Buenas,
Y otro
rolato más de la campaña de Symbaroum Salvaje y ya van... ¡Buff, he perdido la
cuenta! El caso es que el “rolato” le toca hacerlo a Pepe desde el punto de
vista del cada vez más oscuro Dakeyras, el fugitivo ladrón de Yndaros le vuelve
a mandar una carta a su mujer e hija, que, recordemos, están escondidas en la
pequeña aldea de Hirot, en los páramos de Nueva Berendoria.
La aventura
cogía varias búsquedas y tramas personales que se han ido creando (muchas veces
por los mismos jugadores) y se mezcla con una trama/misión más general y
clásica, buscar a unos niños raptados. Pues nada, os dejo con el rolato de la
aventura Los Niños Perdidos.
... ... ...
PRÓLOGO
“Si mal no recuerdo, la infancia consistía
en tener ganas de aquello que no se podía conseguir”
... ... ...
La
corrupción del alma...
Abandonó el
salón del Reposo de la Costurera tras despedirse de Balka y pagar la deuda,
dirigiéndose a su habitación. Estaba de vuelta en Fuerte Espina tras regresar
de ver a Bogdan en Brezo Oscuro. Confiaba en que con el tiempo ese comerciante
fuese su llave para vivir en paz con Valeria y Aela y dejar atrás esta vida.
Cuando
estuvo a solas en su habitación, tuvo la impresión que hacía años que había
salido de allí con Fenyek en busca de Nigga, y su espíritu estaba más sombrío y
taciturno que de costumbre. Encendió una vela y mojo la pluma en el tintero...
[Carta]
No me siento
muy orgulloso de lo acaecido últimamente, pero en ocasiones los sentimientos
más oscuros son más fuertes que la voluntad. Tal vez calme mi alma
contándotelo.
Todo empezó
hace unos días cuando Fenyek y yo recibimos noticias sobre el paradero de
Nigga, la trasga que nos robó tiempo atrás. La información fue cara, pero
Fenyek, ávido también de venganza adelanto la mitad del dinero a los
cazarrecompensas que nos la facilitaron. Se había comprado una granja, “El
soplido entre los sauces”, a las afueras de Jakaar. Balka y sus hermanos
también nos dijeron que Gaedros, un cazador de monstruos, también se encontraba
allí, en el pequeño poblado. Ese tipo tenía una antigua espada de la familia de
Angar, el noble trocalengo que conociste y cuyo padre tiene tratos con
Maximiliam. Pagó por esa información, a su familia le sobra el dinero, con lo
que pude devolver el dinero a Fenyek. Lynae se unió a nosotros buscando un
ritual para aliviar su espíritu que podría conocer un sabio de la ciudad según
sus propias investigaciones.
Cuando
llegamos nos dimos cuanta de que Jakaar estaba dividida en dos, tanto física
como espiritualmente. El lado al norte del río Felic estaba repleto de colonos
independientes y bárbaros, y el lado sur de ambrios. En el lado norte el viejo
alcalde Rogun (que hace años trajo a los colonos desde Alberetor en pos de una
visión) encabezaba a su pueblo, y al sur la Magistrada Mandila Erebus gobernaba
el puesto comercial ambrio, con una delegación de los Exploradores de la
Reina... La tensión era patente... Pero algo más, al margen de este
enfrentamiento, pasaba en la pequeña ciudad. Una tristeza preñaba cada
rostro...
Tras unas
averiguaciones, acompañé a Angar en busca de Gaedros. Lo encontramos en una
posada. Ambos hablaron en un reservado, pero escuche la conversación mientras
disfrutaba de una pipa. Gaedros tenía la espada legendaria y no estaba
dispuesto a devolvérsela. Stotandust, forjada en Alberetor hace cuatro siglos,
perteneció al héroe Iakobo Serna, el cual, en su último aliento, confió la
espada a su amigo Abeldan Styrkia para que la entregase a la iglesia, pero este
jamás llego a hacerlo convirtiéndola en la espada familiar. Ese jodido caza
monstruos mostro la historia de la espada en las narices de Angar a través de
una gema incrustada en su mano, la cual, además, parecía hecha de esmeralda.
Pero el trocalengo no salió con las manos vacías del encuentro. Gaedros
encontró la espada en unas cuevas en las cuales se asentaba un culto que
adoraba a un ser al que llamaban el Padre de la Noche, hacía ya más de cinco
años. Este culto tenía retenido al abuelo de Angar desde hace más de cuatro
lustros y Gaedros no pudo rescatarle en aquel entonces. Le ofreció acompañarle
a su rescate. Angar no lo dudó ni un instante.
