Buenas,
Y continuamos
con los rolatos de la campaña de Symbaroum Salvaje, en esta ocasión el décimo
ya, los personajes, por iniciativa propia, decidieron acudir al cabildo de
brujas de Karvosti a ofrecer el Calder de Barrvalg obtenido en “Noche de
Corrupción”.
Acudían con
intenciones diversas, Magdala volver a ver a su gente, a su “madre” la Huldra,
Dakeyras quería negociar algún tipo de pacto que protegiese a su familia del
mafioso Maximíliam, Heavy y Fenyek acudían en busca de alguna aventura,
tesoros, etc., mientras que la recién llegada al grupo Lynae quería conocer a
las brujas de Karvosti y ver si podría limpiar la corrupción que había anidado
en ella fruto de caer a las tóxicas aguas de Ebel en su primera aventura...
La campaña
va rulando y cogiendo inercia, y prueba de ello es que esta aventura es 100% a
petición de los jugadores, yo tenía otra cosa en mente, pero muy contento metí
esta misión que ellos mismos me propusieron.
Por otra parte,
estrenamos Symbaroum Salvaje con Roll20 y, bueno, aunque vamos un poco lentos
vamos cogiendo soltura, y la última sesión fue ya más rodada.
El “rolato” en
esta ocasión lo hace Sergio, Fenyek, el trasgo, mientras despioja a su jabalí,
Kverula, la está contando un cuento para tranquilizarla y que se esté quieta,
en concreto su última misión en Karvosti y todos los peligros que vivieron en
Davokar...
... ... ...
PRÓLOGO
«Pero lo que ha sido olvidado por la mayoría a veces
es redescubierto por los curiosos y los codiciosos.
Conflictos enterrados hace siglos vuelven a la vida,
trayendo dolor y destrucción.
La ambición de unos pocos despierta a dioses hambrientos
de tiempos remotos, pero el sufrimiento recae sobre los inocentes,
y lo que está muerto... así debería permanecer...».
... ... ...
-
Kverula!!!, estate quieta o no podré quitarte las garrapatas.- Joder, los
jabalíes son muy testarudos y Kverula debe ser la más testaruda de su especie.
- A ver,
mírame. Si te quedas quieta y dejas que te despioje te contaré un cuento. Uno
acerca de un gran héroe trasgo y su banda de compañeros, ¿de acuerdo?- Dioses,
lo que tengo que hacer, negociar con un jabalí. ¿Qué será lo próximo?
- Está bien,
no te impacientes, ya empiezo.
Era una
noche oscura y fría, como casi todas las noches en Fuerte Espina. Pero esa
noche no nos podíamos quejar. Estábamos alojados en el “Refugio de la Costurera”,
teníamos una cena caliente y sabrosa,
todo regado por abundante cerveza negra, sidra y vino especiado. Nos
merecíamos este descanso después de las penalidades que pasamos en el “Corazón
de Jakad”.
Además de
mis compañeros habituales de aventuras Dakeyras, Magdala y Heavy, esa noche
compartía nuestra mesa Lynae, una trocalenga que mis compañeros habían conocido
en la aventura vivida tras derrotar al Mastín de Hirot, cerca del Lago Ebel.
Ummm, no les
puedo dejar solos. Se van de viaje, pierden al pansar y vuelven con una mujer
callada y misteriosa. Y encima bruja, aunque ese momento no lo sabía con
seguridad, solo lo intuía. Pero... ummmm, trataba de ocultarlos, pero sus
colmillos y garras eran evidentes...
Mientras
cenábamos discutiamos con discreción que íbamos a hacer con el caldero arcano
que Dakeyras y yo le habíamos arrebatado a ese siniestro brujo que nos sitió en
el “Corazón de Jakad”. Magdala insistió hasta el hartazgo que debíamos llevar
el artefacto hasta Karvosti, porque en el pasado el “Caldero de Barrvalg” (así
se llamaba este artefacto) había pertenecido al Cabildo. Para mi sorpresa
Dakeyras apoyó los requerimientos de Magdala. Bueno al final accedí a llevarles
el maldito caldero, esperando obtener una recompensa acorde al valor del
cacharro y de lo que nos costó ganarlo.
Al día
siguiente bien temprano, abandonamos Fuerte Espina. Nos esperaba por delante un
duro viaje de cinco jornadas a través del bosque. Se podría decir que el viaje
no fue todo lo mal que podía ir. Mis compañeros se van acostumbrando a la vida
en el bosque. Solo Dakeyras y Magdala enfermaron por dormir a la intemperie
durante una fuerte tormenta. Y solo tuvimos problemas una vez. Mientras guiaba
al grupo, ya cerca del río, nuestro buen Heavy pasó por alto la presencia de un
grupo de elfos acompañados por un gran troll.
