Buenas,
Voy a empezar a subir el actual play de Vientos de Desesperación para Vermigor,
la jugamos en tres sesiones, así que lo subiré en tres partes.
Los esforzados Aventureros fueron:
Kinino y Robbert Reed
Todo empezó con un “What If”, recordemos que “La Panda de Robleda” visitó
Vermigor. Cuatro de sus miembros consiguieron escapar de Vermigor gracias al
ritual que realizó Mircea. Pero justo antes de partir de regreso a Valion, el
ladrón Kinino salió del pentáculo, para coger la espada de Ferencz. Lo
consiguió por bien poco. En esta aventura, partimos del hecho de que le falto
un segundo para conseguirlo, Robbert, el mago y mejor amigo de Kinino, estiró
el brazo para ayudar al ladrón a llegar al pentáculo, se cogieron la mano, y
eso hizo que al estar agarrado a algo anclado en Vermigor, Robbert tampoco
escapará del mismo, tras un estallido mágico en la sala del castillo Ferencz
sólo quedaron Mircea y los dos héroes robledeños...
Irahel
Elfo del poblado de
Altohogar, en Varasov. Un gran poblado en medio de un enorme bosque de montaña,
frío y resguardado de los humanos. Su padre murió defendiendo al poblado de una
incursión de licántropos, era uno de los mejores guardias de la ciudad. Su
madre jamás se recuperó de la perdida, languideció, triste y melancólica, hasta
que decidió unirse a la naturaleza, cansada del mundo. Cuando la incineró
siguiendo las tradiciones élficas y esparció sus restos por el bosque, ya tenía
40 años, y era uno de los mejores
guardias y exploradores de Altohogar. Además heredó de su madre una inusitada
habilidad para la magia.
Ya poco o nada le unía a su pueblo, así que comenzó a vagar por lo que los
humanos llaman el “país” de Varasov. Una tierra montañosa casi inaccesible, con profundos
valles que quedan incomunicados en invierno, una tierra dura donde se sobrevive
a duras penas. Los bosques y la tundra ocupan casi todo el territorio, sin que
haya apenas llanuras que puedan servir para cultivos y mantener a una población
que crece cada vez con los refugiados que huyen de otras regiones. En
definitiva una tierra que le encantó y exploró en toda su extensión, pese a que
los no-humanos no eran muy bien vistos.
Pero no sólo humanos habitan Varasov, una tormentosa noche se refugió a
cubierto en una pequeña gruta. La luna apenas se veía, pero era llena y gibosa,
los aullidos de los lobos hubieran asustado a alguien menos valiente y menos
preparado… de repente se convirtió en la “caza” de algo peor… hombres lobo… mató
a uno, huyó, pero eran muchos, parecía ser que al final se uniría a tus padres,
pero de repente un hombre, un humano tuerto e inmenso salió de la nada y le
ayudo. Le salvó llevándose por delante tres licántropos… Su nombre era Vladivir
Van Drakov, y era miembro de la Orden del Lobo… Como mudo testigo de la lucha
con la muerte, en el rostro de Irahel quedó la marca de un zarpazo de uno de
los hombres lobo, cicatriz que luce con orgullo.
Vladimir le llevo a un oculto monasterio de su Orden, y así aprendió quienes
eran. La Orden del Lobo se ha dedicado a mantener el bien, ayudar a los
necesitados y difundir la luz en la oscuridad por siglos y siglos. La Orden
trata de proteger su territorio asediado por muchos frentes y enviar a sus
caballeros, paladines y cazadores, a otras regiones con el ideal de proteger
a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos. Le curaron e incluso
adoptaron, entrenó con ellos y aprendió sus métodos de lucha. En apenas un par
de años eras uno de sus mejores guerreros, y sus ideales calaron fuerte en él…
así pues ahora se dedica a vagar por Vermigor enfrentándote a la oscuridad que
lo puebla, librando a inocentes y débiles del poder de las tinieblas y el mal…
algún día llegará su final, pero mientras tanto vive hijo de dos mundos (élfico
y humano) enfrentado al mal. El propio Vladimir le entregó una poderosa espada
mágica para cumplir tu misión, cuando le vio perfectamente preparado para ello.