Tras
reunirnos con Feyek, el nervioso e inquieto trasgo, se enteró de que los niños
de Jakaar estaban desapareciendo. No sabían si el bosque o una abominación se
los llevaba. Nosotros pensamos que probablemente el culto estaría detrás de las
desapariciones y el viejo Rogun, alcalde de la ciudad, ofrecía una cuantiosa
recompensa con el dinero juntado por los ciudadanos, Fenyek llegó a un acuerdo
con él. El trasgo y yo dejamos la venganza para después, tal vez deberíamos
haberla olvidado del todo, y decidimos encontrar a los niños.
Antes de
poner rumbo a las catacumbas del culto (cuya localización creía recordar bien
Gaedros, y además contábamos con las habilidades de Fenyek) visitamos la cabaña
Sicandero, un viejo sabio que podría ayudar a Lynae con la oscuridad que
comenzaba a anidar en su alma (¿y en la de quién no?). Entré junto a ella en la
cabaña del viejo. No parecía ser lo que decía. Cuando nos confiamos un
chasquido me puso en alerta y el muy hijo de puta, a pesar de estar tullido,
nos apuntaba con una ballesta cargada. Entre todos conseguimos reducirlo, pero Lynae
quedo sin su ritual.
[…]
Levantó la
vista del pergamino y dio un sorbo al tazón, cuyo contenido aún estaba
caliente, dulzón y con ese regusto férrico. Volvió a mojar la pluma en el
tintero
[…]
Camino de
las catacumbas, la primera noche un grupo de dragules nos sorprendió en el
campamento. Estábamos en las inmediaciones de Davokar y los espíritus están
inquietos y corruptos. Pudimos vencerlos gracias a la fiereza de Lynae y Angar
ya que mis flechas no parecían hacer mucha mella en ellos.
Tras
esquivar una fuerte tormenta y evitar a una abominación con forma de oso
llegamos al lugar donde se escondía el culto. Al haber dos entradas nos
dividimos. Perdimos de vista a Fenyek, Gaedros y Kverula. Junto a Lynae y Angar
nos adentramos en las oscuras catacumbas.
Al poco de
ello, unos cultistas casi nos sorprenden, pero dimos cuenta de ellos, y tras
interrogar Angar a un superviviente, conseguimos indicaciones de donde se
podrían encontrar a los niños y a su abuelo.
La
estructura apuntalada con ladrillos viejos, giraba, subía y bajaba con tramos
de escalera legamosa. En un pasillo, solo iluminado por la antorcha que
portábamos nos encontramos con varias puertas. La del fondo parecía brillar con
luz propia. Un frio que te congelaba los huesos emanaba de la habitación a
través de la puerta. No me preguntes por qué ni cómo, pero escuche como Aela me
llamaba desde el otro lado ¡Era claramente su voz! Los intentos de Angar por
detenerme fueron en vano y abrí aquella maldita puerta. Seis pequeños espíritus
pertenecientes a niños se dispusieron a abrazarnos como muestra de gratitud por
su liberación. Saliendo de mi ensimismación pasé entre Angar y Lynae y preparé
el arco para repelerlos. Lynae parecía mantenerse alejada de ellos y con la
lanza pudo acabar con uno. Angar blandía su espada en amplios círculos a su
alrededor acabando con otro y manteniendo al resto a distancia, pero uno de
ellos le abrazo la pierna y el frio congeló todo su cuerpo. Su vida se iba como
el vaho que exhalaba por la boca. Lynae y yo pudimos acabar con otro, pero la trocalenga
no pudo evitar que otro de ellos la abrazase y le helase hasta la mismísima
alma, cayendo como un peso muerto.
Acabé con
otro de un certero flechazo que no le atravesó como el resto y tuve que salir
de allí corriendo y esconderme en un viejo salón hasta que los últimos de los
niños se perdieron en los oscuros pasillos. Cuando volví junto a mis compañeros
Lynae era un tempano vacío de cualquier atisbo de vida, pero a Angar aún le
quedaba un último aliento de vida en su pecho. Los llevé como pude a otra sala
más protegida y tras varios intentos en vano para reanimarlos volví a escuchar
pasos por el pasillo. Esta vez eran Feyek y Gaedros, acompañados por Halcón, un
sectario arrepentido y Vadakh, un hombre de armas hecho prisionero hacía una
semana por el culto, cuyo destino era ser sacrificado al Padre Noche. Justo
antes de encontrarme con ellos, también había oído voces al otro lado de la
puerta a la que originalmente nos dirigíamos, al parecer los cultistas nos
habían detectado y aceleraron el ritual que se estaba preparando.