- Dioses, ¿cómo
se puede pasar por alto a un troll así de grande? Creo que fue por esa obsesión
del grandullón por comer todo lo que encuentra tirado por el suelo. Va buscando
cosas que no te comerías ni tú Kverula, y no te ofendas cerda endemoniada.
Como mis
anteriores encuentros con elfos siempre han terminado fatal (para ellos
afortunadamente) me oculté, mientras mis compañeros se quedaban mirando a los
elfos, no sé si esperando que les invitasen a almorzar. El encuentro terminó
como tenía que terminar, tras un duro combate los elfos y el troll murieron.
Magdala terminó herida, aunque demostró a los elfos que la sangre bárbara se
paga muy cara. Dakeyras demostró ser mejor arquero que los elfos. Y Heavy
enmendó su fallo al no ver al troll enfrentándose a él, aunque yo diese el
golpe mortal a ese monstruo del bosque.
A pesar de
este encuentro, las heridas y las enfermedades, conseguí que llegásemos a
Karvosti un día antes de lo esperado. Al llegar a la meseta donde se encuentra
Karvosti, fuimos recibidos por once guerreros bárbaros. Por lo que comentó
Magdala parece que pertenecían a algo así como una sociedad de guerreros
llamada Guardia de la Furia Dormida. Por lo visto son los más feroces guerreros
de los clanes, uno por cada clan, en nueve patrullas.
Los bárbaros
nos permitieron establecernos en un campamento de peregrinos ambrios que se
habían establecido en la meseta para restaurar un antiguo templo que creen que
rendía culto a su Dios Sol. Mientras Magdala acudía a reunirse con sus hermanas
brujas para iniciar las negociaciones con el Cabildo sobre el Caldero de
Balvarrg, nosotros nos acomodamos lo mejor que pudimos en el campamento ambrio.
Mientras unos descansaban para recuperarse de las fatigas del viaje, yo me
dediqué a curiosear. Así conocí a otro cazatesoros que actuaba como alcalde
oficioso del campamento, Edrafin (un ambrio con media cara quemada). Tras
intercambiar con él algunas historias de nuestro oficio, conseguí que nos
proporcionase una carpa para refugiarnos y algo de comida. Algo más tarde
Magdala retornó. Nos comunicó que el Cabildo nos recibiría y que “negociaría”
por el maldito caldero. Y digo “negociar” por decir algo, perra bruja...
Para
reunirnos con el Cabildo nos tuvimos que internar en una serie de cuevas
bastante siniestras. Allí nos recibieron su líder, a la que llamaban Huldra Yeleta
y otro par de brujas.
Y allí quedó
al descubierto la traición de Magdala. En lugar de conseguirnos un trato de
favor para obtener una mayor recompensa, la muy bruja (sí ese tipo de bruja)
solo había asegurado a la Huldra que entregaríamos el caldero sin mencionar
recompensas ni pagos.
Dakeyras y
yo tratamos de obtener un precio justo, pero resultó que las brujas no valoran
el oro ni las riquezas terrenales. No les gusta atesorar oro, plata ni joyas.
En fin, brujas...
Finalmente
llegamos a un acuerdo. Si obteníamos unas hojas de la planta Reviviscente nos
recompensarían. Esta planta tratada de una forma concreta permite devolver a la
vida a una criatura muerta. Y la querían para revivir a su hurón. Joder, que
capricho.
- Vamos a
ver Kverula, no protestes. Sabes que yo te aprecio mucho. Valoro muchísimo a
las nobles bestias. Pero revivir a un hurón... Cosas de brujas.
Bueno, el
trato fue el siguiente:
El Cabildo
se aseguraría de tener vigilada a la familia de Dakeyras para prevenir un
ataque de parte de sus enemigos. Y si hiciese falta, llevarían a su mujer e
hija a un lugar seguro. Sin descartar que la niña terminase como aprendiz de
las brujas. Pobre cría. Aunque supongo que eso es mejor que la muerte. Iban a
mandar a una muchacha bruja Unalba, a la aldea donde viven la mujer e hijas del
ladrón.
En cuanto a
mí, me proporcionarían el mapa de un legendario tesoro perdido en una isla en
el mar que se encuentra en el remoto norte de Davokar. Ese tesoro guarda, por lo
visto, un poderoso artefacto y riquezas suficientes para librar de la
servidumbre a mi clan.
Al salir,
Lynae se quedó con las brujas para hacer una limpieza espiritual, en fin, cosas
de brujas. Si no tenía bastante con Magdala, ahora tengo a otra bruja de
compañera. Por lo menos esta es callada.
Como las
brujas solo nos indicaron que la planta Reviviscente se podía encontrar al
norte de Davokar (o en el bosquecillo de Aloéna lo que descartamos rápidamente)
y que normalmente crecía en las agrupaciones de pinos rojos, y habíamos
decidido partir al despuntar el alba, aproveché para husmear en el campamento y
ver si alguien había visto pinos rojos por la zona. Conseguí que me diesen una
aproximación hacia nornoroeste.
