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jueves, 2 de noviembre de 2023

Gente extraña, rutas extrañas

 


Buenas,

Seguimos con los rolatos de “El Anillo Único Segunda Edición”. Seguimos en Bree y alrededores, convirtiéndose en héroes locales, antes de salir a explorar Eriador. El rolato lo hace Óscar, desde el punto de vista de un curioso petirrojo.

Lo dicho con anterioridad, si puede que juegues las aventuras del módulo para Primera Edición “Bree”, será mejor que no siguas leyendo porque se te vas a spoilear tú solo.

Vamos con el rolato:

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PRÓLOGO I

Nos enferma lo desconocido, pero el conocimiento puede resultar venenoso”.

Alywin de Lindon.-

 

PRÓLOGO II

Comienzos del otoño del año 2.965TE, debería empezar a refrescar y las expediciones aprietan el paso para volver a sus hogares en invierno, o al menos llegar a sus destinos… Nuestros héroes se separaron, Norindel viajó a Rivendel para visitar a su padre, herrero en las forjas de Elrond y reconfortar así su corazón, dañado por la visión que tuvo al sentarse en el Trono de Piedra. Durthor viajó hasta el oeste, a las Montañas Azules, en su vertiente norte, en busca de un clan enano, los Karkarak, para devolverles una ancestral caja que había encontrado en la guarida del trol. En Bree, Jarno intentó averiguar todo lo que pudiera del tal “Gorlanc” y de Gror el enano, mientras se veía algunas noches con Ramnulf, el cual vivía en la espesura al norte de Bree, practicando la artesanía de los bollos de miel, especialidad beórnida, y vigilando a los viajeros sospechosos.

A primeros de septiembre los cuatro se volvieron a juntar, la cerveza corrió en El Poni Pisador, y de esa noche salió una canción, “El trol pisotón” y la reafirmación de que tenían que seguir atentos a los rumores. Quince días después, en conjunto, habían averiguado varias cosas: alguien había estado preguntando por ellos los últimos meses, en Bree y alrededores, pero no era un enano, si no un sureño de oscura tez y ropas..., por otra parte, Haleth, una conocida montaraz suya pasó por Bree de camino a Rhudaur y les dijo que, si querían saber más de Gorlanc que se reunieran con Mallor “Capabrea”, un compañero montaraz que quizá les pudiera esclarecer algo. A través de ella se concertó una cita, el día del equinoccio de otoño, el 23 de septiembre, Mallor se reuniría con ellos en la Posada Abandonada, a un día a caballo al este de Bree…

... ... ...

Un pequeño petirrojo surca el cielo en esta mañana de finales de verano en las cercanías de Bree, al animal le hace gracia ver el caminar de un pequeño grupo, bastante pintoresco por cierto, por un lado un noble elfo que intenta camuflar su condición a través de una capucha, un enano que va siempre farfullando de, ¿de qué? pues de cosas de enanos, de que si no, y dos hombres, el más bajo se le ve preocupado pues en su conversación habla del enfado de su mujer por volver a ausentarse con sus amigotes de nuevo y dejar de atender sus deberes familiares, el otro le escucha atento mientras acaricia el cuello de su caballo, el pequeño pájaro se posa sobre el hombro del hombre más alto, este sonríe y saca de su zurrón unas migajas de pan, que el pequeño pájaro devora, tras ello el pequeño animal lanza un gorgojeo  a modo de agradecimiento y retoma el vuelo.


El pequeño pelirrojo se ha posado en el alféizar de la ventana de la Posada Abandonada, en ella el animal se cobija reclamando los últimos rayos de sol de la tarde. A través de la ventana el animal observa a los cuatro aventureros, al parecer esperan la llegada de algún otro viajero, dentro de la posada hay más personas, un grupo de hombre de distintos lugares y un pequeño grupo de enanos que viajan con ellos, posiblemente comerciantes que van a Bree para hacer negocios con sus mercancías.

El pequeño pajarito duerme al cobijo de la ventana, pero un ruido le sobresalta, son varios de los aventureros que han salido al exterior y parecen buscar algo o a alguien, al poco tiempo el hombre más alto encuentra algo inesperado y horrendo, pues el cadáver de un hombre se encuentra en el interior del pozo, este hecho entristece y preocupan a los que el pájaro ya considera como sus amigos o al menos un divertido entretenimiento. 


El enano ha encontrado un cuchillo, posiblemente del montaraz al que han hallado asesinado, la hoja del arma esta fría, un frío sobrenatural que reafirman las sospechas de lo sucedido, pero aún no tienen pruebas de que o quien ha podido arrebatar la vida al hombre.

A la mañana siguiente el pelirrojo se despereza y sacude su pequeño cuerpo, haciendo mover todas las plumas y haciendo caer las diminutas gotas de rocío que se aposentaban en el animal, su pequeño gorgojeo llama la atención del hombre alto que le dedica un —"Buenos días amiguito" mientras le ofrece unas migajas de pastel de miel.

