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jueves, 19 de septiembre de 2019

Problemas en Arruga




Buenas,

Aquí va otro rolato de la campaña de Symbaroum Salvaje, al final, mientras preparaba el final de toda la trama de la Corona de Cobre surgió jugar una partidita corta, intimista, solo con dos PJs y nada de trama importante, más bien tenía que ver con el historial de uno de los PJs... El caso es que se convirtieron en tres sesiones cortas, ¡pero tres! Y en una bomba de relojería que ha cambiado bastantes cosas...

Cada vez tiramos más de tramas personales y aventuras buscadas por ellos que de tramas oficiales... eso, a mí entender, es que la campaña se está asentando :)

El “rolato” en esta ocasión lo hace Pepe, Dakeyras, el ladrón fugitivo... y por qué lo hace él es obvio conforme leáis...


... ... ...

PRÓLOGO

«Fugitivo mío, que burlaste mis brazos,
hoy aguardo de nuevo echar prisión a tu albedrío.

Yo, triste, que por ella muero y ardo,
la red quise romper; ¡qué desvarío!,
pues más me enredo mientras más me guardo».

... ... ...

Casi nadie paraba en la venta. Estaba a menos de medio día de Fuerte Espina, y dado su estado la mayoría de los viajeros apretaban la marcha y llegaban a la ciudad. Pero esa tarde llego un jinete a mediodía y empezó a beber al calor de la chimenea. Vaciaba jarra tras jarra de vino mientras avivaba el fuego. Fumaba en pipa mientras miraba hipnotizado las llamas...

Un grupo de tres desarrapados entró en la venta comenzada la noche. Salvo el encapuchado bebedor no había nadie más en el salón. Pidieron vino de mala manera y uno de ellos echo el ojo al encapuchado ebrio. Tenía aspecto curtido y peligroso, pero con todo el vino que llevaba en la tripa era una víctima fácil. Tanteando el terreno, con prudencia, los tres le rodearon.
-Amigo– le dijo uno de ellos con una sonrisa falsa y desdentada –Llevamos viajando muchas millas y no tenemos dinero. Estamos cansados y necesitamos cobijo, seguro que te sobran algunas monedas para que tomemos un vino y durmamos calientes-.

El encapuchado hizo un movimiento rápido para desenfundar su espada, un movimiento mil veces ensayado, un movimiento que hubiese ensartado al desdentado, pero que, por el vino, lo que hizo es que su espada al desenfundarse fuese a parar casi a los rescoldos de la chimenea... para alegría del desdentado y sus dos amigos...

Cuando dos de ellos ya le tenían casi inmovilizado y tras dos golpes propinados por el desdentado, cuando ya tenían a su presa... desde la puerta una figura hablo: -Dejad en paz al borracho y salir de aquí. Esta noche quiero dormir en paz y no sois dignos de compartir techo conmigo–.

Al principio fue una risa bajita, casi inaudible, que fue en aumento poco a poco hasta terminar en carcajadas. El borracho no era rival, y si entre los tres acababan con el bocazas que estaba en la puerta podía ser una gran noche. Soltaron al borracho que cayó como un fardo, e intentaron rodear al tipo. Este observaba como se acercaban, tranquilo, expectante, y cuando uno de ellos salto sobre él, desenfundo su espada cercenado la mano del agresor a la altura de la muñeca, esquivo el golpe del otro, giro sobre sí mismo y empujo al segundo asaltante con tal fuerza de su cabeza se empotró contra la pared quedando inconsciente.

El desdentado, envalentonado salto sobre él, intentando cortarle la yugular. La figura esquivo el ataque y dio un rápido tajo en el muslo del desdentado, que le hizo caer al suelo mientras la sangre salía a borbotones de su muslo. Asustado, maldiciendo, ayudado cómicamente por el compañero que acababa de perder la mano, cogieron al tercero y entre el manco y el cojo abandonaron la venta.

Mientras, el borracho se incorporaba, ayudado de la silla se puso en pie -¡Posadero!, vino para mí y para el caballero- acertó a balbucear.
-Doran. Mi nombre es Doran. Agradezco su ofrecimiento, pero creo que no debería de beber más- El tipo olía podredumbre, sudor, y putrefacción. Estaba sucio y aparte de borracho, parecía cansado.