Es, como elfo en el exilio, melancólico y taciturno. Amante de la naturaleza y
lobo solitario. Más su entrenamiento con la Orden del Lobo le ha vuelto apto
para trabajar en equipo. Noble de espíritu y defensor de los débiles. Vagabundo
por naturaleza. Serio y de profundos sentimientos que no te gustan mostrar a
nadie. El dinero y los tesoros son una ayuda en tu lucha contra las tinieblas,
pero no la meta en sí. Es el primer no-humano aceptado por la Orden del Lobo y se
siente orgulloso de este hecho.
Amber
Malgrave
De la familia Malgrave,
antaño epítome de la nobleza en la Isla-País de Kryneea. Su familia tenía una
preciosa y enorme casa solariega en las afueras de Thelsbury, rodeada de la
niebla de la costa, al borde de un acantilado enorme, asomado al Mar de las
Brumas… De familia de terratenientes, nobles de rancio abolengo, que protegían
a varios poblados, adscritos al condado de Thelsbury... Pero... ya apenas
recuerda la vetusta mansión... y por ende, apenas recuerda a sus queridos
padres... Sanguinarios piratas atacaron la mansión y exterminaron a su familia
y a los sirvientes, los pocos guardias no fueron enemigo en la oscuridad y la
sorpresa…
Sólo ella y su hermana mayor, Elisabeth, lograron escapar la una con la ayuda
de la otra. Sólo tenía 5 años y su hermana apenas 10. Ocultas en la noche,
sucias, tristes, embarradas y llorosas, lograron sobrevivir dos días en la dura
campiña, hasta que llegaron a Thelsbury, la ciudad más grande de Krynnea...
pero no encontraron lo que esperaban, la ciudad era oscura y sucia, el
contraste entre los barrios ricos y los suburbios era enorme. Los pobres se
hacinaban en barrios mugrientos y peligrosos... la gente huida del campo, había
llegado a las ciudades esperando una oportunidad, y se habían convertido,
prácticamente, en esclavos… Y además, allí estaban ellas, porque nadie sabía de
los Malgrave y su antigua familia, no supieron reclamar, o acaso ya no tenían,
viejos amigos, alianzas y privilegios... así que se criaron sobreviviendo cómo podían
en los malos barrios.
Amber se adaptó mejor, robando para comer, haciendo trapicheos y contrabando… su
hermana entró en un templo, resulta que tenía férrea voluntad, dedicación, fe y
habilidad con las armas… aunque, ahora, pasaban, cada una por su lado los días,
por las noches dormían juntas y se ayudaban en todo lo posible.
La Reina Viringe seguía apretando al pueblo con impuestos y castigos, así
que ambas volvieron a escapar, esta vez de Krynnea. Un pequeño monasterio de la
orden de los Dioses Bondadosos a la que pertenecía Elisabeth fue su destino. El
monasterio estaba en las montañas cercanas al mar, en la Marca Libre. Allí aprendió
el uso del arco y mejoró tus habilidades en caza y sigilo, ayudando a los
clérigos del monasterio. Pero la felicidad no es eterna, y una noche de luna
roja sangre, el mal se propagó por las montañas, plagas de zombies y otros
muertos vivientes. Infectaron poblados y casas solariegas, llegaron al templo y
aunque los clérigos lucharon con fe y decisión, perecieron ante la fuerza del
número. Otra vez escapó junto a Elisabeth, pero esta vez ambas eran adultas y
hábiles en sus profesiones.
Llegaron a Port- Cheren, donde al ser una enorme ciudad, Amber se encontró a sus
anchas, su hermana, Elisabeth, se convirtió en una paladín sagrada y vengadora,
comenzó a vagar por la Marca Libre y otros territorios de Vermigor buscando
criaturas malignas y afrentas que vengar. En alguno de sus viajes le acompañaba
Amber, pero pasaba mucho más tiempo en Port-Cheren, como consumada ladrona y
vividora.
Amber es joven, activa y decidida. Pícara y vividora. Juerguista, le gusta el
oro y la buena vida. Adora a tu hermana mayor, Elisabeth, aunque hayan elegido
caminos muy distintos. Es vengativa y
rencorosa, pero en el fondo tiene buenos sentimientos y es buena gente. Es
sigilosa y rápida y una tiradora excepcional con su magnífico arco.