Seco y con la tripa llena el pajarito retoma en vuelo siguiendo a sus amigos, que a su vez siguen a la comitiva de mercaderes que se dirigen a Bree, es testigo del acercamiento y el intento por parte de estos de sacarles información a los mercaderes sin tener mucho éxito.

Estos, a regañadientes, admiten la compañía de los cuatro amigos, pero con la condición de que al día siguiente desaparezcan. Los amigos del petirrojo tratan de hablar con los mercaderes en el campamento, pero solo reciben caras largas por respuesta.

 

El día siguiente los cuatro amigos se separan para seguir a los mercaderes en sigilo y así espiarles. El petirrojo contento por la diversión, sigue sobre todo al humano alto y salvaje. Esa tarde sorprende a todo el mundo con fieros aullidos de lobos que bajan del norte. Los guerreros aferran las armas para el inminente combate, pero bestias, hombres y enanos por igual, son sorprendidos por un frío espectral y un ente malévolo hace presencia ante todos ellos. El petirrojo se refugia del frío entre el follaje de un castaño, viéndolo todo con pavor.

Cuando la situación parecía totalmente desesperada una cálida luz envuelve los corazones de los aventureros y del pequeño petirrojo, que había quedado petrificado, pues son cánticos élficos y una nueva comitiva de estos seres de los bosques hace dispersarse a la entidad y pone en fuga al gran lobo y sus secuaces, parece que esta noche será segura, pero el miedo se ha aferrado a los huesos y a los nervios igual que ese frío sepulcral.

El día siguiente, los aventureros optan por seguir con el sigilo e intentar sacar información de los viajeros desde las sombras del bosque, siempre con el recuerdo de la terrorífica criatura que los acecho la tarde anterior.

El petirrojo recobra fuerzas con los rayos de sol del nuevo día, hambriento revolotea por el bosque cercano al camino, persigue a un gordo insecto que desea como desayuno, y es entonces cuando un pequeño sollozo distrae al animal y salva la vida al molesto insecto volador, el pájaro ha descubierto a una niña al lado del camino, está desesperada y ruega ayuda.

Berelas

La mujer que acompaña a los comerciantes, un hombre, un enano y un muchacho joven salen al encuentro de la niña, parece que van a prestarle ayuda, se sorprenden al ver que de la maleza sale primero el aventurero más bajo y tras de él un par de minutos después el hombre alto, quizás tenga alguna miga para saciar el pequeño estómago del pajarillo, el caso es que todos se adelantan y se dirigen junto a la niña a una casa cercana.

Desde el rincón de una ventana el animalillo es testigo de cómo la mujer primero y el hombre alto después examinan a la madre y a la hermana de la niña, la mirada de ambos es de preocupación, el hombre alto no lo piensa dos veces y sale corriendo lo más velozmente que sus enormes zancadas le permiten con expresión de gran preocupación en el rostro.

Por el contrario, la mujer pide que la dejen a solas con las enfermas, es entonces, cuando ésta sola, deja resbalar en uno de sus dedos un aro dorado engastado por siete piedras, la mujer se concentra y las fuerzas sobrenaturales hacen presencia, mientras ella parece ayudar a las enfermas, el malévolo ente frío reaparece buscando una presa, desafortunadamente el hombre de Bree irrumpe en la sala y es atacado por el ente. Tras unos agonizantes minutos esa maldad helada desaparece no sin antes haber dejado mella en el hombre de Bree y en el joven que acompañaba a la mujer.


Pero no todo es malo, pues el hombre alto ha regresado en compañía del noble elfo, para descubrir la milagrosa recuperación de madre e hija y sortear de ese modo el frio aliento de la muerte.

Con más preguntas que respuestas los aventureros se dirigen a Bree, han de conseguir ese objeto maldito, pese a que gracias a él se han salvado dos vidas, pero si cambiase de manos a otras menos clementes podría traer mucha desgracia a este mundo.

El pequeño pelirrojo se hizo amigo del hombre alto, y no era extraño verlo revolotear a su alrededor, por eso fue testigo desde una viga en el interior del Poni Pisador de la conversación de los aventureros y la extraña mujer que viajaba con los comerciantes, ésta les hablo de pactos con un mago, de obligaciones y arrepentimiento, entre los nombres que se pronunciaron, un tal Grór salió a relucir, parecía que este no era desconocido para los amigos del pajarillo.

Aprovechando la seguridad y discreción que les proporcionaba la noche, decidieron marchar con la mujer fuera de Bree, pues destruir el anillo no era tarea fácil y contenía gran riesgo tanto para ellos como para las gentes de la localidad. Al parecer los amigos tenían intención de viajar a la casa de un elfo, cerca de las lejanas montañas... pero la primera noche a la intemperie hizo que la “sombre fría” volviera a aparecer, así que los amigos, tras defenderse, no sabían bien donde ir.

Sin un rumbo fijo, el hombre de Bree se acordó de una granja cercana, una granja que tenía una forja propia, una forja donde poder destruir el anillo con cierta seguridad, pero esta empresa no sería tan sencilla.