-¿Qué te importa muchacho? El vino solo hace olvidar las cosas momentáneamente, pero a veces te da otra perspectiva de las cosas– Dijo el borracho mientras se dejaba caer en la silla, desde la cual echo un tronco a la chimenea y buscaba su pipa que estaba en el suelo –Gracias por tu ayuda, pero el vino no es gratis. Hay momentos que contarle los problemas a un desconocido es mejor que a un amigo, ya que te puede dar una visión neutral y sin suavidad del problema, así pues coge una silla, una copa, y sírvenos de la jarra de vino. Quiero contarte una historia. Mi nombre es Dakeyras y todo empezó hace un par de semanas en Fuerte Espina...-




-Estaba ya en mi habitación, casi dormido cuando desde las sombras una figura intento asesinarme. Por unos instantes evité el primer tajo, y solo pude igualar la sorpresa cuando mi amigo Heavy entro en la habitación alertado por los ruidos. Entonces la sorpresa se la llevo el asaltante. Heavy era un ogro. Su sombra llenó de oscuridad la habitación y entre los dos intentamos reducir al asaltante esperando que cantara algo bonito. Pero era bueno. La pelea termino en el pasillo. Intento huir varias veces, pero era bravo y nos puso en apuros. Cuando estaba a punto de huir, Heavy le dio tal pescozón (una sonrisa de añoranza recorrió el rostro de Dakeyras) que cayo escaleras abajo rompiéndose el cuello. -Nos costó convencer al posadero de que allí no había pasado nada, y en mi habitación registramos el cadáver. Ese hijo de puta llevaba una carta de recompensa por mí, pero lo peor de todo, tenía una carta en la que informaba con cierto detalle del paradero de mi familia...-

Dakeiras golpeo la mesa con el vaso vacío. El posadero trajo otra jarra llena.  –No te preocupes. Mañana pagaré todo- dijo con la lengua casi dormida el encapuchado. Tras llenar su vaso lleno el de Doran y prosiguió su relato...

-Sabes, soy un fugitivo, pero no tengo miedo por mí, sino por mi familia. Llevaba tiempo oculta y al parecer alguien sabía por dónde buscarla y estaba haciendo averiguaciones. Partimos de Fuerte Espina hacia donde estaban. Heavy me acompañaba. Visitamos las aldeas de los alrededores de donde estaba mi familia, no sin antes indagar en la Plaza del Sapo sobre quién podía ser el cazarrecompensas. Al parecer un tal Svilian de Yndaros junto con cinco tipos más habían salido hace unas semanas del allí, rumbo al concejo donde se encontraba la aldea donde vive mí mujer. Intente despistarlos llevando a otras aldeas cercanas a donde estaba la granja de Valeria, estúpido de mi pensando que me seguían, pero preguntando en estas nadie sabía nada ni había visto a nadie. Pasamos por Colina Sebo, la más próspera de la zona y que nutre de cerdos a casi todo el ducado, nada. Pozohondo y Veltrian (con sus bodegas de sidra) no arrojaron nada tampoco.

En la aldea de Puente Gar nos encontramos con un Manto Negro que estaba a punto de ejecutar a una muchacha. Heavy se lanzó a su rescate, pero alguna fuerza extraña lo paralizado. ¡Por los dioses, ese maldito ogro iba a defender a esa desconocida sin razón ninguna! Tras ello, y ver la lengua bífida y los ojos de eterna maldad de la muchacha, intente calmar a Heavy. El Manto Negro mandó a su verdugo ajusticiarla y tras hablar con él nos dijo que vio a seis hombres hace dos semanas al norte, cerca de Davokar. Heavy hablo de otro Manto Negro, un tal Odako con el que al parecer tenia cuentas pendientes... al parecer les quitó algo y luego no era el tal Odako, ya que este, según otra Manto Negro, Lestra, había muerto algunas lunas antes.



Por fin llegamos a Arruga, la aldea donde mi familia se esconde. Allí nadie vio a nadie raro ni nuevo (exceptuando a nosotros). Pude comprobar que Unalba estaba en el pueblo. Trabajaba como camarera en la posada. Las brujas de Karvosti cumplieron su palabra. No parecía una bruja como en su hogar, pero sí una joven bárbara buscando integrarse en Ambria...– los ojos de Dakeyras casi parecía añorar con tristeza...

Doran no entendió lo último muy bien, pero dejo que continuase la historia.
-Una vez en la granja de Valeria tras la alegría de ver a mi mujer e hija y cenar, pasamos la noche allí. Tras ver como congeniaron Heavay y la pequeña Aela no iba a permitir que durmiera en el establo. Todos dormimos bajo el mismo techo y esa noche sentí que mi familia estaría a salvo, aunque algo me tenía en estado paranoico-.

Dakeyras dejó caer la jarra al suelo, más bien se le cayó de la mano. El vino le estaba durmiendo. –¡Eh amigo!, no puedes dormirte ahora. Quiero saber cómo acaba tu historia– dijo Doran.

Dakeyras le miro. Tenía la mirada perdida y la voz se le trababa, pero asintió...