Elisabeth Malgrave
Perteneciente a la
familia Malgrave, antaño epítome de la nobleza en la Isla-País de Kryneea. Su
familia tenía una preciosa y enorme casa solariega en las afueras de Thelsbury,
rodeada de la niebla de la costa, al borde de un acantilado enorme, asomado al
Mar de las Brumas. Su familia eran terratenientes, nobles de rancio abolengo y
que protegían a varios poblados, adscritos al condado de Thelsbury... Pero... Apenas
recuerda la vetusta mansión... y por ende, apenas recuerdas a sus queridos
padres... Sanguinarios piratas atacaron la mansión y exterminaron a casi todos
los Malgrave y a los sirvientes, los pocos guardias no fueron enemigo en la
oscuridad y la sorpresa...
Sólo ella, junto a su hermana menor, Amber, lograron escapar, una con la ayuda
de la otra. Sólo tenía 10 años y la menor 5. Ocultas en la noche, sucias,
tristes, embarradas y llorosas, lograron sobrevivir dos días en la dura
campiña, hasta que llegaron a Thelsbury, la ciudad más grande de Krynnea… pero
no encontraron lo que esperaban, la ciudad era oscura y sucia, el contraste
entre los barrios ricos y los suburbios era enorme. Los pobres se hacinaban en
barrios mugrientos y peligrosos… la gente huida del campo, había llegado a las
ciudades esperando una oportunidad, y se habían convertido, prácticamente, en
esclavos… Allí estaban las niñas, porque nadie sabía de los Malgrave y su
antigua familia, no supieron reclamar, o acaso ya no tenían, viejos amigos,
alianzas y privilegios… así que se criaron sobreviviendo cómo podían en los
malos barrios…
Elisabeth escuchó la llamada de la fe y entró en un templo de los Poderes
Bondadosos, tenía férrea voluntad, dedicación, fe y habilidad con las armas…
aprendió con clérigos y paladines y se le daba muy bien. Su hermana, Amber, más
joven, seguía creciendo en los bajos fondos y aunque, ahora, pasaban, cada una
por su lado los días, por las noches dormían juntas ayudándose en todo lo
posible.
La Reina Viringe seguía apretando al pueblo con impuestos y castigos, así
que ambas volvieron a escapar, esta vez de Krynnea. Un pequeño monasterio de la
orden de los Dioses Bondadosos a la que pertenecía la hermana mayor, fue su
destino. El monasterio estaba en las montañas cercanas al mar, en la Marca
Libre. Allí continuó con tu entrenamiento y fe. Las oraciones purificaron su
alma y se convirtió en una verdadera paladín defensora del bien. Mientras Amber
actuaba como cazadora y exploradora para el monasterio. Pero la felicidad no es
eterna, y una noche de luna roja sangre, el mal se propagó por las montañas,
plagas de zombies y otros muertos vivientes. Infectaron poblados y casas
solariegas, llegaron al templo y aunque los clérigos lucharon con fe y
decisión, perecieron ante la fuerza del número. Otra vez se vío escapando junto
a Amber, pero esta vez ambas eran adultas y hábiles en sus profesiones…
Llegaron a Port- Cheren, una enorme ciudad, donde su hermana, Amber, se
encontró a sus anchas. Ella, una paladín sagrada y vengadora, comenzó a vagar
por la Marca Libre y otros territorios de Vermigor buscando criaturas malignas
y afrentas que vengar... en alguno de sus viajes fue acompañada por Amber y
ambas ganaron mucha experiencia.
Elisabeth es voluntariosa y decidida. Noble, justa y protectora. Adora a su
hermana Amber, aunque hayan elegido caminos muy distintos. Ella (y sólo ella), cariñosamente le llama
“Bez”. Es astuta e intuitiva, bondadosa y pía, reza todas las noches y
amaneceres. Es una mujer fuerte y muy hábil con las armas, valiente y osada.
Paul du Sant Martin
Erudito y sabio nacido en Mourntall, es el más veterano del grupo, comenzó su carrera como médico, pero pronto se vio inmiscuido en turbios asuntos con vampiros, perdió a su mujer y se vio arrastrado en una caza y venganza, que aúno hoy, muchos años después, no ha acabado y le ha transformado en uno de los mayores cazadores de criaturas de Vermigor, así como en, quizá, el mayor conocedor de tales monstruos junto con el Dr. Edgar Van Artax.
