita.”-

 
Todos los agentes partieron hacía la Gobernación de Tranquility Base en un transporte tubular, excepto Sigmund y Jonh McNeall, ya que ellos investigarían desde la oficina de Oberón (cada uno a su estilo). Sus compañeros pidieron a Sigmund un listado con todos los trabajadores de Rosell C2.
 
El viaje hasta el edificio de gobernación de la base fue tranquilo, y los agentes pudieron disfrutar del esplendoroso espectáculo de la cúpula Neil Amstrong, el inmenso parque abovedado con la huella original del héroe norteamericano. Por fin, terminaron llegando al edificio de gobernación, anejo al complejo militar. La cantidad de militares y protección era enorme. Incluso divisaron algunos mechs de tamaño pequeño patrullando el perímetro del edificio (causando, sobre todo, asombro en nuestro agente McGregor). En la puerta comprobaron sus credenciales y les hicieron dejar las armas, acompañándoles dos soldados con exoesqueleto al despacho donde les recibiría LeMay. Una vez dentro, el General les recibió cordialmente y comenzó la charla.
 
LeMay les enseñó el video de las defensas de la base. El “individuo” iba vestido con una especie de bata médica, descalzo y sin ningún tipo de protección. En el video Turner pudo observar que tras el tipo unas “sombras” desaparecían en la oscuridad, las huellas de la zona, además indicaban la presencia de al menos cuatro personas más.
 
LeMay les sorprendió, además, con los resultados (concienzudos y costosos) del análisis del cadáver. El individuo era un Bioroide. Explicó, además, para quien no lo supiera lo qué era un bioroide (o replicante, pero este término era usado bastantes menos veces), eran seres diseñados para ser indistinguibles a simple vista de un humano (siendo un constructo biológico que sólo puede ser descubierto con costosos análisis de ADN). A diferencia de los robots, era mucho más sencillo usarlos para infiltración, pero por otra parte era más difícil de programar, casi tan complicado como un humano verdadero, sino más. Sólo los alemanes disponían de la tecnología (como Berg y Von Isenhart sabían) para crearlos (qué además era extremadamente cara, lo qué hacía imposible producirlos en masa). Aunque a LeMay le costaba, que otras naciones estaban investigando en este campo, pero no daban con la tecla que consiguiera resultados positivos más allá de residuales, suponiendo casi siempre, fracasos estrepitosos.
 
LeMay estudió los rostros de sus invitados, buscando algún tipo de reacción ante la información, pero evidentemente los agentes nos sabían nada acerca de los bioriodes. Tras otro rato de charla e intercambiarse números para llamarse en caso de noticias, se despidieron con la advertencia de LeMay de que entendía que Gatecore investigara lo sucedido, pero que no interfirieran en la investigación militar...
 
Los agentes informaron a Sigmund y Cooper (y éste a su vez a Sanders). Después les dijeron que acudieran a una de las bases de Gatecore, donde dos rovers lunares les esperaban para viajar a Rosell C2, Sigmund les dijo que en breve les mandaría el listado de los trabajadores de la base.

El viaje en los rovers fue lento y cuidadoso. Los agentes era la primera vez que veían tan de cerca la superficie lunar. Tras un par de horas largas llegaron, y descendieron, por el cráter donde estaba situada la base. Desde lejos el pequeño domo de la base parecía tranquilo. Uno de los dos conductores silvó, -“Algo no va bien, par esclusa está abierta”-. Los agentes se pertrecharon sacando sus armas...

C2 había sido construida usando las técnicas americanas de construcción de domos lunares, no podía tener soporte vital y camas para más de 30 personas. Efectivamente, cuando se acercaron descubrieron que la puerta estaba abierta, y la puerta interior de la cámara de descompresión  también. Obviamente no quedaría oxígeno en la base.
Lo que más les llamó la atención fue el cadáver de alguien que murió mientras intentaba colocarse un  traje lunar y el cadáver de otro individuo (tenía los brazos rotos y otras heridas aún más graves) con un traje genérico de seguridad, este según la chapa, era uno de los miembros censados en la base, como seguridad.