-Al día siguiente indagamos por el pueblo. No sacamos nada en claro y me empezaba a volver loco. ¿Los he traído yo mismo hacia mí familia? Comiendo en la granja Heavy me conto que ayudo a una joven viuda con un niño pequeño, Galda, a reparar una viga de la granja. A su vez había visto salir de su granja, en sigilo, al condestable de la comarca, Valko, un funcionario con ínfulas, que al parecer bebía los vientos por Valeria... eso no me preocupaba, Valeria sabe cuidarse por sí misma, incluso se aprovecharía de ese “enamoramiento”.

Parecía que Galda y Valko habían tenido sexo, aunque la viuda no parecía muy contenta. Galda debía impuestos tras la muerte de su marido, un joven leñador al que le había caído una rama demasiado gruesa, y parcia que el condestable se lo cobraba en carnes. A pesar de las advertencias de Valeria, decidimos dar un susto al condestable, para que dejase esas prácticas. ¡Tendrías que ver como casi se caga encima cuando le corte el cinturón del pantalón y Heavy le amenazo en dejarle el culo como un bebedero de patos!

-Tras el susto juró que no volvería a hacerlo dándonos su palabra. Esa noche cenamos tranquilos, bebimos sidra en mi granja junto a mi familia y nos fuimos a dormir felices... hasta que las campanas de la iglesia nos despertaron...
¡El hijo de la gran puta del condestable estaba quemando la granja de la viuda junto a un sargento de la guardia ducal y cinco guardias! Heavy no pudo reprimir la cólera y se lanzó a por él. Yo intente sorprender a un par de guardias con mis flechas, pero no salió bien. A Heavy lo rodearon entre cuatro y yo tuve que saltar al tejado de una casa para esquivar a los guardias, pero lo que no esquive fue una lanza que me atravesó el costado, lanzada desde debajo de la casa. Malherido desde el tejado, esquivando a duras penas a los guardias de tejado en tejado, veía como a heavy lo ensartaban entre todos, todo estaba perdido... había puesto en peligro el paradero de mi familia, a la viuda le habían quemado la granja, los guardias me tenían moribundo y a Heavy rodeado... cuando con un grito ensordecedor que me heló la sangre, Heavy dio rienda suelta a su rabia. En un abrir y cerrar de ojos partió en dos a uno de los guardias, mientras otro caía a sus pies con el cráneo aplastado. Los demás le estaban hiriendo, cortes y lanzazos, pero no parecía grave, al menos para él y en su estado de furia total.

Valko


Yo a duras penas me las apañaba con los dos guardias mientras me sujetaba las tripas en el tejado de una casa. Valko, el condestable, aguantaba como podía toda la furia de Heavy que la estaba descargando sobre él. Otro de los guardias había sucumbido a ella y el condestable se arrastraba desangrándose pidiendo perdón y misericordia cuando antes reclamaba a gritos nuestras cabezas de bandido.

Pude acabar con uno de los guardias mientras veía como el condestable huía, ya quedaban pocos guardias.

De la posada salió Unalba para ver cómo podía ayudarnos, obviamente la pelea tenía a medio pueblo como público. Heavy iba a salir en pos del condestable, error fatal, porque su flanco quedó expedito y el sargento atravesó el pecho del ogro, desde la espalda al corazón, haciendo que el ogro cayese de rodillas, sangrando por la boca, inconsciente, moribundo...

Acabe con el otro guardia, no podía creer que Heavy hubiese caído, segundos antes parecía imparable, una fuerza de la naturaleza. Unalba se acercó a la granja a la que estaba subido, me propuso huir y esconderme, pero al ver como el sargento y el otro guardia, seguían atacando a ya un inerte Heavy, giré hacia donde huía el condestable y con una flecha certera le atravesé la garganta. Ese hijo de puta ya no cobraría más impuestos. Al volver la vista sobre el sargento y el guardia vi cómo le habían cortado la cabeza a Heavy a modo de trofeo. La rabia me asalto y fulmine al guardia, pero el sargento era duro. Unalba me ayudo desde abajo mientras desde el tejado descargaba flechas sobre él. A pesar de herirlo el muy cabrón mal hirió a la joven bárbara y me dio la oportunidad de rendirme mientras tenía la espada en la garganta de la joven bruja. Que Prios perdone mi falta de reflejos, pero solo unos instantes antes de que mi flecha le atravesase el cuello ese bastardo corto la garganta de Unalba-.

Dakeyras calló, su voz se ahogó. Busco las ultimas gotas de vino de la jarra y miro fijamente el fuego.

-De lo que paso después solo tengo vagos recuerdo. Mi mujer cosiéndome las heridas. Aela preguntando por Heavy. Una carreta y dos cadáveres en mantas. Palabras intentando disimular lo ocurrido a mi hija. Convencer al pueblo de que el condestable era un indeseable. Casi conseguirlo.