Después de cientos de aventuras en su casi medio siglo de vida, Paul, regresaba raudo a Port-Cheren, el Profesor Galavich, un reputado erudito y amigo epistolar, había contactado con él, un gran mal acuciaba a la ciudad, uno completamente desconocido, y necesitaban ayuda...
Resumo lo acontecido:
Descendiendo por el Río Edäm, acercándose a la ciudad, su Sant Martin, se
encontró en el camino con un encapuchado, pronto ambos hombres hicieron buenas
migas, de una manera u otra, ambos parecían enemigos de las tinieblas, y aunque
el encapuchado, Irahel, intentaba ocultar sus rasgos, Paul parecía listo y
perspicaz y logró descifrarlo, aún así parecía ser un hombre comprensivo y para
nada supersticioso y xenófobo.
Tras los acontecimientos del eclipse y la Conjunción, Kinino y Robbert
regresaron a Gärgovi junto a Mircea, este investigó todo lo que pude acerca de
mandar a los dos exiliados a su mundo... pero ni en el Grimorio Vyacheslav
encontró nada que pudiera ayudar... Sólo se le ocurrió que acudieran a
Port-Cheren, a cinco o seis días al noroeste, la ciudad más grande que él
conocía, y allí donde él estudió hace muchos años. Tras una tranquila estancia
en Gärgovi partieron dirección Port-Cheren. Dejando ya el condado de Svaria,
comenzó a llegar a sus oídos rumores sobre "La Dama de Sangre", tras
la desaparición de Alecu, sus habitantes pensaron que encontrarían la paz. No
lo habían hecho y esta misteriosa figura vivía ahora en el castillo y estaba
llevando de nuevo el terror a la zona...
Ascendiendo por el camino que llegaba desde Svaria, Robbert y Kinino se
encontraron rezando en un pequeño santuario de camino dedicado a los Poderes Bondadosos
a una joven pía. Se trataba de Elisabeth Malgrave, y también se dirigía a
Port-Cheren, donde vivía la joven y acudía después de un viaje de meses. No
conociendo los robledeños la zona, accedieron a viajar juntos hacía la populosa
ciudad.
Así ambos grupos continuaron su marcha hacía Port-Cheren. Atardecía cuando
divisaron la ciudad, a medio día de marcha, desde los terrenos más altos vieron
las luces de la ciudad asentada en el golfo donde desembocaba el río Edäm. Más
cerca vieron una pequeña aldea (apenas diez granjas unidas entorno a una
taberna), al abrigo de oscuros bosques...
Una niña pequeña regresaba al hogar con dos cestas llenas de frutos del bosque,
desde sendos altozanos a norte y sur, los dos grupos divisaron como entre las
alargadas sombras del atardecer, de los bosques colindantes surgían dos goblyns
y comenzaban a perseguir a la niña, que comenzó a correr hacía la aldea dejando
caer las cestas. Irahel no lo dudó y pese al susto al ver a las caníbales
criaturas, cargó colina abajo. Atenazado y temblando por el miedo, Paul
descolgó de su espalda la ballesta y tras cargarla, disparó al más cercano de
los goblyns. En la colina del sur, Elisabeth se santiguó y cargó también colina
abajo mientras gritaba –“Goooooblyyyyns”-, Kinino sonrió y pensó: “Sólo dos
goblyns”, cargando también hacía abajo. Robbert, más astuto que su compañero,
sospechó enseguida que esos goblyns no eran como los que atacaban poblaciones
de Reino Bosque, en su mundo natal. Atenazado por la superstición y el miedo,
logro concentrar sus energías en un par de proyectiles mágicos que impactaron
al goblyn más cercano a la muchacha. Esta trataba de subir, sin éxito, a un
árbol. Mientras Elisabeth, Kinino e Irahel continuaban cargando hacía los
asaltantes, Paul recogió su ballesta y se encaminó hacia abajo, tratando de
rodear el claro, para llegar a la asustada niña. Mientras en la colina del sur,
Robbert volvió a vencer a los temblores y logró invocar otro conjuro, trató de
dormir a ambos seres, en su mundo lo hubiera conseguido sin duda... Pero ambos
“goblyns” eran más fuerte de lo esperado, ya que no sucumbieron al sueño
ninguno de los dos... Irahel llegó hasta el primer goblyn, ya herido, de un
tajo certero le cercenó la cabeza y siguió corriendo hacía el otro. Kinino y
Elisabeth llegaron hasta ese goblyn y lograron herirle, pero el condenado se
defendía con garras y dientes y estuvo a punto de herirles de gravedad. Cuando
llegó Irahel, entre los tres dieron habida cuenta de él. Mientras Paul trató de
calmar a la niña, pero estaba muy nerviosa. Irahel tuvo algo más de suerte. Se
llamaba Marie, y vivía en el poblado de al lado.