Tras unas horas caminando se llegó a la granja, convencieron a los dueños de esta que les prestasen la forja y en agradecimiento les invitaron a pasarse por Bree y de este modo proteger a los inocentes del mal que sabían que llegaría al iniciar el proceso de destrucción del anillo. 

 

Sin equivocarse lo más mínimo, cuando el elfo tomó el martillo y tras el primer impacto con gran fuerza en el reluciente y pequeño objeto, el mal se materializó.

El hombre de Bree y el elfo se enfocaron en destruir el anillo, mientras tanto el hombre alto protegía al resto del grupo luchando en solitario contra el maléfico ente.

Tras una lucha encarnizada al final el objeto fue destruido, pero quedaba el tema de Grór y sus secuaces.

El compañero enano de los aventureros se quedó en Bree para vigilar los pasos de los maleantes, los aventureros preocupados por la seguridad de este regresaron a Bree, pudo ser una decisión poco medida y racionalizada ya que pronto se lamentaron pues a la llegada del grupo, los estaban esperando.

Los maleantes les exigieron el objeto maldito, pero este había sido destruido a fuego y yunque. Los hombres iniciaron un salvaje ataque, les arrebatarían la vida a los aventureros si éstos no eran capaces de defenderse, todos lucharon con valor, pero las heridas arrastradas del combate anterior con el demonio helado hizo mella en ellos, el gran hombre blandiendo su lanza de un lado a otro término hincando la rodilla en el suelo, las fuerzas le abandonaban y la desesperación por no poder proteger a sus amigos se reflejaba en su rostro antes de que sus ojos se cerraran. La situación era crítica, el hombre de Bree y el elfo se defendían como podían de cada embestida pero los números no les favorecían y solo un milagro podría salvarlos, el elfo fue el siguiente en caer, el pequeño ave sintió como parte de la armonía de la naturaleza que les rodeaba se rompía cuando el elfo exhalo su último aliento con un hachazo en las tripas...

Cuando ya estaba todo perdido el hombre de Bree desesperado y con el corazón roto al ver a sus compañeros inertes en el suelo, se lanzó contra los villanos en un acto de locura, fue entonces con todo perdido, cuando se abrieron las puertas de Bree y la ansiada ayuda llego para terminar con la contienda, el guía de la caravana, más el niño y dos guardias de Bree.

La mujer asistió a el hombre alto que parecía recuperar fuerzas. Pero en los ojos de todos estaba la figura del elfo, de aquel que acabó con el mal del anillo a costa de su propia vida, el pequeño pelirrojo posado en la frente del elfo, parecía derramar una lagrima, al contacto de la pequeña y húmeda gota con la piel de éste, una brillante luz salió del interior del elfo, una luz que sólo veía el animalillo una luz que se elevó al cielo y escoltada por el ave se perdió en el infinito para reunirse con las estrellas.

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EPÍLOGO

Ese otoño, Gorlanc en su pequeña fortaleza creyó que podría reclamar todos los secretos y tesoros de Eriador. Pensaba que los dúnedain no eran más que forajidos y vagabundos que iban dando traspiés a ciegas por las ruinas de sus antiguos reinos. Creía que no habría nadie en el Norte que pudiera oponérsele, que las fuerzas de Arnor y Angmar se hicieron añicos la una contra la otra, y que no dejaron ningún poder importante en el Norte, al igual que Gondor y Mordor parecía, a sus ojos, destinadas a destruirse entre sí.

Pero no contaba con la fuerza de Rivendel...

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Durante los siguientes meses se escucharon rumores. Historias alocadas de luces que resplandecían en el cielo del norte, de una hueste de elfos que atravesaba los bosques, armada para la guerra.

Ese otoño, Gandalf fue visto varias veces en la Comarca y en Bree, apresurado, de acá para allá, como si tuviera algún recado importante. Los fronteros y los guardianes de Bree estuvieron especialmente ocupados ese invierno, pues unos hombres particularmente desagradables y agresivos cruzaron las fronteras sin permiso mientras huían hacia el sur.

Realmente, al norte, en una pequeña fortaleza, tras un corto asedio, el grupo variopinto de Gorlanc, compuesto por ladrones y saqueadores de tumbas, nunca tuvo esperanza de salir victorioso, especialmente sin el Anillo de las Siete Joyas, así que finalmente la fortaleza cayó ante el poderío de un grupo compuesto por montaraces del Norte y elfos de Rivendel dirigidos por Glorfindel, Elladan y Elrohir.

Pero en la oscura noche invernal había sombras que escapaban a todo control y discernimiento...

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Y así llegamos al final de la segunda parte de esta “Trilogía de Bree”. Ya estamos jugando la tercera y última parte.

Y, ahora queda actualizar el estado actual de los PJs tras finalizar esta aventura, incluyendo al elfo muerto y a su sucesor… ¡otro alto elfo, Naelorin! (que no se diga que los jugadores no son originales...):

Aventureros de Sombras sobre Eriador V.4.

 

Marcados saludos.-