Buenas,
Pues vamos con el segundo rolato de El Anillo Único Segunda Edición. Los personajes siguen por las cercanías de Bree, así que voy a aprovechar el suplemento para Bree de Primera Edición, que no usé. El rolato lo hace Pepe, desde el punto de vista de su personaje Jarno, contándole, casi como un cuento, lo sucedido con Tomás y el trol, a su hijo Pietro.
Si puede que juegues las aventuras del módulo para Primer Edición Bree, será mejor que no siguas leyendo porque se te pueden desvelar cosas que arruinen tu diversión y las del resto de la mesa. Allá vamos:
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PRÓLOGO
“El mundo no está en tus libros y mapas, está ahí fuera”.
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Eran los primeros días del otoño. Prendieron la chimenea y Jarno encendió su pipa. —Cuéntamelo de nuevo papa —dijo Pietro mientras se sentaba en el suelo cerca del fuego. Jarno exhaló el humo y comenzó a contar la historia con una sonrisa —Todo empezó en el Poni Pisador cuando el joven Tomás entró muy asustado gritando que había visto un fantasma en el cementerio. La posada estaba atestada de gente y quedaron estupefactos ante la entrada de Tomás. Su tío, Timeo, había muerto apenas dos días antes, y algunos pensaron que el joven había perdido la cabeza. No pocos salieron hacia el cementerio, pero con especial premura Norindel Ramnulf y Durthor. —Jarno dio una calada a la pipa. —¡Seguro que el elfo corrió más rápido que ninguno! —gritó emocionado Pietro —No lo sé hijo —contestó Jarno —ya que me lleve al joven Tomás a un pequeño salón, alejándolo de todos para intentar tranquilizarlo. Estaba realmente asustado y balbuceaba cosas como que su tío poseía un antiguo mapa con runas que solo él podría descifrar y que conducía a un tesoro. Decía que el mapa le pertenecía ahora a él. Y pienso que realmente había perdido la cabeza porque el hecho de que se encontrara a un fantasma en el cementerio era porque ¡quería desenterrar a su tío para coger ese mapa! Al parecer el viejo Timeo había sido enterrado con él.
Tras pensar detenidamente en las palabras del joven, atisbe veracidad en ellas, salvo en lo de que realmente solo el sabría descifrar el mapa. Calmé en lo que pude a Tomás y saliendo por la puerta trasera de la posada nos dirigimos al cementerio.
—¿Te encontraste con el elfo papa? —pregunto ansioso Pietro. —Claro —prosiguió calmado Jarno —Cuando llegué al cementerio allí estaban los tres, junto a la tumba de Timeo, la cual había sido excavada y su cuerpo había desaparecido. Ramnulf descubrió unas grandes huellas de lo que parecía un ser enorme el cual había estado merodeando por el cementerio —¡El fantasma! —gritó Pietro —¡Jajajaja! —rio Jarno —¡No!, claro que no, todo el mundo sabe que los fantasmas no dejan huellas. Llegamos a la conclusión de que debía de tratarse de un ser enorme y por las huellas dejadas además parecía muy rápido. El beórnida empezó a seguir el rastro, pero supimos que sin nuestros caballos jamás le alcanzaríamos.
Todos salvo él volvimos a buscar nuestras monturas. Durthor acompañó al joven Tomás a su casa, a por una mula, ya que insistía en venir con nosotros y conseguir ese tesoro que decía le pertenecía.
Casi al amanecer nos encontramos con Ramnulf que nos había dejado pistas para seguir su rastro y gracias a sus habilidades seguimos durante días el rastro de la bestia. No era fácil. Era más rápida de lo que pensábamos y descubrimos que solía avanzar de noche. Varias veces fueron las que perdimos el rastro cerca de las Quebradas del Sur y solo gracias a una montaraz que nos ayudó pudimos retomar de nuevo la pista.
—¿Cómo son las Quebradas papa? —preguntó Pietro —Es un lugar en el que no te gustaría estar hijo —contestó Jarno —La tristeza y la pesadumbre se apoderan de ti y entre la niebla puedes oír y casi ver sombras del pasado. De hecho, la niebla es tan densa que en un momento dado nos encontramos caminando solos ¡había dejado de ver a los demás y no supe en qué momento! Ninguno perdimos la calma y volvimos a juntarnos. Ramnulf pensaba que ya estábamos cerca de la bestia… y al poco tiempo llegamos a una pequeña cueva. En la entrada se encontraba un viejo e inmenso trol. Parecía dormido a tenor de sus grandes ronquidos, casi como los tuyos —¡Yo no ronco papa! —protestó Pietro —¡Jajajaja!, ya lo se hijo, era solo para ver si seguías atento. Como te he dicho el gran trol casi tapaba toda la entrada de la cueva —Prosiguió Jarno con su historia —y mientras pensábamos que hacer, Tomás, cosas de la juventud, trepó por la abertura de la cueva sin que nos diéramos cuenta. Fue una mala decisión ya que en ese momento el trol abrió un ojo y agarró a Tomás por el tobillo, lo zarandeó y lo estampó contra el suelo.