McGregor se quedó en la exclusa tratando de repararla, mientras los dos conductores de Gatecore se quedaban fuera, vigilando desde los rovers, y sus compañeros agentes, entraron a la base.

Dentro de la base, el panorama fue aún peor... La estancia principal estaba atestada de cadáveres, el espectáculo era dantesco y estremeció a los más débiles de corazón. La estancia tenía 30 puertas que daban a 30 habitaciones (claramente 6 de ellas tenían unas medidas de seguridad extremas que no poseía el resto, más bien parecían celdas de confinamiento). Mientras Turner intentaba entrar en las computadoras de la base, el resto de agentes bajaron al laboratorio del nivel inferior, llevando un recuento de todos los cadáveres y cruzándolo con el listado mandado por Sigmund.

Cuando McGregor reparo las puertas, el oxígeno regresó a la base, y pudieron quitarse las escafandras, haciendo más fácil su investigación. El escocés empezó a ayudar a Turner, al que el sistema se le estaba resistiendo.


El resto de equipo comprobó los cadáveres, y había 24 cadáveres. En la base había 24 personas registradas según la lista de censados. Tomando y punteando las identificaciones comprobaron que 23 de los 24 cadáveres correspondían nombres de la lista. Del listado, sólo el Doctor Edon Rosell no se encontraba entre los cadáveres... además el cadáver no identificado fue el primero que encontraron en la puerta, aquél que trataba de ponerse el traje lunar...

Turner y McGregor por fin lograron acceder a los sistemas de la base, con la ayuda a distancia de Sigmund.  Descubrieron varias cosas: al parecer el Dr. Rosell no se encontraba en la base, al parecer, por temas laborales que le retenían en Tubular Core, según información que consiguieron de los registros de entradas y salidas. También averiguaron que los seis individuos que usaban las “celdas” no estaban inscritos como habitantes de la base, y eran, claramente, el objeto de las pruebas científicas que se hacían en la misma. Por lo demás todas las pruebas y equipo parecían contar con los papeles y permisos en orden. Investigando más por ahí encontraron que los seis individuos eran en realidad un experimento tratando de emular y crear bioroides. Turner consiguió un listado de los seis bioroides, con foto incluida:

Bioroide Modelo 1 (Ash): Aparentemente el líder del grupo. C.I. de 190 y diseñado como modelo de infiltración social y espionaje. Puede sobrevivir en el vacío.
Bioroide Modelo 2 (León): Inmune al dolor y súper fuerte. Puede sobrevivir en el vacío. Diseñado para trabajar donde ningún humano podría.
Bioroide Modelo 3 (Mike): Modelo social y de placer masculino, muestra de los intereses comerciales de Gatecore en el proyecto.
Bioroide Modelo 4 (Pris): Modelo social y de placer femenino, muestra de los intereses comerciales de Gatecore en el proyecto.
Bioroide Modelo 5 (Roy): Modelo de combate avanzado, el más peligroso de todos. Puede sobrevivir en el vacío.
Bioroide Modelo 6 (Zhora): Asesina y experta en infiltración. Capaz de cambiar de apariencia (y sexo) y altamente eficaz, el segundo más peligroso. Puede sobrevivir en el vacío.

Por las fotografías los agentes identificaron a dos de ellos, el primero Ash, era del que LeMay les había mostrado imágenes. El que abatieron las defensas de la base estadounidense. El segundo que identificaron fue a Mike. Ya que lo identificaron como el primer cadáver que encontraron al llegar a la base, el que no tenían identificado...

Tras esto, ya todo el grupo junto decidieron tratar de acceder a las cámaras de vigilancia de la base, para hacerse una idea de qué había pasado.
Las grabaciones carecían de sonido y mostraban el día a día de la base y los experimentos realizados en el laboratorio... las relaciones con los bioroides parecían normales y tranquilas. Pero McGregor encontró un momento de la grabación en el qué los bioroides estaban en una sala común de la base hablando con tres científicos cuando algo que dicen estos les pone nerviosos, sobre todo a Ash. Poco a poco, ese nerviosismo fue en aumento hasta desembocar en violencia. Ash, León, Roy y Zhora comenzaron a matar a todos los miembros de la base (Roy se había hecho con una de las pistolas de uno de los guardias), la matanza fue metódica y concienzuda, tras lo que salieron de la base por su propio pie.