Halcón
reanimo a Angar y devolvió el calor a mi brazo entumecido. Ojalá, mi querida
Valeria, que toda cicatriz que los últimos acontecimientos me dejaron hubiese
sido eso.
Guiados por
Halcón, llegamos a las mazmorras. Allí encontramos al abuelo de Angar. Estaba
en harapos, demacrado y muy desorientado. Apenas reconocía quien era su nieto
(lógico por otro lado). Incluso, después de intentar morder a Angar, el jodido
viejo se cagó encima.
Halcón quedó
al cuidado del anciano, mientras siguiendo sus indicaciones los demás accedimos
a una gran caverna donde se estaba produciendo un ritual a través del cual y
mediante el sacrificio de los niños raptados, iban a invocar al Padre de la
Noche. Desde la retaguardia me deshice de algunos sectarios, la caverna estaba
repleta de ellos, mientras Fenyek y Kverula cargaban contra ellos. En mitad de
la caverna una laguna, de oscuras aguas que era bañada por la luz de la luna
que entraba por una pequeña oquedad del techo, hacía pensar lo peor. En un
extremo estaban atados los niños a unos pilares, para algunos ya era demasiado
tarde, y en el extremo opuesto, tras un altar negro, un sacerdote terminaba el
ritual. Gaedros cruzo por el borde la laguna y se abalanzo sobre un numeroso
grupo de cultistas. Vadakh y Angar siguieron los pasos de Fenyek dispuestos a
acabar con el resto de seguidores del culto. Mis flechas no impidieron que el
sacerdote concluyese el ritual y un oscuro, maligno y antiguo ser brotó de las
oscuras aguas...
... jamás he
sentido un pavor semejante al verlo. Durante unos instantes mi mente se apartó
de aquella caverna y viajo hasta Hirot, con la esperanza de veros por última
vez, ya que intuía que no saldría con vida de allí. Vi como Aela crecía, como
nosotros envejecíamos felices, como el tiempo cambiaba de invierno a primavera
una y otra vez...
...el ruido
de la batalla me trajo de nuevo a la realidad de la caverna. Feyek estaba cerca
del sacerdote que había retrocedido, dejando un rastro de cadáveres a su paso.
Gaedros hacia una carnicería con los cultistas y Vadakh y Angar, sobre una pila
de cadáveres hacían frente a la abominación. Angar vio como su espada se
consumía, tras herir al Padre de la Noche, en un charco de ácido y los tajos de
Vadakh resultaban infructuosos ante el ser. Por un instante mantuve a raya mi
pulso y una flecha atravesó la cabeza del engendro poniendo fin a su
existencia. Mientras los demás dieron cuenta de los últimos cultistas otra de
mis flechas segó la vida del sacerdote, aunque no sería la última vida que me
cobraría antes de escribirte esta carta.
Cuando
salimos de allí, dimos sepultura a Lynae. Tampoco estoy orgulloso de como vendí
la antigua lanza de la trocalenga, que encontramos en el sepulcro de Hurian
Lo-Apak, a Angar, pero en estos momentos yo necesito más que él el dinero.
Cuando
llegamos de nuevo a Jakkar, después de haber salvado la vida de tres de los diez
niños desaparecidos, Rogun nos felicitó y nos dio la recompensa acordada. Angar
volvió a mostrar su caballerosidad donando su parte al pueblo, su zona norte
parecía bastante necesitada...
Tras ello,
visite a un perista llamado Candelabro. El tipo, intuí, resulto ser del Sekretorium
Real. Parecía un tipo peligroso. De hecho, parecía conocerme. Tras cerrar un
trato con él por la rodela mística de Lynae, nos dimos un banquete por todo lo
alto en el Salmon Tambaleante en honor de nuestra amiga finada. Durante la
fiesta una bruja joven de Karvosti, con máscara lacada, llamo nuestra atención
por la ventana. Cuando salimos a su encuentro en un callejón nos transmitió un
críptico mensaje para Magadala obtenido a través de Skutal, un hurón al que le
salvamos la vida en el pasado: “Atenta a lo que yace en Esperanza de Salindra...
un mal primigenio está a punto de levantarse... En dos lunas correrá la sangre
en la colina de lodo.” No tengo ni idea de a lo que se puede referir, cosas de
brujas, pero si es tan peligroso como parece, que os pueda poner en peligro a
cualquiera de las dos, acabare con él.
[…]
Suspiró.