Con el
amanecer nos pusimos en marcha. Guie con pericia a mis compañeros a través del
bosque hasta que encontramos un campamento que había sido abandonado
recientemente. Al acercarnos vimos a un par de baiagornos, feroces criaturas
del bosque a las que es mejor no molestar. Mientras esperábamos sigilosamente a
ver si estas criaturas se iban y podíamos curiosear en el campamento
abandonado, apareció una gran bandada de krankas, cuervos malditos y
sanguinarios, capaces de devorar a un troll. Ante nuestras miradas los krankas
devoraron en unos segundos a uno de los baiagornos. La otra bestia ni lo dudó,
huyó como tan rápido como el viento. Y yo, que me precio de conocer a las
bestias y saber interpretar sus actos instintivos, hice lo mismo. Me oculté tan
rápido como pude.
Dakeyras y
Heavy hicieron lo mismo. Pero cual fue mi sorpresa cuando las brujas decidieron
quedarse allí, esperando a los krankas con los brazos abiertos. Increíble, si
las dejo solas en el bosque no se si llegarían a durar un día.
Bueno, los
cuervos atacaron a mis compañeras, que pensaron que con sus armas y su magia
podrían deshacerse de estas viles criaturas. Tardaron muy poco en averiguar
cuan equivocadas estaban. Terminamos corriendo para salvar nuestras vidas y
solo gracias a que Heavy cubrió nuestra huida, pudimos escapar. Hay que
reconocerlo, el ogro es tan duro como el granito.
Por fin llegamos
a una agrupación de pinos rojos y logramos encontrar la planta Reviviscente. El
viaje de vuelta fue mucho más tranquilo (al margen de unas arañas venenosas que
trataron de desayunarnos durante la guardia de Dakeyras, pero, bueno, las
matamos...) y pudimos llevar la planta a las brujas. Al contrario que Magdala,
las brujas del Cabildo cumplieron su palabra y nos dieron el pago acordado. Dakeyras
quedó satisfecho con la protección de su familia y yo obtuve mi plano del
tesoro. Tendré que ir preparando esa expedición.
- Que sí
Kverula, que cuento contigo para mi futura expedición al norte. Y creo que con
Heavy también. Los demás, ya veremos. No tengo muy claro si podrían sobrevivir...
... ...
EPÍLOGO 1:
-“Hija, veo oscuridad en tu futuro, veo que te vas a enfrentar a algo
oscuro, poderoso y peligroso... Y veo que el camino que has cogido para
enfrentártelo, también es peligroso y oscuro. Pero siempre he confiado en tu
criterio...”-, la Huldra se despidió con estas palabras de Magdala. Tras un
sentido abrazo los aventureros partieron. Acto seguido la Huldra pidió a su
joven aprendiza Gamona la pasta preparada con la Planta Reviviscente. Se la
aplicó bajo la lengua al muerto hurón Skutal, y lo dejaron reposar un día y una
noche... Al día siguiente, Skutal abrió los ojos, rojos, coléricos, inyectados
en sangre, y la Huldra le susurró al oído, así el hurón se internó en los
túneles más pequeños del complejo, trayendo, horas después, entre sus fauces a
una y extraña rata de las profundidades. La Huldra la observó con tranquilidad...
con fineza, casi como un artista, le abrió las entrañas y las desparramó en la
mesa de piedra. Se concentró y comenzó a murmurar una salmodia mientras veía lo
que estaba por suceder en las vísceras de la rata... Nada bueno, cómo indicaban
todos los augurios...
EPÍLOGO 2:
Baumelo, a la cabeza de su nutrido grupo de seguidores, sonríe esperanzado
cuando avista, entre el denso follaje la entrada, ¡por fin!, la entrada a la
cámara funeraria... acampados hay varios miembros de la maldita Ordo... el
grupo de Baumelo está escondido, protegido por la nutrida espesura. El viaje ha
sido largo, cansado, peligroso y agotador, pero con la guía de la calavera de
corona incrustada al final han llegado... Baumelo se quita de sus hombros la
pesada mochila en la que porta, entre otros enseres, el cráneo del arcano rey.
De repente a su derecha un sonido, pero ¿tan cerca?, ¿nadie se dio cuenta antes?
Una gutural voz sale de entre la espesura a la vez que la terrorífica figura:
-“Bienvenidos, creo que tenemos temas importantes sobre los que hablar”-.
... ... ...
Y hasta aquí
el rolato de estas sesiones online con Symbaroum Salvaje, la siguiente misión será,
por fin, acabar la Corona de Cobre (si no meto algo entre medias jejeje).
Y como es costumbre,
los héroes de los jugadores en su actual estado:
Marcados
saludos.-