Aunque siguieron investigando no consiguieron averiguar nada más en C2. Al salir de la base distinguieron las huellas de los bioroides y decidieron seguirlas.

Los agentes abandonaron la base en los dos Rovers, viajaban más despacio ya que trataban en la medida de lo posible continuar por donde seguían las huellas. Ya llegando se separaron. De camino habían recibido un  aviso por parte del cuerpo de seguridad (la policía privada de The Core) de Gatecore... al parecer los bioroides habían actuado... dos guardias de Gatecore habían sido asesinados en Tubular Core. Sanders les dijo a los agentes que contaban con el total apoyo de la policía privada del Núcleo. Y así se separaron, en un rover, junto a un conductor, se fueron Ian y Brian, este último insistía en que su perro Edward rastrearía perfectamente las huellas..., el caso es que llegaron hasta cerca de las defensas de la Tranquility Base, decidieron no arriesgarse y no continuar, volviendo a The Core bastante tarde.
Mientras el resto del grupo entro a Tubular Core y acudió al sitio donde habían sido asesinados los policías.

Los asesinatos habían sido cometidos en un lugar poco transitado por el público, pero las cámaras de seguridad captaron perfectamente la imagen de León saliendo corriendo del lugar. Al parecer dos agentes dieron el alto a alguien que les pareció sospechoso, para que se identificara. Los dos agentes habían muerto a base de golpes, uno de ellos con la columna rota, el otro literalmente molido a palos. Al parecer uno de los agentes sacó un arma gauss y disparó tres veces, pero no hallaron sangre en ningún lado, ni vieron en las imágenes se ve a León herido. Es más, nuestros agentes encontraron las balas gauss, estaban aplastadas como si hubiesen impactado contra un muro de acero. A los agentes de seguridad les habían robado el chaleco de seguridad y las armas.


El incidente se había producido en una zona de El Núcleo de escaso paso peatonal, pero en la que podían encontrarse oficinas administrativas de gran número de corporaciones... al parecer era el sitio donde las compañías tenían sedes administrativas y de Recursos Humanos. Los agentes pasearon por los alrededores hasta que, no muy lejos, vieron una oficina de la Rosell Corporation (apenas dos despachos), estuvieron hablando con los trabajadores de la oficina, pero al parecer al margen del alboroto por el asesinato no había visto nada (ni reconocieron a León en la foto que Turner les mostró).
Trataron de seguir a través de las cámaras de vigilancia la ruta de escape de León, fue imposible, ya qué se desplazaba rápido y sigilosamente... y tras un par de giros le perdieron en unas escaleras que descendían de nivel y empalmaban con una zona que ya conocían... Nueva Jamaica.

Después de esto, los agentes se reunieron en las oficinas de Oberón y tras poner toda la información en común, llamaron a Sanders, querían hablar con el Dr. Rosell... tras convencerle, más tarde Sanders les devolvió la llamada confirmándoles una cita para la tarde del día siguiente. Tras esto los agentes se fueron a descansar.

El día siguiente, hasta que llegara la hora de la entrevista con el doctor Rosell, decidieron investigar en Nueva Jamaica... sospechaban que quizá León y el resto de bioroides se escondían allí, siéndoles más fácil pasar desapercibidos.

Turner y McNeall investigaron por un lado, pero no encontraron nada de León. No obstante, Turner averiguó que los Neo Rastafaris estaban buscando a Ian O’Conner para matarle. El ex agente de la C.I.A. informó a sus compañeros... pero el aviso llegó tarde, poco después de recibirlo, en un callejón de Nueva Jamaica cercano al McGrady’s casi treinta Neo Rastafaris atacaron a nuestros agentes. Los pandilleros pseudoreligiosos portaban bates y automáticas, pero no supusieron un problema para los agentes Oberón, entre todos, pero con O’Conner destacando, acabaron con los pandilleros, los qué no habían muerto o estaban heridos, salieron corriendo... Sólo Sigfrid Von Isenhart fue herido de cierta gravedad y paso el resto de misión curando sus heridas y descansando.