Miro a través de la ventana que estaba encima del pequeño escritorio. Cerro los
ojos y se dijo que terminaría de contarle todo.
Ahora sé que
tal vez lo mejor es que hubiese vuelto a la fiesta, beberme todo aquel vino
añejo en honor a Lynae y dormir la borrachera, pero en lugar de ello miré a
Fenyek y le dije que había llegado la hora.
Llegamos a
El soplido entre los sauces. Vadakh y Angar nos acompañaron, era de noche y
quizá la oscuridad y el alcohol nos envalentonaba. Cuando estábamos en la linde
de la granja vimos como unos bandidos querían asaltarla. No íbamos a permitir
que aquellos desarrapados nos quitasen la venganza. Cuando cayó el primero de
ellos por una flecha, los demás se pusieron en alerta. Corrieron al patio de la
granja por la puerta principal. Allí les hicieron frente Vadakh y Angar que
habían saltado uno de los muros laterales. Su líder sorprendió a Vadakh con una
saeta que había lanzado escondido desde una piedra en el lago contiguo a la
granja. Los bandidos no fueron rivales para el guerrero, el trocalengo y el
trasgo sediento de sangre, y cuando yo estaba en el tejado de la casa dispuesto
a matar a su líder, este salió huyendo viendo que sus compañeros habían caído.
En ese
momento Nigga salió de la casa acompañada de dos pequeños retoños. Mira por
donde ahora Fenyek era padre. Sin importarle lo más mínimo metió a Nigga al
interior de la granja y la tiro contra la cama. Los pequeños lloraban. Fenyek
se disponía a violarla mientras Nigga intentaba dar explicaciones de que la
mayoría del botín se lo quedo su hermano. Nada iba a detener a Fenyek. Su
propio hijo se interpuso con un cuchillo, pero este lo apartó, dispuesto a
violar a su madre. Angar protegió a los pequeños y severamente intento
convencer a Fenyek de que desistiera de sus propósitos. Invite a Angar a salir
fuera con los niños. Él se empecino en que dejáramos estar todo como estaba.
Fenyek seguía con sus lascivas y cruentas intenciones. Lo único que hice,
guiado por el odio, fue tensar una flecha y atravesar la garganta de Nigga, sin
importar que sus hijos estuviesen presentes. Le prometí que tendría derecho a su
venganza cuando creciese y que lo estaría esperando llegado el momento.
Cuando
abandoné la estancia y salí al exterior, noté como si del cielo me envolviesen
oscuros zarcillos que provenían de las sombras del bosque, penetraron en mi
alma. Detrás de mi Fenyek renegaba de sus hijos, y Angar le instó a que no les
pusiese una mano encima, jurando protegerlos y dándoles una vida mejor en
Fuerte Espina.
Como ves mi
amor, no puedo estar orgulloso de lo que hice, pero tampoco puedo borrarlo ni
cambiarlo. Tal vez algo haya cambiado dentro de mí, pero lo que sigue
inquebrantable es que hare cualquier cosa para que los tres podamos vivir
juntos y alejados de acontecimientos como los aquí relatados.
Dale un beso
a Aela.
Os quiero.-
[…]
Tras lacrar
la carta, apuró el contenido del tazón y se miró en el sucio espejo de la
pared. La imagen que le devolvió el espejo parecía muy distinta de la última
que recordaba, canas y arrugas nuevas, pero aún se reconocía, ¿lo reconocería
igualmente Valeria?
... ... ...
EPÍLOGO:
El viaje de
retorno a Fuerte Espina se torna en una vorágine de sentimientos encontrados,
por un lado, está el hecho de que mi abuelo está un paso más cerca de retornar
a su hogar y reunirse con su verdadera familia, que al menos el tiempo que le
quede en este mundo antes de que el gran Prios le llame a su presencia que sea
con los suyos. Y por otro creo que sin quererlo me he convertido en un padre
inexperto, un padre de dos criaturas que se han quedado huérfanas a través de
un acto deleznable, mi honor no me deja desentenderse de estos dos pequeños,
Fenyek II y Fenya se llaman, no puedo, pues en cierta manera yo ayudé a llegar
a los asesinos de su madre ante ella, intente mediar para que no pasara lo que pasó,
al final fracase...
Quien yo
creía que eran personas de fiar, hoy lo dudo, pese haber visto muchas cosas
extrañas siempre pensé que en el fondo eran nobles almas, hoy no estoy tan
seguro de ello, ¿de qué me sirve estar con esta gente?, sí, son resolutivos,
pero no saben lo que significa el honor, nunca lo diría pero echo de menos a
Lynae, al menos ella no escondía lo que era, no te defraudaba, era una maldita trocalengo
y bruja que puedes esperar de tal mezcolanza, pero nunca vi actos por parte de
esta tan deleznables.