Tras ello mi familia junto a Galda y su hijo se escondieron en un nuevo lugar seguro, abandonando la granja de momento, es un sitio “caliente”, ya se tranquilizará. No es él que me hubiese gustado, pero por ahora es lo mejor que pudieron hacer. Pronto espero poder volver a verlas. Al menos mi mujer me tranquilizó, pensaba, y es mil veces más lista que yo, que la carta que intercepté con su posible ubicación había sido escrita hace poco y tuve la suerte de “cazarla”... aun así Svilian y la información ya estarían en el sitio más peligroso... ¡Yndaros!

Tras ello estaba dispuesto a viajar a Karvosti. Allí dejaría a los pies de las brujas el cadáver de Unalba. No podía hacer menos por la muchacha. Pero parece que las noticias vuelan rápido para las brujas bárbaras, porque cuando estaba cerca del límite del bosque aparecieron dos brujas. Me miraron serio, como juzgándome, y se llevaron el cadáver de la joven. Apenas hablaron, solo me juzgaron con la mirada “¿Acaso era más importante la vida de mi familia que la de la joven?”.

Tras ello lleve el cadáver de Heavy a la granja donde se crío. Allí junto con su familia lo enterramos. Creo que es el mejor sitio donde puede descansar. Todas sus pertenencias se las entregue a su familia, salvo...

-Ya está bien amigo. Te subiré a la habitación. Si te sirve de algo yo también habría matado a ese hijo de puta–, -Estoy bien- protestó Dakeyras e intentando ponerse en pie cayó como un fardo en el suelo. Doran lo subió la a habitación...



A la mañana siguiente el dolor de cabeza era insoportable. Cuando se encontraron en el salón ambos desayunaron juntos. No comentaron nada de la noche anterior. Ambos se dirigieron hacia Fuerte Espina. Dakeyras iba callado sentado en el caballo. Apenas tenía fuerzas para andar. Cabalgaba junto a Doran. Pensaba que la había cagado, había perdido el escondite de su familia, habían quemado la granja de una inocente por su culpa, y su amigo perdió la vida en ello. Por unos momentos dejo de ser sigiloso, precavido y casi acaban con su familia y con él. Pronto debería acabar con Maximilian, pero no debería de volver a perder la calma, su rabia y odio hacia el cada vez eran mayores, pensaba en dejar de ser presa y convertirse el en cazador cuando llegaron a la puerta de Fuerte Espina. Dakeyras palmeo el saquillo de monedas. Sonaba vacío. Miro las alforjas de su caballo y la vio. La llevaba envuelta en trapos y atada con cuerdas. Siempre le dio escalofríos, aunque no quisiera reconocerlo. Miro a Doran. –Has estado alguna vez aquí?– sin esperar respuesta prosiguió -Hay que pagar una tasa de entrada. No me quedan monedas, así pues, hagamos un trato. A cambio de una semana en una posada modesta, y la entrada para mí y mi montura, puedes quedarte esto– Dakeyras descabalgo, cogió del caballo la hoja envuelta y se la entregó. –Vale una fortuna. Tómalo como agradecimiento por lo de anoche, por evitarme la paliza y el robo, y por escuchar mi historia-.

Doran miro con desconfianza el fardo, pero su intuición le llevo a aceptar el trato del encapuchado. Había recibido un “Regalo Oscuro”.

Ambos cruzaron la puerta. –Aquí tengo amigos. Busquémoslos. Necesito fortuna para llevar a cabo una venganza– musitó Dakeyras...


EPÍLOGO:
Goderico no podía creer su suerte, sí, ¡ahí estaba! ¡El mismísimo Dakeyras!, en su mente comenzaron a relucir los mil táleros de recompensa, casi podía tocarlas, sentirlas entre sus dedos... dejó sus ensoñaciones, Dakeyras salía con un tipo alto, con aspecto marcial, debía ser mercenario. Hablaron y se montaron en los caballos. La verdad es que ambos componían una pareja peligrosa, quizá demasiado para sus artes de ratero y sus dagas... según le costaba Svilian, el sabueso arreglatodo de Maximilian, había encontrado la comarca dónde se escondía la familia del arquero, al parecer se la había pasado a un cazarrecompensas y había partido hacía Yndaros... Goderico volvió a mirar la puerta de la venta, luego miró el sendero por el que había partido la pareja de aventureros... mientras en el cielo, alto, un halcón sobrevolaba la escena.

... ... ...


Y hasta aquí el rolato de estas últimas sesiones con Symbaroum Salvaje, una aventurita corta, intimista y modesta, pero que se cobró la vida de un personaje (es lo que tiene el daño en Savage, explotó un ataque de d8+d6 hasta los 33 de daño).

Y como es costumbre, los héroes de los jugadores en su actual estado:



Marcados saludos.-