Tras esto, casi todo el grupo se quedó celebrándolo en el McGrady’s, excepto Turner, Berg y McNeall que acudieron a la cita con el Doctor Rosell.

El Doctor se encontraba en la Base Rosell C1, una pequeña base que la Corporación Rosell tenía adosada a instalaciones más grandes de Gatecore, en la zona de corporaciones subsidiarias. Un administrativo de la base les condujo a través de varias instalaciones hasta una habitación grande, con suelo, columna, paredes y techo en mármol marrón oscuro. Una enorme imagen holográfica mostraba el Sol y la Tierra. Un búho constructo genético se cruzo todo la habitación con un leve aleteo de alas. En ese momento vieron a Raquel Martínez, representante de Gatecore en la Rosell. Les informó que comparecería en la reunión como representante de Gatecore. Poco después apareció el doctor, un hombre mayor y de baja estatura.

Entonces se llevó a cabo la reunión, en la que el astuto Turner y el observador Berg, se dieron cuenta de que el Doctor Edon Rosell ocultaba mucho. Poco a poco le fueron sonsacando y presionando, incluso Berg subió el tono en una ocasión... Rosell hacía circunloquios sobre que no había tenido la suerte de tener hijos naturales... llamaba hijos a los seis bioroides, pero finalmente confesó algunas cosas, aunque claramente se callaba tantas otras:
El problema es que la tecnología alemana era muy avanzada en este campo y no había podido igualarla, así pues los bioroides no sólo eran inestables psicológicamente, sino que también físicamente. Sospechaba que los seis serían propensos a sufrir desequilibrios físicos y mentales, dado lo “vago” de los datos de partida de su investigación. Pero quería que el dinero siguiera llegando para el proyecto, así que decidió ocultarlo, haciendo creer que los bioroides estaban programados aposta con fecha de caducidad (eso sí, por la naturaleza del proyecto siempre mantuvo que no se podría dar una fecha exacta para que los bioroides comiencen a fallar, así no se pillaba los dedos). Oculto deliberadamente su inestabilidad mental, aunque, poco a poco, las últimas semanas había notado que ésta iba en aumento. De hecho, el motivo para qué estubiera en El Núcleo era negociar con Genetist Biolab, otra empresa, un suero nanotecnológico experimental que cree que podría ayudar a estabilizarlos, pero tras múltiples pruebas con dicho suero los resultados fueron negativos. También, analizando las imágenes de las cámaras de seguridad llegó a la conclusión de que algún ayudante suyo en C2 debió cometer la imprudencia de mencionar la obsolescencia programada con la que habían sido construidos a Ash o Roy, y eso había causado la masacre...

Raquel tomaba nota de todo, Gatecore no iba a estar complacida...

Rosell también les contó que los bioroides se verían condicionados por la actividad para la que fueron programados, lo que haría que los modelos diseñados para el placer posiblemente acabaran en algún burdel o similar, etc.

Por último el Doctor les comentó que temía por su vida, tenía la impresión de que los bioroides, sus hijos, irían a por él. Así que tenía pensado abandonar la Luna con rumbo a la Tierra en cuanto hubiera podido conseguir un billete. Tras esto, los agentes abandonaron Rosell C1, dejando que el Dr. Rosell y Raquel Martinez hablaran, pues estaba claro que había mucho que decir... Al salir a los agentes les pareció ver un coche sospechoso con dos figuras, que parecían vigilar la salida del complejo, pero tras intentar seguirlo lo perdieron...

Mientras, el resto del grupo, en el McGrady’s trataba de averiguar algo acerca de León o del resto de los bioroides, con los contactos criminales que, sobretodo, O’Conner había conseguido.