Ambos grupos se presentaron entre sí. Robbert, perspicaz, se dio cuenta, pese a
la capucha negra, que Irahel tenía ciertos “rasgos” élficos. Tras los saludos y
presentaciones se encaminaron a la cercana aldea. Entregaron a Marie en la
granja de su padre, este la abrazó con efusividad y dio las gracias al grupo,
más parecía nervioso ante un grupo de extraños, de oscuros ropajes y armas por
doquier. Así tras agradecérselo de nuevo, les dio con la puerta en las narices.
Juntos se encaminaron a la posada, un pequeño edificio con un salón común y dos
habitaciones (la de los posaderos) y otra con dos camastros que contrataron los
aventureros. Cenaron costillas a la miel y filetes de ternera, mientras tres
pueblerinos trasegaban buen vino, no había nadie más en la posada, así que
Kinino tuvo que optar por jugar a los dados con el recién conocido Irahel, tras
una partida igualada, las monedas viajaron hasta la bolsa del elfo. Después de
eso, Elisabeth se tiró en un camastro, Kinino en otro, y los otros tres héroes
se repartieron por el suelo en mantas.
A la mañana siguiente, muy temprano pues había muchos gallos en las cercanas
granjas, desayunaron y pagaron al posadero, prestos se encaminaron a las
murallas surorientales de Porth-Cheren, a penas a cuatro horas de rápida
marcha. Había una fila de gente para entrar en la ciudad, llovía ligeramente y
el ambiente parecía gris y triste. Cuando tocó el turno de los héroes dos
guardias con lanzas custodiaban la entrada, un sargento observo al grupo, como
examinándolos. Preguntó qué querían en Port-Cheren, Paul enseñó la misiva del
Profesor Galavich y qué por eso había acudido, presto, Irahel dijo que sabía
que la ciudad tenía problemas y que pretendía ayudar. Elisabeth explico acertadamente
que vivía en la ciudad hace tiempo y dio meridianos detalles. Robbert y Kinino
se miraron entre sí, señalaron a Elisabeth y dijeron al unísono: -“¡Venimos con
ella!”-. Tras convencer al guardia (previo pequeño donativo de algunas monedas
de oro), este les dejó entrar a todos.
Lo que encontraron tras las murallas no les gustó... El mal tiempo se había
instalado en la comarca, las noches eran oscuras, frías y tormentosas y las
luces de la mañana llegaban para iluminar con su luz terribles asesinatos,
suicidios y desgracias. La ciudad estaba sumida en la tristeza, el caos y la
desesperación. Las autoridades investigaban los asesinatos sin llegar a ninguna
conclusión fehaciente, y más de un criminal había sido ejecutado, creyendo las
autoridades, ser el asesino, y volviéndose a desesperar, con la aparición de un
nuevo cadáver. Los aventureros recibieron hoscas miradas, y en una ciudad tan
populosa, se veía más patrullas de guardias que comerciantes y lugareños...
Elisabeth les guió a “El Yunque Herrumbroso”, la vieja posada en el distrito de
los puertos donde ella y su hermana se solían hospedar. Allí abrazó al enorme
posadero, Julius Carnaguein. Este parecía muy alegre por volverla a ver y les
contó que la ciudad estaba en estado de terror ya que desde hacía una luna casi
todas las noches había tormenta, y tras esta asesinatos y suicidios... De su
hermana Amber, no sabía nada desde hacía cinco o seis días –“Ya sabes cómo es
tu hermana y en que ambientes se mueve... No te preocupes, sabe cuidar de sí
misma”- dijo el posadero.