Tras ello el enano y el beórnida saltaron feroz y valientemente contra el trol mientras Norindel intentaba mantenerle a raya con su arco. El trol con su gran cachiporra daba terribles golpes. El suelo temblaba cuando fallaba y lo golpeaba con fuerza. A pesar de que Durthor y Ramnulf pelearon de una forma brava no fue hasta que siguieron mis consejos, cuando derrotaron al trol. Una vez el enemigo había caído escuchamos los gritos de Tomás. Tenía rota una de sus piernas. Tras entablillársela registramos la guarida del trol. Allí vimos varios esqueletos roídos ¡el trol se había dado un festín con ellos! Por suerte el cadáver del pobre Timeo aún estaba intacto. Tras dar digna sepultura a Timeo nos repartimos el tesoro que guardaba el trol y acordamos con Tomás repartir a partes iguales el tesoro de su tío.
Como bien dijo Tomás encontramos el mapa. Resultó ser un antiguo mapa enano, rodeado de runas que solo se podían ver si el mapa se exponía al humo. De no ser por Durthor y Norindel jamás habríamos descubierto esas runas. Una vez identificadas conseguimos descubrir cual era el lugar exacto donde de escondía el tesoro “El Túmulo Negro” en los pantanos de Moscagua. —Jarno se preparó otra pipa. Miro a Pietro y vio que lo miraba embelesado. Encendió la pipa y prosiguió su relato.
—Pusimos camino hacia allí. Era casi otra semana de marcha y teníamos además que cuidar de Tomás, ya que su pierna estaba rota. Siguiendo las indicaciones del mapa avanzamos hacia el norte. Pero parecía ser que no solo nosotros andábamos tras el tesoro. Una noche, mientras todos dormían y yo hacia la guardia, un curioso cuervo logró arrebatar con su pico el mapa del zurrón de Durthor mientras dormía. Parecía que iba a levantar el vuelo con el mapa en su pico, pero en ese momento saque una de las gemas que conseguimos en la cueva del trol y logre llamar su atención. El cuervo sucumbió a su curiosidad y al brillo de la gema y soltó el mapa cambiándolo por la gema.
Fue a la mañana siguiente cuando Norindel dedujo que el cuervo cumplía órdenes de alguien que quería hacerse con el mapa.
Días después llegamos a un lugar entre los pantanos en el que las rocas formaban lo que parecía un adusto y antiguo trono. Se percibía la tristeza en el ambiente. Fue Norindel el que decidió sentarse en él. Pareció soñar durante unos instantes y cuando se levantó, sabía que dirección debíamos de tomar, pero en su rostro y sus ojos se dibujaba una gran tristeza.
Siguiendo las indicaciones del elfo llegamos al fin al Túmulo Negro. Una gran piedra circular sellaba la entrada. Durthor y Ramnulf movieron la piedra y gracias a la cuerda y el garfio del enano pudimos descender al interior de la cueva.
Varias tumbas y algún cadáver nos aguardaban, así como una trampilla que descendía aún más a lo que parecía otra sala con un rio subterráneo. Sin duda habíamos encontrado el tesoro que perseguía Tomás y que celosamente había guardado Timeo. Norindel no quería profanar aquel lugar por lo que en una sabia decisión ascendió de nuevo por la cuerda hasta la superficie. Instantes después oímos sus gritos de ayuda. —¿Corriste a ayudarlo? —Interrumpió Pietro —Claro, es lo que te iba a contar ahora —dijo Jarno, antes de proseguir su historia —Nada más escuchar los gritos de socorro del elfo trepé por la cuerda tan rápido como pude y pude ver que Ramnulf seguía tras de mí. Al llegar a la superficie me encontré que el elfo se encontraba rodeado por media docena de hombres malos apuntándole con arcos. Junto a ellos pude reconocer al padre de Tomás, que estaba pálido y asustado. El líder era un enano de aspecto fiero y sobre su hombro descansaba un cuervo, ¡Si!, el mismo cuervo que se llevó la joya y trato de robarnos el mapa.
Los malos, Pietro, pretendían encerrarnos dentro. Mire hacia la abertura de la cueva, pero aun Ramnulf no había conseguido trepar. Dando muestra de su maldad, empujaron al padre de Tomás dentro del túmulo. La cosa no pintaba bien. Trate de hablar con ellos, convencerles que no queríamos nada de lo que había en ese túmulo. Grór, que así se llamaba aquel enano, buscaba venganza, ya que el viejo Timeo había matado en aquel túmulo a su hermano gemelo, y reclamaba para si el tesoro.
Fue difícil buscar las palabras adecuadas para convencer a aquel rudo enano de que su venganza no le traería ningún bien, por fin y a cambio de una parte del tesoro del trol, accedió a dejarnos salir a todos con vida.