Esa noche decidieron patearse de nuevo Nueva Jamaica. Turner averiguó que el negocio de la prostitución estaba en un 90% controlado por los Ortos, una banda de emigrantes rusos ortodoxos. También averiguó su territorio y donde “actuaban” las chicas... También le llegó el rumor de que “alguien” estaba tratando de conseguir un fusil de francotirador.
Comenzaron a buscar por la zona, enseñando fotos de Pris y de León... O’Conner se “entretuvo” en un callejón con una bella afroamericana. Mientras Turner, McGregor y Berg continuaban pateando las calles... por fin les pareció ver a una mujer que casaba perfectamente con Pris, trataron de acercarse disimuladamente, pero la bioroide les detectó y comenzó a correr entre el gentío de Nueva Jamaica. Así se inició la persecución... los agentes sacaron las armas, pero entre el gentío era imposible disparar... Pris giró a la derecha en una calle más pequeña, y empezó a subir por unas escaleras mecánicas. Turner y McGregor la dispararon apenas rozándola. La bioroide se cubrió y escondió. Los agentes subieron las escaleras, incluso Berg, que se había retrasado en la carrera... de detrás de un cajero salió Pris, que dio una buena patada a Turner, pero Berg giró y colocó un certero disparo en la cabeza de la replicante que cayó muerta. Los agentes se identificaron ante la policía privada de Gatecore y se fue, reuniéndose de nuevo con el irlandés, Ian.

Poco después los llamó Sigmund... había estado en contacto con recursos humanos de Rosell Corporation, todo parecía normal hasta que un empleado, Andrew Cryscoch, llevaba tres días sin ir a trabajar y sin coger el teléfono... casualmente vivía cerca, en una zona de bloques de viviendas de Nueva Jamaica. Turner, McGregor, Berg y O’Conner decidieron ir a la vivienda...

Se trataba de un cubículo de 10x7 metros. Turner consiguió forzar la cerradura, disimulando al pasar una vecina y su hijo jamaicanos y pobres... El apartamento estaba vacío, desordenado... en el ordenador encendido, Turner, encontró una búsqueda de billetes para la Tierra, pero no habían terminado de comprar nada... Los demás vieron que todo estaba sucio, abandonado, y vieron el cadáver del pobre Cryscoch en el baño, apestado, medio podrido... Trataron de buscar más pistas, pero no hallaron nada. Salieron del apartamento, y Turner recibió un duro golpe en el estómago... por suerte giró y evito todo daño. En la puerta un enorme León  cargó contra Turner de nuevo. Los compañeros apenas podían disparar por los huecos que dejaban... pero consiguieron encajarle un par de disparos que León apenas notaba. Berg dio un paso adelante apartando a Turner y recibió una patada en el esternón que hubiera dejado inconsciente a cualquier otro miembro del grupo, pero el duro sueco aguantó y contraatacó. León comenzó a sacar una pistola robada de detrás del pantalón, pero antes de poder hacer uso de ella O’Conner y Berg le dispararon hasta matarle, teniendo que gastar bastantes balas...
Los agentes informaron, escondieron el cadáver del bioroide en el cubículo y se fueron a descansar y restañar las heridas.

El día siguiente amanecieron con una llamada... Raquel Martínez les contó que Edon Rosell había conseguido billete para la Tierra. Partiría hoy a última hora de la tarde... Nuestros agentes hicieron las gestiones a través de ella para acompañar al doctor hasta el ascensor espacial de Tranquility, sirviéndole de protección (al parecer, aún así el doctor iría con cuatro guardias de Gatecore). Ocuparon el resto de mañana en seguir investigando y prepararse. Por mediación de la magia de Sigmund delante de un ordenador, y todo tipo de acceso que le otorgó Gatecore, consiguieron algo más... Todos los datos de inicio del experimento con los bioroides, eran de origen alemán. Dichos datos habían sido “robados” por agentes de Avalanche y que, éstos los habían vendiendo al mejor postor hace unos años, uno de los compradores era el Doctor Edon Rosell, sin que Gatecore o los militares americanos lo supiesen.