Tras dar buena cuenta de una suculenta comilona, Paul du Sant Martin decidió ir
a ver al Pr. Galavich, Irahel y Elisabeth decidieron acompañarle pues querían
ayudar a Port-Cheren. Robbert y Kinino también decidieron acudir, ya que, si el
tal profesor era muy sabio, quizá podría ayudarles a volver a su mundo.
Una vez en casa del viejo profesor (que parecía una rata de biblioteca), este
sirvió té y bizcochos de frutas y comenzó a relatar lo sucedido desde su punto
de vista. Era otoño y el mal tiempo se había instaurado en la comarca, pero era
un mal tiempo con algo sobrenatural, las lluvias y tormentas no cesaban y cada
vez eran más fuertes, además tenían tendencia a suceder de noche. Además la
mañana siguiente, tras la tormenta, aparecían cadáveres y muertos que aparentemente
se había suicidado. Los asesinatos sucedían siempre en noches tormentosas y
ventosas, por otra parte, casi todas, últimamente, son así. Por pruebas en
escenas del crimen, el profesor pensaba, y dejó claro que esto era un
pensamiento suyo, que los suicidios sucedían a raíz de ver la escena del crimen
o el crimen en sí... parecía que la gente se empezaba a matar entre ellos
llevadas por un loco frenesí. Todos los héroes prometieron ayudar en lo
posible, el Profesor Galavich agradeció la ayuda, pero dijo que no contaba con
ningún tipo de privilegio, que había comenzado investigaciones por su propia
cuenta y riesgo, pero que les informaría de lo que necesitarán. En ese momento
Robbert le preguntó sobre qué conocía de magia extraña, viajes planares, cambios
de mundo... Galavich les miró extrañado... en ese momento Kinino y Robbert
contaron su aventura y exilio en el Condado de Svaria... todos los presentes
alucinaron con la historia, Galavich se puso a rebuscar en libros, tras unos
minutos señalando un párrafo dijo: -“¡Aquí lo tengo!, en el Grimorio
Vyacheslav... Mmmm, relata un ritual para que en un eclipse que sucede cada 777
años, conocido como La Conjunción, poder viajar entre mundos... Mmmm, según
pone aquí, se cree que el Grimorio está enterrado en el peligroso Cementerio de
los Asesinos, en la isla de Ciocara, en el Lacul Dragan...”- Kinino y Robbert
se miraron entre sí y luego explicaron que ya habían estado allí, que habían
conseguido el Grimorio, y que hacía más o menos una luna había acontecido La Conjunción,
pero ellos no habían podido volver a su mundo... Galavich les dijo que entonces
este caso escapaba de sus conocimientos, no obstante seguiría buscando en sus
libros... pero en ese momento todo el grupo se dio cuenta de una cosa, la tal
Conjunción había sido hacía una luna, comparando notas con la llegada del mal
tiempo y los asesinatos, Galavich ser cercioró que más o menos coincidían las
fechas, así pues crearon la teoría de que en La Conjunción había entrado algo
en Vermigor...
Tras esto, Galavich les dio un listado de los casos de asesinato de los que él
tenía constancia por orden de suceso y de que les haría llamar si averiguaba
algo de los ataque o del viaje entre mundos... Así se despidieron y regresaron
al Yunque Herrumbroso, dónde, hablando con Julius les contó que acababa de
enterarse de que la noche pasada la anciana Doriany apareció asfixiada.
Pasaron el resto de la tarde y noche tratando de averiguar algo. La estancia en
la ciudad no era cómoda. Había poca gente por las calles, la guardia atosiga a
todo aquel con aspecto sospechoso, era difícil comprar u obtener información,
pues nadie parecía fiarse de nadie. Así que antes de cenar decidieron colarse
en la casa de la anciana Doriany, esta parecía estar limpia y recogida
recientemente, buscaron mucho y muy bien, Irahel trató de discernir magia o
restos de esta en la escena del crimen, pero no lo consiguió. Lo único que les
llamó la atención fue que las tres ventanas que tenía la casa estaban sin
contraventanas (parecían arrancadas) y tapadas con tablones desde dentro...
Cansados y hambrientos regresaron a la posada, cenaron, y antes de media noche
se acostaron destrozados por el madrugón y la investigación del día.
Continuará...
Marcados saludos.-