Todos volvimos sanos a Bree y a Tomás se le quitaron las ganas de perseguir más fantasmas. —concluyo Jarno —¡Wauh! —exclamó Pietro —Es una pena que aquel cuervo se llevase la joya —dijo con la cara entristecida. Jarno sonrió y rebusco en sus bolsillos. De uno de ellos saco un gran rubí y se lo mostró a Pietro. Este lo miro boquiabierto. —Bueno es hora de que vallamos al Poni Pisador a buscar a tu madre. Le regalaremos esta gema ¿qué te parece? —Pietro solo atino a aplaudir.
Camino de la posada Pietro pregunto —¿Por qué dejasteis que el enano y los malos os quitaran parte del tesoro? —Cuando seas mayor lo entenderás —contestó con media sonrisa Jarno.
Jarno no le había contado a Pietro, como tampoco le contó que casi termina aplastado por uno de los enormes pies del troll en la pelea con el monstruo, que Grór había amenazado a su familia y que, sin lugar a dudas, el vengativo enano, no se hubiese conformado con encerarlos en el túmulo, sino que hubiese cumplido sus amenazas poniendo en peligro a Pietro y Beatriz. A veces ni el mayor de los tesoros compensa el tesoro que es una familia. Además, Grór había mencionado que servía a “su maestro” un tal Gorlanc... tendría que investigar sobre ello...
Aquella noche Jarno y Pietro regalaron a Beatriz el rubí del trol y Jarno disfrutó como nunca de su gran tesoro que era su pequeña familia.
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EPÍLOGO
La historia del viejo Timeo, de Tom y del viejo trol pasa de boca en boca y se hace popular en Bree, unos jóvenes hobbits que estaban de visita en Bree, llevan la historia a la Comarca, y así con el paso del tiempo se hace famosa un poema satírico hobbit… este poema, más de cincuenta años después será recitado por el hobbit Samsagaz Gamyi a la vista de los tres trols petrificados en el Bosque de los Trols:
El Trol solitario en su piedra sentado
un hueso mascaba amarillo y pelado.
Llevaba ya tiempo mondando y puliendo
pues no había alimento que dar al colmillo.
¡Y dale al colmillo! ¡Sacándole brillo!
Vivía en un cerro en su cueva apartado
y no hallaba carne que dar al colmillo.
Y allí que llegaba Tom con sus botazas
y al Trol preguntaba: "¿Qué es eso que mascas?
Parece la tibia de mi tío Timba
que aún debería seguir en su tumba.
¡Tumbado en su tumba! ¡Tumba catacumba!
Son ya muchos años que Tim nos dejara;
pensé que estaría tranquilo en su tumba".
El Trol dijo: "Bueno; yo robé ese hueso;
mas ¿qué hacen los huesos en un agujero?
Ya estaba tu tío bien muerto y bien frío
antes que conmigo su tibia topara.
¡Tibia de su pata! ¡Tibita tan flaca!
Puede compartirla con este trol viejo
pues a él ya no le hace ni pizca de falta".
Y Tom dijo: "Escucha, te daré una tunda,
no creas que vas a salir con la tuya,
robando a mi gente huesos de un pariente.
¿Serás tan decente de darme ese hueso?
¡Me das ese hueso! ¡Hueso patitieso!
Por más que esté muerto es aún cosa suya.
¡Haz pues el favor de pasarme ese hueso!"
"Tu tío, tu tía", el Trol se reía.
"¡También a ti voy a morderte las tibias!
Tu carne grasienta de perlas me sienta
y tanto me tientas que el diente te hinco.
¡El diente te hinco! ¡De un brinco te trinco!
Estoy ya cansado de pieles y tibias;
está decidido: ¡los dientes te hinco!"
Mas cuando juzgaba su cena ganada
se halló con las manos cogiendo la nada.
El Trol no discurre y Tom se le escurre
mientras se le ocurre patearlo y que aprenda.
"¡Le doy, y que aprenda! ¡Preparen la venda!
En las posaderas certera patada
hará que por siempre la lección aprenda".
Pero son bien recios, cual piedra, los huesos
y carnes de un trol que usa rocas de asiento.
¡Sería igual fiasco patear un peñasco!
Las nalgas (¡qué chasco!) de un trol nada sienten.
¡Las nalgas no sienten! ¡Los cuentos no mienten!
El trol ríe oyendo de Tom los lamentos
pues (bien se da cuenta) sus dedos sí sienten.
Desde su retorno anda Tom algo cojo,
y el pie sin la bota le causa aún enojo;
al Trol la noticia ni aflige ni alivia,
él rumia la tibia que birló al finado.
¡Finado pelado! ¡Timba deshuesado!
Su viejo trasero ni se puso rojo,
y él rumia la tibia que birló al finado.
... ... ...
Y así finaliza el rolato de esta aventura que inspiró un poema... Pronto seguiremos con nuestros héroes por la zona de Bree, ya que las sombras acechan... (Gorlanc, Sabina, Zoril, etc.).
Y, tras el rolato, estado actual de los PJs tras finalizar esta aventura:
Aventureros de Sombras sobre Eriador V.3.
Marcados saludos.-