Los agentes acudieron pronto a Rosell C1, allí se formó en convoy con dirección al ascensor espacial. En un coche irían el doctor y los cuatro guardias de Gatecore, y por detrás, en otro coche, Berg, O’Conner, Turner y McGregor. Atravesaron todo Tubular Core y accedieron a la Tranquility Base... llegaron a la zona de desembarco del transporte civil que llega de la Tranquility Base a la base del ascensor orbital. En ese momento el lugar estaba lleno de personas preparándose para salir de la Luna en el ascensor. Aparcaron los coches y comenzaron a ir hacía los tornos de seguridad. Todos, guardias y agentes, rodeaban al Dr. Rosell, excepto Ian O’Conner qué se mantenía a cierta distancia, vigilando, confiando en sus cyberpiernas y con las manos en las empuñaduras de sus H&K, aún guardadas en sus sobaqueras.

De repente todo se precipitó, el capitán de los guardias se giró, saco su arma y disparo a bocajarro a McGregor qué cayó al suelo herido, pero no demasiado, ya que había impactado en su chaleco de nanofibras. En ese momento sonó un disparo, y uno de los otros guardias cayó muerto. El disparo había venido de un parque cercano, bajo un árbol, los más observadores pudieron ver al bioroide Roy con un fusil de francotirador, apuntando al grupo. O’Conner saltó hacía allí desatando sobre el bioroide toda la furia de sus pistolas gauss, bastantes proyectiles impactaron en el rubio bioroide que giró en el suelo para amortiguar el impacto, si posicionó rodilla en suelo y disparó a Ian dejándole bastante herido.

Mientras la muchedumbre comenzó a gritar despavorida corriendo de aquí para allá. Dos de los guardias Gatecore cogieron al doctor y trataron de ponerle a salvo. Mientras el jefe de estos mutó, cambió y se transformo en Zhora, que siguió disparando a McGregor, tratando de incapacitarle. Berg disparaba sin demasiado éxito a la bioroide, mientras que Turner trataba de ayudar desde la distancia a O’Conner sin demasiado éxito.

De repente el comunicador sonó: Sigmund, que había seguido investigando desde las oficinas de Oberón, mandó un mensaje con una información vital, según él: “¡DISPARAD A LA CABEZA, ALLÍ NO LLEVAN BLINDAJE!”.



El caso es que el combate fue rápido, despiadado y letal. O’Conner herido de gravedad saltaba adelante y detrás mientras disparaba con precisión, dañando casi de forma mortal a Zhora. Esta a su vez había dejado de disparar a McGregor y había impactado una buena patada a Turner, que le desplazó y aturdió levemente. Berg aprovechó para acercarse y disparar en la cabeza a Zhora, literalmente, volándosela. Todo el grupo, malherido muchos de ellos, apuntaron hacía Roy, que había ido soltando precisos disparos que a punto estuvieron de matar a Ian. El bioroide ya había soltado el rifle y cogido un par de pistolas gauss apuntando a McGregor y Turner cuando un disparo en el cuello de Berg le dejó tendido de rodillas... El bioroide levantó la ensangrentada cara y mirando a los agentes dijo: -“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Naves de Ataque en llamas más allá de Marte. He visto Rayos de Plasma brillar en la oscuridad cerca de la Tranquility Base, he corrido descalzo por la superficie de la Luna sintiendo el regolito tocar mis pies... Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir...” apenas termino la frase, porque un muy malherido O’Conner le puso ambas pistolas en las sienes y apretó sendos gatillos...

Los agentes descansaron, y McGregor y O’Conner fueron llevados al mejor hospital de The Core, cortesía de Gatecore. Sanaron sus heridas y el Delegado Ejecutivo de Gatecore en la Luna, les felicitó personalmente haciéndoles una visita. Por medio de holoconferencia, el General LeMay les felicitó por cazar a los bioroides y hacer que sus ataques apenas tuvieran víctimas. El General también les comentó que toda la trama sería investigada y que, posiblemente, lo qué ellos supieran sería de agradecer... los agentes le remitieron a su superior en este asunto, Sanders...

Más tarde se enteraron que la Corporación Rosell no tardó en ser dividida en secciones que se integraron en diversas corporaciones de Gatecore, Oberón en concreto, recibió una cuantiosa cantidad económica así como mejores instalaciones en The Core y un porcentaje de otra subsidiaría de Gatecore. Los agentes, a los pocos días, abandonaron la Luna con ganas de regresar a Zúrich...


Marcados saludos.-

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