No hablé
nada, ni con Dakeyras ni con Fenyek en el regreso a Fuerte Espina, los pequeños
hermanos me ayudaban a los cuidados constantes que mi abuelo requería, el
hombre ha pasado por un infierno y eso se nota en su cuerpo y en su alma, y los
pequeños, aunque asustados, parecen confiar en mí, un total desconocido, pero
¿qué les queda a los pobres?
Al llegar a
la ciudad de Fuerte Espina me dirigí a mi casa, se la enseñé a los pequeños y
les dije que a partir de ahora, esta también era su casa, pero he de partir de
inmediato y no me pueden acompañar, pues ya va a ser duro el reencuentro de mi
padre con su padre, como para que se entere de que su hijo trocalengo tiene dos
hijos adoptivos trasgos, no puede enterarse de este hecho, ya que peligraría la
vida de los niños.
Me pregunté
quién podría cuidar de estos dos mientras yo estuviera ausente, y se me vino a
la cabeza la imagen de una persona, bueno un ser que tenía el corazón tan
grande como su apariencia, se trataba del ogro conocido como Pastel Caliente,
es un buen muchacho, nunca se mete con nadie. A él, lo único que le importa en
su vida es cocinar. Se ha ganado un puesto fijo en «El Jardín de Rosas», donde
su pericia como cocinero es bien apreciada y, poco a poco, se ha granjeado una
buena fama, acompañada de una advertencia, Pastel Caliente es un buen chico, el
que le conoce sabe bien que lo es, pero jamás te metas con él o con el anciano
que regenta el establecimiento.
Creo que
podría llegar a un acuerdo con el anciano y con él, que los niños duerman aquí
en mi casa, y por el día ayuden como pinches en la cocina, eso les mantendrá
ocupados y con la cabeza pensado en cosas positivas, alejándoles el recuerdo de
cómo murió su madre. Como predije al hombre y el ogro no les pareció mal la
idea, además parece que Pastel Caliente se encariñado rápidamente con las
pequeñas criaturas, dice que le hacen reír mucho con su bullicio, jajajajajaja
mejor así.
Un par de
días después, dejo tras de mi Fuerte Espina y a los hermanos entre sollozos y
con la cabeza cabizbaja me dirijo hacia mi verdadero hogar... o ¿es este del
que me alejo el que realmente me pertenece por derecho?, alejo pensamientos
aciagos pues al volver a casa me espera mi querida hermana, cuanto tiempo sin
estrecharte entre mis brazos, cuanto tiempo sin escuchar su calidad voz...
No queda
mucho ya estamos entrando en los dominios de la casa Styrkia, a las afueras de
Yndaros, dos comparten la montura de un gran caballo de guerra, los guardias al
reconocerme se ponen firmes, pero es una pose, pues son audibles para mis oídos
los cuchicheos al rebasarlos , que hablen, más tendrán que hablar cuando mi
padre haga el comunicado oficial de que Lord Johannes de la casa Styrkia ha
sido devuelto con vida a su familia, y aún más ha sido el bastardo de su hijo
falso trocalengo el que lo ha rescatado de Davokar la Oscura, de donde
numerosas partidas de caballeros no fueron capaces años a...
[…]
Lord Styrkia
recibió, como siempre, con tono desagradable a su hijo: - ¿Qué haces aquí
Angar? ¿Quién es ese hombre que te acompaña? ...
Horas
después Angar recibió un pequeño pergamino doblado, se lo entregó uno de los
sirvientes, el disimulo que este puso al entregarlo, instó a Angar a leerlo en
la intimidad. En el código cifrado que usaba de niño con su hermana, esta,
Ysolda de Styrkia ponía:
“Angar, ya
me ha presentado formalmente al Barón Maximilian, temo que padre anuncie en
breve el compromiso... lloro y desespero, pues ya me contaste de su crueldad.
Hermano, ¡amor! Debemos mantenernos fuertes y unidos, ahora más que nunca...”
... ... ...
Bueno y
hasta aquí el rolato de esta sesión, las tramas de carácter personal siguen
creciendo y mezclándose, y les han dado un importante aviso de lo que está por
venir...
Y, como
siempre tras un rolato, estado actual de los PJs, que ya hay algunos que han
llegado a Rango Veterano :)
Marcados
saludos.-